Yue, quien alguna vez fue una princesa, era ahora una prisionera de la emperatriz Ariana y quien la metió allí fue Efrit, quien alguna vez fue su amigo y su prometido lo habia traicionado.
Sintiéndose entre miserable y culpable Yue muere en soledad...
La noche fría y estrellada era iluminada por el fuego, dejando ver la muerte y destrucción por donde quiera que viera, la nieve estaba manchada por la sangre de su tribu que había sido asesinada a sangre fría.
¿Porque…?
Estaba rodeada por los guardias del reino de Xek, delante de mí se encontraba la emperatriz Ariana junto a sus joyas que me apuntaba con una espada y me miraba de manera arrogante y superior.
Podía verla mover la boca pero no podía oir nada de lo que decía, aun me encontraba en shock por todo lo que estaba ocurriendo, un par de manos me sujetaron de los brazos y me esposaron las manos en la espalda.
Mis ojos se movieron en dirección al comandante de Xek, Efrit Karsia, que era el único del joyero que no me dirigía la mirada.
¿Tu…me engañaste?
¿Todo fue una mentira?
Todo este tiempo en el que estuvo aquí, conmigo, me engaño.
Me tendió una trampa.
Me traiciono.
—¡DETENTE NIÑA!
—¿Que-? ¡Ah! ¡ABA!
Yue estaba tan perdida en sus pensamientos que había olvidado que se encontraba entrenando su agua control con su abuela, era un entrenamiento ligero pero Yue sin querer queriendo término creando un muro de agua congelado sobre su abuela quien solo tenía las manos y cabeza libres.
Con un movimiento de sus brazos Yue derrite el hielo convirtiéndolo en agua y liberando a su abuela de sus ataduras.
—¡Perdón aba, no fue mi intención congelarte! ¡Perdón!—Yue se disculpó una y otra vez acercándose a su abuela
—Esta bien niña, pero si pretendías ahogarme pudiste apuntar a la cabeza.
—¡N-No aba! ¡No diga eso!
—Relájate niña, solo bromeaba.—la abuela sonrió mirando a Yue—Tus ataques han mejorado, y eso que solo han pasado tres días desde tu recuperación…aunque ibas por las nubes niña y tus ataques eran muy erráticos, parecías querer matar a alguien ¿En qué estabas pensando?
Yue apartó un poco la mirada con vergüenza.
—No es relevante.
—No piensas decirmelo.—dijo su abuela de brazos cruzados—¿Debo adivinar?
—No aba, yo…tengo que irme, permiso.
La abuela de Yue solo dobló las cejas ante la actitud de su nieta, suspiro algo cansada mirando como Yue desaparecía en la lejanía.
—Esa niña ha estado actuando muy extraña desde que se curó de su gripe.—admitió sin más retirándose del lugar también
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