Dieciséis

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El coche de Neil Hargrove se acercó lentamente a la vieja casa

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El coche de Neil Hargrove se acercó lentamente a la vieja casa. Tanto él como Susan bajaron del vehículo, llevando sus bolsos. Los colocaron sobre la mesa de la cocina. Susan miró hacia arriba y gritó:

—¡Hola, chicos, ya estamos en casa! —esperaba ver el pelo rojo de su única hija.

Al no recibir respuesta, Susan frunció el ceño.

—¿Chicos? —preguntó, algo confundida, mientras se adentraba en la sala de estar—. ¿Hola? —volvió a gritar.

****

Susan abrió la puerta del dormitorio de su hija y echó un vistazo. Lo único que vio fue la patineta destrozada de Max y una ventana abierta de par en par. Las cortinas amarillas se movían suavemente con la brisa. Susan suspiró, caminó hacia la ventana y la cerró.

****

En el dormitorio de Billy, "The Four Horsemen" sonaba a todo volumen. La música estaba tan fuerte que no oyó la llegada de sus padres.

Billy se acercó al espejo, se colocó un cigarrillo entre los labios y lo encendió. Cerró el encendedor y movió la cabeza al ritmo de la música, inclinándola hacia atrás mientras daba una larga calada. Levantó una mano y se quitó el cigarrillo de los labios.

Suspiró, dejando que el humo escapara de sus pulmones, y comenzó a golpear suavemente su cabeza al compás de la música. Sonrió, satisfecho con su reflejo, y sacó un producto para el cabello del cajón. Roció su melena rubia y se aseguró de arreglar algunos mechones rebeldes. Después, tomó su colonia, aplicándose un poco en las muñecas y frotándola en su cuello.

Billy sonrió mientras se apartaba los jeans y se aplicaba colonia en su entrepierna. Soltó un suspiro de placer, disfrutando del momento. Se miró una vez más en el espejo, sonriendo y moviendo suavemente las caderas, satisfecho con lo que veía. Colocó el cigarrillo de nuevo entre sus labios, aspirándolo lentamente mientras se guiñaba un ojo en el espejo.

Sabía que esta noche se iba a follar a Darian Wheeler. Había arruinado las cosas con ella antes, pero esta vez no iba a dejarse llevar por los sentimientos. Quería saber cómo se sentirían esos labios rojos perfectos alrededor de su pene. Había fantaseado con eso por mucho tiempo.

—Vamos, Hargrove —murmuró para sí mismo, sonriendo.

De repente, escuchó un suave golpe en la puerta de su dormitorio. Era Susan, llamando por encima de la música.

—¿Billy? —preguntó.

Billy miró la puerta a través del espejo.

—Sí, estoy un poco ocupado aquí, Susan —respondió, su voz llena de fastidio.

—¡Abre la puerta! ¡Ahora mismo! —gritó Neil, su voz llena de ira.

Billy suspiró, mirándose una última vez en el espejo. Dio una larga calada a su cigarrillo, luego lo apagó en el cenicero.

80'S Love • (Billy Hargrove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora