Hyunjin se encontraba en su habitación, en la casa de sus padres, apoyando su espalda en el respaldo de la cama, mientras sostenía un cuaderno sobre sus rodillas flexionadas.
Era su última noche ahí, antes de tener que volver a Seúl. Debería haber estado descansando ya, pero a pesar de sentir el cansancio del día, no podía dormir.
La tiza en su mano trazaba líneas delicadas sobre el grueso papel, en el que el dibujo de un par de ojos estaba siendo terminado.
Dió los toques finales, para agregar un efecto de luz en las pupilas, y, cuando terminó, soltó un suspiro.
Observó con detenimiento su creación, mientras sentía algo removerse en su pecho.
Había dibujado la mirada de Innie…otra vez.
Movió sus dedos con lentitud, regresando a las páginas anteriores a esa, encontrándose con más dibujos que le recordaban a ella.
Lo hacía sin pensar, sin intención. Muchas veces tomaba su cuaderno con alguna idea en su mente, y terminaba haciendo algo completamente diferente, algo sobre ella.
Su rostro, sus manos, su cabello, su sonrisa…sus lágrimas.
Cerró el cuaderno y lo puso en su buró, cuando sintió que las emociones dentro de él comenzaban a alterarse.
Cerró los ojos y regularizó su respiración, tal cómo la psicóloga le había enseñado.
Hacía un par de meses, cuando sintió que lo que estaba pasando lo estaba hundiendo en un lugar sin fondo, decidió buscar ayuda profesional, siendo esa una de las mejores desiciones que pudo haber tomado.
Al principio fué difícil aceptarlo, decirle a alguien desconocido que estaba confundido, dolido, completamente abrumado…
…Por el hecho de haberse enamorado de un chico.
Porque entonces, ¿Eso en qué lo convertía a él?
Tardó un tiempo en aceptar el hecho de que Innie, solo estaba siendo quien verdaderamente deseaba ser, viviendo como eligió hacerlo.
Y qué él, solo era Hyunjin, un chico que no tenía que ponerse ninguna etiqueta si no lo deseaba, un chico que sentía, y que podía elegir a quien amar.
Estaba aprendiendo a reconocer sus sentimientos y manejar sus emociones. Por eso, durante el proceso de aceptación hacia sí mismo, y tomando el valor suficiente, fué que decidió hablar con sus padres.
Al principio, había sido confuso también para ellos, quizás un poco abrumador, sin embargo, cuando asimilaron la situación, no dudaron en brindarle todo su apoyo.
Se había sentido como un traidor al revelar el secreto de Innie a alguien externo, sin embargo, sentía que había sido necesario.
—¿Estás consciente de todo lo que conllevaría tener una relación con ella?—Le había preguntado su madre, mientras sostenía sus manos entre las suyas.
Hyunjin la había visto entre sus lágrimas—Si.
—Y aún así…¿Todavía quieres estar con Innie?—Su padre lo vió, con sus ojos sabios y seriedad en su rostro.
La voz de Hyunjin salió firme a pesar del temblor de su cuerpo—Si.
Su padre sonrió.—Entonces, haz lo que te haga feliz.
Pero Hyunjin no sabía cómo hacerlo, no había tenido el valor de buscarla.
Se había limitado a verla por los pasillos de JYP, viendo como ella le rehuía la mirada, y sabiendo acerca de cómo estaba, gracias a lo poco que podía sacarle a Minho y a Felix, quienes habían tomado la decisión de mantenerse al margen.
Él también había cometido errores cuando se sintió confundido y traicionado, errores que sabía bien, habían lastimado a Innie.
Había hecho cosas de las que no se sentía orgulloso, cosas que deseaba nunca hubieran sucedido.
Muchas veces, había querido tomar su teléfono y llamarla, ir a su apartamento para hablar con ella.
Deseaba decirle que estaba recibiendo ayuda profesional, que estaba trabajando fuertemente para ser una mejor persona, alguien digno de poder estar con ella.
Porque sabía lo que quería, pero no sabía cómo hacer que sucediera.
Su mirada fue hacia su mesa de noche, viendo la pequeña caja de terciopelo negro en la que se encontraba guardado el dije que le había comprado por su cumpleaños. Aún no sabía cómo demonios iba a hacer para dárselo, pero, el pensamiento de por fin ser capaz de hablar con ella, encendía en él una chispa de esperanza.
Extendió su brazo para tomar la caja, y la abrió. El pequeño corazón de oro blanco brilló bajo la luz de su habitación.
Se había gastado los ahorros de toda su vida, pero al imaginar el collar alrededor del delicado cuello de Innie, pensó que había valido por completo la pena.
Cerrando la caja de terciopelo, la guardó en el bolsillo de su sudadera y se ahogó en el silencio de nuevo.
Soltando una exhalación, tomó su teléfono y bajó hasta encontrar el chat que tenía con ella.
Su pulgar dudó sobre el teclado, pero, esa noche, después de mucho tiempo, algo le dió la valentía suficiente para presionar el botón de desbloqueo.
Su corazón latió en sus oídos al momento en que los mensajes en su conversación empezaron a aparecer.
Innie le había escrito.
Hyunjin se sentó muy derecho, sus ojos haciendo un rápido escaneo, viendo los mensajes que ella le había enviado.
Con manos temblorosas, subió la conversación hasta llegar a la fecha en que la bloqueó.
Mi Innie❤️
10 de octubre.
11:23 p.mMe bloqueaste.
Lo entiendo.
Lo siento.
Solo quiero saber cómo estás.Mi Innie❤️
11 de octubre.
08:21 p.mHyunjin, Hyunjin, ¿Cómo estás?, solo quiero hablar contigo, si en algún momento ves este mensaje, ¿Podrías darme la oportunidad de verte?, ¿Por favor?
Mi Innie❤️
12 de octubre.
03:20 a.mDios mío, te extraño tanto.
Mi Innie❤️
13 de octubre.
11:05 a.m¿Ya comiste?
Mi Innie❤️
13 de octubre.
09:45 p.mNo merecías que te mintiera. Hyunnie, no sé qué hacer.
Mi Innie❤️
14 de octubre.
04:14 a.mMe rompe el corazón que actuemos como desconocidos cuando nos encontramos en los pasillos de la empresa.
Mi Innie❤️
15 de octubre.
03:50 p.mEscuché que saldrás con Do-Yun. ¿Es cierto?