Capítulo 14

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La junta del miércoles fue para planificar el proceso de elección para el destino del viaje. Primero se enviarán los correos a cada estudiante con la solicitud de que respondan a la misma dirección con su propuesta.

Igual hay sugerencias, no es como que los podamos llevar a Dubái.

Danielle se levantó a tirar los envases de la comida.

—Por cierto —habló—, ¿el chico que estaba en el festival es Ander?

—Sí —respondí, terminando de redactar el correo a todo el alumnado.

—Yo sí lo veo guapo —expresó América y las dos la miramos.

—Te lo presento, si quieres —volví a mi trabajo.

A las dos les he hablado de él y de los planes matrimoniales que mi madre y Regina tienen entre nosotros, solo que nunca lo habían visto en persona y, en el festival, con todo lo que pasó, no se los pude presentar formalmente.

Les basta con saber que me apoya para tenerle algo de afición.

—Solo dije que es guapo —se estiró en su silla—. ¿Cómo sabes si te gustan los chicos o las chicas? —preguntó a la nada.

Otra vez, Danielle y yo la miramos, luego entre nosotras y una vez más a ella.

—Con eso, ya tienes tu respuesta —Danielle le dio un vaso de agua.

Si pregunta es porque no sabe y, si no sabe, es porque no es ni uno ni otro. Quizá le va bien cualquier género.

Y no es que tenga un problema con decirlo, sino que es muy desinteresada en las relaciones como para hablar sobre ello.

América jamás ha tenido una relación sentimental y pretendientes le sobran, pero su respuesta siempre es que no tiene tiempo.

En ese sentido, es como Lisa: tiene sus propias cosas en la cabeza.

Alguien casi aventó la puerta y luego vi a Mateo.

—¡Lisa y David se van a pelear! —anunció.

Hice una mueca antes de abandonarlo todo sin pensar y salir de la sala.

Me dijo que estaban en la entrada de la escuela, lo suficientemente dentro del perímetro como para que los directivos no se pudieran negar a involucrarse.

No necesitaba la falta de interés del director, así que me fui por otras opciones.

Si bien llegué con el subdirector y una prefecta, yo no me acerqué, fueron ellos los que detuvieron lo que por suerte todavía no empezaba.

Busqué a Lisa entre todos los alumnos que estaban por ahí, yéndose tras las órdenes de los profesores, y alcancé a ver que se fue con Clara y con Mike.

Mientras la veía irse, sentí un cólico venir, por lo que me sujeté de Danielle.

—¿Cólico? —preguntó.

Solo asentí.

—¿Vamos a la enfermería?

—No... —le respondí a América—. Vamos a la sala.

Apoyándome de Danielle, volvimos y ella me dio un vaso de agua que tomé con un antiácido.

Las dos me hicieron compañía mientras terminaba ese correo, lo enviaba y esperaba a sentirme mejor.

Mi madre sabe que estoy en riesgo de sufrir de gastritis por el estrés y amenazó con obligarme a reducir mis actividades si presento cualquier síntoma.

Al llegar a mi casa, después de comer, subí a mi habitación, mi mochila la solté cerca de la puerta, la chaqueta la lancé al sofá y me dejé caer sobre la cama.

En la luna y las estrellas | TERMINADA | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora