Las paredes blancas y un techo similar junto con el olor característico de los antisépticos se le habían hecho ya demasiado familiares, poco a poco se había aclimatado a la habitación, sin saber nada del mundo exterior aparte de su ventana. Por desgracia, o por suerte, dependiendo de la persona, una belleza de pelo azul se había situado en la línea de luz solar, bloqueando los rayos del sol que casi le cegaban cada mañana.
Esta habitación, era su casa, y ya la estaba maldiciendo sin fin. Dos semanas llevaba aquí, recuperándose de su horrible pelea con su némesis. Y dos semanas en las que se le mimaba como si fuera una delicada muñeca de porcelana, le irritaba sobremanera, ya que sólo querría que esto acabara. Probablemente ya se habría tirado por la ventana de no ser por la insistencia de su más querida amiga, Konan. Que ahora estaba leyendo poesía para sí misma, murmurando las palabras en voz baja, una costumbre suya, mientras él se quedaba tumbado observando.
Llevaba un rato dándole vueltas a esa sonrisa petulante de ella, que se convertía en una suave mueca cada vez que posaba sus ojos en él. No sabía lo que era, aparte del hecho de que había dicho algo en sueños, y ahora la mujer se comportaba como una colegiala mareada. Estaba insufriblemente satisfecha de sí misma, hasta el punto de que ahora intentaba arrancarle una sonrisa a él. Hasta que recordó, su promesa.
Su batalla destinada con Obito Uchiha, la que le puso en esta habitación de hospital, la que le dejó cicatrices que nunca sanarían del todo. Le veía, cada vez que cerraba los ojos, su máscara parpadeaba en su mente y desaparecía en un abrir y cerrar de ojos, cada vez que sus ojos azules viajaban a la forma de Konan, cada vez que oía a los pájaros piar fuera de la ventana. Todo se decidiría dentro de una semana, tenía que salir de esta habitación y recuperarse ya que sólo podía suponer, que cuando no apareciera, no pasaría mucho tiempo hasta que Obito lo encontrara, descuartizara a Konan y acabara con su vida aquí mismo, en esta cama.
"¿Qué estás leyendo?" preguntó Naruto, apartando los ojos de Konan y mirando la pared a su izquierda, si esto era por ligera vergüenza o una fachada para ocultar su curiosidad nadie lo sabía realmente, su amiga sólo pudo sonreír un poco ante su preocupación.
"Un poema, sobre el amor y la venganza, una mujer cuyo corazón pertenece a otro es arrastrada por un ninja celoso que la golpea y viola, su amante, un pescador, mata al shinobi mientras duerme tras lo cual es encarcelado y la mujer no vuelve a verle, lo que la lleva a suicidarse" habló Konan con una alegre melodía en su voz y con unos brillantes ojos ambarinos.
"¡¿Leyó eso?!" habló Naruto, desconcertado ante su amiga mientras ella seguía sonriendo complacida, orgullosa de haber sido capaz de obtener una respuesta real del hombre. "Te lo has inventado". La sonrisa era toda la prueba que necesitaba para saber que era cierto, que le habían engañado y que era un tonto por ello, del tipo cómico. "Me alegra saber que mi dolor te proporciona todo el placer del mundo", murmuró con sorna el paciente del hospital.
"Oh no, hay muchas cosas que me traen una sonrisa a la cara" dijo Konan, pasando una página en su libro mientras su contraparte resoplaba ante esto, le permitió a la bluenette esta pequeña victoria suya, su sonrisa nunca se desvaneció mientras la rubia cerraba su único ojo visible, dejando que el descanso lo venciera, un hechizo de la noche que se avecinaba. Mientras le observaba dormir, el dolor de su corazón crecía, arañando desde dentro, arañando las paredes. Pronto se lanzaría sobre Obito, el que le puso en esta cama, el que le torturaba incluso ahora. Un hombre, con un ojo que apenas funcionaba, un brazo y una pierna que funcionaban y una espada rota para colmo. Deseaba poder detenerle en este rumbo, coaccionarle para que abandonara esta persecución, pero sabía que no importaba qué palabras le ofreciera, él refutaría cada una de ellas. Obito vendría a por él, siempre, para acabar con él e incluso ahora, mientras le observaba, dando vueltas en su cama, con el sudor goteando por su frente, hacía que todo su ser le doliera.
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Naruto - Alumno de Madara ✔️
RandomA manos de su mejor amigo, Sasuke Uchiha, Naruto murió en el Valle del Fin. Ahora revivido por Madara, Naruto completará el plan del Ojo de la Luna y traerá la paz al mundo, o matará a cualquiera que se interponga en su camino antes de que su odio l...