✎ El Novio y El Cadáver

1

I. Carta de compromiso

•
•
-

La noticia de una nueva boda se había esparcido por el pueblo junto con la ventisca del nuevo y frío otoño.

Osamu Dazai había enviado una propuesta de matrimonio a Yuan Tsujimura, y una carta llegó a su mansión una semana después. En ella, junto a una respuesta afirmativa, también se encontraba la invitación a una cena familiar esa misma noche.

El único que se desconcertó al escuchar la noticia -y que además parecía molesto- fue el mismo Osamu. Estaba comiendo estofado preparado por la sirvienta de la casa cuando ella le preguntó a qué hora comenzaría a arreglarse para la cena de compromiso, razón por la que el joven escupió la cucharada que acababa de llevarse a la boca.

No fue gran sorpresa para Mori, quien al bajar las escaleras se encontró con el adolescente cruzando los brazos; inflando las mejillas como un infante mientras Elise limpiaba el estofado que había tirado al suelo. Después de todo, ya había escuchado el estruendo del plato de cerámica rompiéndose desde el primer piso.

-Así que ya lo sabes -dijo seguido de un suspiro cansado, ya familiarizado con las rabietas de su hijo.

-Me pregunto, ¿cómo planeabas llevarme a esa cena?, ¿mintiendo de nuevo?

-Algo así.

Osamu resopló, relajándose en la silla hasta el punto de resbalar sobre el asiento lentamente antes de simplemente dejarse caer al suelo para manchar su yukata con guiso. A pesar de eso, sabía que ninguno de los dos adultos se enojarían o sorprenderían demasiado ante su pequeña escena. Era "normal".

Así que, tras un par de simples regaños y tener que cargarlo hasta su alcoba, fue más sencillo cambiarlo y arreglarlo para la cena de compromiso.

-Te cuidé y amé por diez largos años, ¿y así es como me lo pagas?

-No recuerdo haberte pedido que me recogieras de ese basurero.

Mori le golpeó la cabeza; no con la fuerza para lastimarlo, pero sí con la suficiente para que le duela.

-Precisamente por eso deberías ser más agradecido -suspiró-. Te conseguí una buena oportunidad con la joven más codiciada de este pueblo, ¿no estás feliz de ser el afortunado?

-Probablemente aceptó por tu dinero. He escuchado que sus padres están en la ruina...

Otro golpe le hizo callar, esta vez recibiendo un impacto más fuerte. Se llevó la mano a la cabeza y frunció el ceño mientras su padre arreglaba el cuello de su kimono, portando nada más que el mismo gesto enojado.

Sin embargo, él era un hombre paciente que se calmó al ver la figura de Osamu con ese atuendo elegante que le había mandado a hacer hace unos meses. No podía estar enojado todo el tiempo con su querido niño.

-Sólo dale una oportunidad, ¿sí? Y si te sigue disgustando tanto la idea del matrimonio, me aseguraré de que no te cases. Además, con tanto lujo que se dan, dudo que esa familia esté en malas condiciones económicas.

Dio una suave palmada en su espalda para hacerle caminar fuera de sus aposentos, y sin siquiera una excusa para escapar del compromiso, no había más opción que asistir a la dichosa cena. Esto sería una pesadilla.

-
•
•