⚠️A lo largo de este capítulo nos encontramos ante escenas de violencia, extorsión, palabras fuertes y con la presencia de consumo de drogas⚠️Dejé la mochila encima de la mesa, pensando en qué clase de preguntas tendría que responderle a Matt cuando le contase todo lo que estaba a punto de pasarme. Aún no había tenido tiempo para contarle todo lo que había pasado el día anterior porque aquella mañana aún no había llegado a casa.
Me lo encontré en la habitación, frente a la cama, con solo una toalla azul rodeando su cintura. Acababa de ducharse y de arreglarse. Me gustaba cuando se afeitaba la barba y no parecía un vagabundo.
—Hola guapa.— se acercó, pasando sus brazos por mi cintura.— ¿Qué tal te fue ayer? No sé nada de ti desde anoche.— se apoyó sobre mi hombro, con sus rizos haciéndome caricias sobre la cara.
—Hemos descubierto algo muy grande.— sus manos bajaron hasta mis pantalones, desabrochándome el botón y bajando la cremallera.— Ahora estamos preparando una presentación para poder contar todo lo que hemos visto y descubierto.
Me sentó en la cama, siendo más fácil para él bajarme y quitarme los pantalones. ¿Siquiera me estaba escuchando?
—Sigue, cariño, que te estoy haciendo caso.
Aún no me había dirigido ninguna mirada. Solo estaba pendiente de mi cuerpo y de cómo quitarme la ropa mientras que yo le hablaba de mi vida, que al parecer no le importaba una mierda.
—Vamos a tener que hacer una presentación más extensa que los demás compañeros.
—¿De qué?— alcanzó su teléfono para comenzar a escribirse con alguien. Sonreía al mirar la pantalla, sin fijarse en mi.
—De la asignatura de las mujeres. Ya te lo expliqué el otro día.— suspiré. Solo exigía un mínimo de atención por su parte.
—Ah...ya...creo que me acuerdo.— se quitó la toalla.— ¿Te apetece?
Me levanté harta de aquella situación. Le empujé para que me dejase marcharme. Quizá todo aquello que me había dicho Daniel no era una tontería y necesitaba en serio un descanso de relaciones amorosas.
—¿Qué te pasa ahora? Siempre estás igual. Nunca sé qué es lo que quieres, joder.
—Matthew, estoy cansada. Llego todos los días agobiada por las clases y los exámenes y cuando me ocurre algo más importante y que me hace ilusión contarte, no me haces caso. ¿Por qué no pones algo de tu parte? ¡No pido nada más! Y no, no me apetece chupártela. Quiero dormir.
Me fui hacia mi armario para ir a por un pijama. Me quité la ropa que me quedaba para poder cambiarme y tener una tarde tranquila. Una siesta podría arreglar todos mis problemas. No llevaba ni un minuto tumbada cuando sentí la presión de su cuerpo sobre el mío. Abrí los ojos, fijando la mirada en la foto que estaba enseñándome. Era yo, desnuda. Tenía una...varias fotos en las que salía desnuda sobre la cama. Y en la ducha. Le miré.
—¿Cuándo me has hecho esas fotos?— su mano fue a mi cuello, apretando con fuerza.
—Hace un par de semanas, en aquella fiesta...¿no te acuerdas...? Me pediste que te hiciera fotos para que pudiera recordarte así de sexy.— su voz se clavaba en mi cabeza.— Y sí, estas fotos me ponen muy caliente cuando las veo.— sentía su erección contra mi cuerpo.— Pero puedo borrarlas a cambio de un módico precio...
Me dio la vuelta, estando el uno frente al otro. Sabía que no estaba drogado porque era incapaz de ducharse solo cuando lo estaba y por eso me daba más miedo. Si consumía, sabía que lo hacía porque no estaba viviendo en nuestra realidad, pero cuando no, todo lo que me hacía era de manera consciente.
—Me pregunto si a tus otros amiguitos también le habrás dicho que te hagan esta clase de fotos...—sentí sus dientes en mi oreja.— Te gusta que te traten como a una puta, ¿verdad? ¿Sabes cómo se ganan la vida las putas?— sentí como aspiraba mi esencia.
Quería salir de ahí. Quería escapar o morir en el intento. Me daba igual cómo quedase mi cuerpo después de todo aquello mientras que pudiese evitarlo todo.
*
Habían pasado ya varios días desde que le pedí por primera vez a Daniel que le devolviera la chaqueta a Ethan. Y como me evitaba cuando le hablaba del tema, había decidido ir por mi propia cuenta al local para acabar con todo. Solo tenía que dejarle la bolsa a la chica tatuada que atendía las citas y salir de allí sin que nadie se diera cuenta.
Vigilé desde la distancia antes de acercarme para no encontrármelo ni en la puerta ni dentro. Esperaba que estuviese varias horas metido en su cabina para que no pudiera distraerme de mi cometido.
—Hola.— miré hacia todas partes, asegurándome de que las personas que esperaban en los sillones eran simplemente desconocidos y no Ethan.—Tengo que dejar una cosa de Ethan, esperaba que se la pudieses dar en cuanto termine de trabajar.— puse la bolsa sobre la mesa.—No hay ningún problema, ¿verdad?— me sonrió, sacando la lengua para mostrar instintivamente un piercing que tenía en esta.
—Claro que no. Se lo diré ahora mismo. Puedes esperarte si quieres, no creo que tarde mucho.
—No, no...— retrocedí un par de pasos— tengo que marcharme. Él ya sabe que se la tenía que devolver. Adiós.— me di la vuelta con prisa, saboreando ya la victoria. ¡Lo había conseguido! Solo quedaba llegar hasta la puerta y salir de allí corriendo.
—Anna.— me giré por impulso, maldiciéndome cuando le vi frente a mis narices.— Entra conmigo, te estaba esperando.— cogió la bolsa en el camino hacia su cabina mientras que yo seguía sus pasos.
¿Por qué, estúpida idiota, no te has ido cuando el se ha girado? ¿Por qué tienes que hacerle caso a la persona que está confundiendo a tu corazón? Mi yo inconsciente estaba gritando mientras que Ethan cerraba la puerta.
Iba con una camiseta blanca de manga corta que, a pesar de ser un básico en el armario, le quedaba genial. Los pantalones anchos le llegaban hasta el suelo. ¿Qué quería de mí aquel Dios?
—Enhorabuena por lo de vuestro proyecto. Dani me lo ha comentado un poco por encima, pero me ha dicho que tú serías la persona ideal para explicármelo.— se sentó en su silla, cediéndome la camilla.— ¿Cómo lo llevas?
—Ah...gracias. Estoy algo nerviosa porque habrá más gente de lo habitual, pero bueno, le podría haber pasado a cualquiera...
—Cuéntame qué pasó. Cómo descubristeis esos apuntes o notas...Dani no es que sea el mejor para contar anécdotas.
—¿De verdad quieres escucharlo?— subí mis piernas a la camilla, abrazándolas.
—Por supuesto.— arrastró su silla hacia mi.
Se lo expliqué todo, hasta di todos los detalles que hasta el momento me parecían insignificantes. De aquella misma manera es lo que había querido que Matthew hiciera conmigo. Pero sabía que Ethan y él eran personas completamente distintas, casi opuestas. Ethan estaba atento a todo lo que decía, afirmando de vez en cuando y asombrándose cuando le contaba cada suceso. Se disculpaba conmigo por si le molestaba que limpiase su material mientras seguía contándole mi día y me preguntaba interesándose por los detalles.
—¿Me invitarás a la presentación? Quiero ir a veros. Sé que Dani aceptaría sin dudar, pero no sé si tú estás incómoda con mi presencia.
—Según nuestra profesora habrán muchos invitados...no sé si habrá sitio para que puedas sentarte.— quizá aquello sonaba a que no quería invitarle.— Quiero decir que...quiero que vengas. Pero no está garantizado que tengas un sitio en primera fila.