—Entonces, ¿son amigas de la infancia? —preguntó Izuku curioso.
—No —dijo Kazumi.
—Sí —dijo Ikumi al mismo tiempo.
Cruzaron miradas por un segundo y Kazumi habló, mirando a Izuku.
—Éramos amigas —dijo recalcando el pasado.
El profesor miró a Ikumi, que bajaba la mirada nuevamente, haciéndose cada vez más pequeña en su lugar.
Izuku suspiró.
—Bien... no voy a darles un castigo por ser el primer día —comenzó. Las chicas se relajaron bastante ante esto; sin embargo, Izuku rápidamente volvió a hablar—. Pero... —dijo asintiendo—, ¡no pueden pelearse de esa manera! Necesitan aprender a, por lo menos, convivir, niñas.
Ikumi asintió.
—¡Sí! Lo siento, Profesor Midoriya —hizo una reverencia sentada. El cabello escondía la mayoría de su rostro mientras se enderezaba. Izuku, por primera vez, pudo ver los ojos de Ikumi: eran de un color verdoso, casi aqua, muy claros y brillantes—. No volverá a pasar...
—Pff, sí claro. Vuelves a golpearme con tu quirk y voy a hervir tu cara —amenazó Kazumi.
—¡Miyazaki! —La chica se encogió de hombros cuando lo escuchó, pero no lo miró ni se vio arrepentida.
Ikumi volvió a bajar la cabeza.
—Quiero que sepan que, de ahora en adelante, van a entrenar juntas. Serán compañeras y espero que puedan llevarse mejor este año. ¿Entienden? No pueden ser héroes y comportarse de esa manera.
—Además —por primera vez, Katsuki habló y se acercó. Puso sus manos sobre el sillón de Izuku y miró directamente a Kazumi—, con esa actitud de mierda no vas a llegar a ningún lado.
—¡Kacchan! —dijo alarmado. No podía usar ese vocabulario con sus estudiantes, no iba a permitirlo—. No te metas si vas a hablar así.
—¿Kacchan? —Ikumi los miró—. ¿Son amigos de la infancia también?
Izuku le sonrió y asintió.
—Sí, nosotros nos conocimos en preescolar. Éramos vecinos.
—¿Puedo irme ya? —dijo la rubia, parándose del sillón. Ikumi la miró y rápidamente se paró también.
Izuku suspiró.
—Claro, pero recuerden lo que les dije —dijo mientras acompañaba a las chicas hacia la puerta—. De ahora en adelante deben intentar llevarse mejor. No quiero ver más peleas entre ustedes o tendré que tomar medidas peores, ¿bien?
Ambas niñas asintieron. Kazumi se fue primero, mientras que Ikumi agradeció varias veces más antes de irse por completo.
Izuku cerró la puerta y se recostó contra ella. Katsuki se acercó a él.
—¿Será un año difícil para ti, mm? —el rubio puso su brazo sobre la pared cerca de la cabeza de Izuku, inclinándose hacia él.
Izuku cerró los ojos mientras pasaba sus manos por su cara.
—Estoy seguro de que serán mi karma —se quejó y dejó sus manos en su cabello por un momento. Luego abrazó a Katsuki por los hombros—. Será un año difícil, Kacchan.
Bakugou lo abrazó con la otra mano, acariciando su espalda y escondiendo su nariz en el hueco del hombro y cuello de Izuku.
—¿Vas a venir a mi departamento hoy? —preguntó, besando su cuello.
—Mm, no puedo... Tengo que organizar las clases aún y...
Katsuki abrazó a Izuku con ambos brazos, tomándolo por sorpresa.
—¿No puedes hacerlo en mi departamento? —se quejó. Katsuki era muy pegajoso cuando quería.
Izuku agarró las mejillas del rubio en sus manos y lo hizo mirarlo a los ojos.
—Los dos sabemos que no vas a dejarme trabajar —Katsuki hizo una mueca.
—Bien, otro día será...
Katsuki comenzó a acercarse otra vez a los labios de Izuku. Por fin, se besaron. El pecho de Katsuki se llenó por completo mientras abrazaba lo más cerca que podía a su novio. Se enderezó y eso hizo que Izuku se pusiera un poco de puntas de pie para no alejarse demasiado.
Suspiraron y abrieron sus bocas. Katsuki e Izuku comenzaron a mover sus labios a un ritmo lento, cálido y amoroso. Estaban fundiéndose en el beso y abrazándose como si fuera la última vez que se verían.
El celular de Katsuki comenzó a sonar y el rubio se separó molesto. Izuku se recostó en el hombro de él mientras revisaba el celular.
—Se acabó mi hora de almuerzo —se quejó y guardó el celular en su traje de héroe. Izuku levantó la mirada.
—¿Almuerzo? ¡¿No comiste?!
—No... Estaba ocupado contigo —frunció el ceño pensando que era obvio.
—¡Es necesario que almuerces! Vas a desmayarte en la patrulla.
El rubio negó con la cabeza.
—No voy a desmayarme, Izuku —Katsuki se separó de él con mala gana. Le acarició el cabello y dejó su mano sobre su cuello—. La idea era almorzar contigo... Pero bueno, Miyazaki y Nakamura tenían que pelearse, ¿no?
—Ugh... lo siento.
—No pasa nada, no es tu culpa —besó su frente—. Buena suerte con ellas —se separó y caminó hacia la puerta—. ¡Lo vas a necesitar!
...
Era de noche. La habitación de Izuku estaba a oscuras, excepto la luz de su escritorio que iluminaba sus papeles. Estaba organizando la información de sus estudiantes, examinando los detalles de las planillas de quirks y viendo los resultados que habían tenido en el examen de ingreso. Aizawa le había dado una carpeta con los vídeos recopilados del examen de cada uno de sus nuevos estudiantes.
Cada uno había logrado acabar con un promedio de cuatro robots. Algunos más, otros menos, pero no mucho. Sin embargo, Kazumi Miyazaki se había lucido en el examen de ingreso con muchísimos puntos, estando en el puesto número uno. No le sorprendía; su quirk era muy útil en el examen. Buscó los vídeos de Ikumi Nakamura para variar. Quería ver cómo controlaba la niña su quirk por su cuenta.
Izuku puso play al vídeo. Ikumi estuvo una gran parte del examen haciendo ráfagas de viento muy débiles. Parecían muy distintas a las que había visto en la cafetería. Ikumi terminó el examen con la menor puntuación de todos, e Izuku recordó sus propios inicios.
Su teléfono sonó y sonrió cuando vio el contacto "Kacchan" en la pantalla.
—¡Hola! —contestó la llamada.
—Hola, Izu... —Katsuki le habló por el otro lado de la línea. Se estaba secando el cabello con una toalla con su mano libre.
—Mm, estoy casi terminando —dijo, bostezando—. Estoy muy intrigado por Nakamura... estuve viendo sus vídeos del examen de ingreso —Izuku se paró de su asiento y comenzó a caminar por su habitación—. Las ráfagas de viento que hizo en el examen no son ni un cuarto de las que hizo en la cafetería... ¿Por qué usaría menos potencia en su examen?
—Ella dijo que lo hacía sin querer...
—Puede ser que tuviera miedo de descontrolar su quirk y lastimar a alguien —Izuku puso su mano sobre su mentón, pensativo—. Debería tenerla vigilada. Necesito saber por qué se descontrola su quirk para ayudarla.
—Seguro que vas a llegar al fondo de eso, nerd —Katsuki se recostó en su cama con un gemido, aún con su celular en la oreja.
—Eso espero —Izuku se acostó en su cama también—. Quiero ayudarla.
—Yo quiero tenerte aquí —se quejó, e Izuku soltó una risa—. Te extraño.
—Nos vimos hoy, Kacchan —dijo, mordiéndose la uña de su pulgar. Sentía su rostro arder; puede que tuviera 25 años, pero se sentía de 15 cuando Katsuki hablaba con él de esa forma.
—Sí, una hora, no me es suficiente —ambos quedaron en silencio un segundo—. Quiero que vivas conmigo.
Izuku volvió a reírse.
—Kacchan, ¡empezamos a salir hace como una semana!
—¡Once días!
—Bueno, una semana y cuatro días, casi lo mismo —Izuku se dio vuelta en su propia cama. ¿Era normal sentir mariposas recorrer todo su cuerpo a los 25 años?
—¿Cuál sería el problema de todas formas? Nos conocemos desde que aprendimos a hablar, ¿qué importa si llevamos menos de un mes de novios? —Katsuki pasó su mano por su propio cabello húmedo, lo echó hacia atrás mirando el techo de su habitación.
—Vamos a mudarnos juntos... eventualmente —Izuku sentía sus párpados cansados y pesados— Umm... tengo un poco de sueño, Kacchan, pero...
—¿Pero?
—No quiero cortar la llamada... quiero seguir escuchando tu voz.
Era el turno de Katsuki de sentir su cuerpo arder y su corazón latir a ritmo acelerado.
—Eso se solucionaría si viviéramos juntos —se quejó—. Podríamos estar abrazados y mientras te cuento cómo me fue en mi patrulla de hoy, dejaría caricias por tu espalda, podría peinar tu cabello y...
—¡Ya, Kacchan, ya! —las mejillas de Izuku dolían de tanto sonreír—. No me hagas arrepentirme de haberte dicho que no sobre ir a tu departamento.
Katsuki soltó una carcajada llena de triunfo.
—¡Sabía que te ibas a arrepentir! —miró su propio reloj y suspiró al notar que ya era bastante tarde—. Deberías ir a dormir, bueno, yo también...
—De acuerdo —dijo triste mientras miraba su propio reloj. Por suerte, ya se había cambiado a su pijama hace bastante, así que solo debía meterse en sus sábanas y descansar—. Buenas noches, Kacchan...
—Buenas noches, Izuku —le susurró, y ambos apagaron sus teléfonos.
Izuku, obviamente, durmió con la voz de Katsuki en su mente y tuvo una noche muy linda cuando se lo encontró en sus sueños.
...
Son bien empalagosos nskrj🫠