CAPÍTULO 44.

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"Todo es posible si dos personas realmente quieren estar juntas lo estarán. No importa las condiciones. No importan las pruebas, los obstáculos, los años ni la distancia. Cuando hay amor y voluntad todo es posible."



| Los Ángeles |

No se cuánto tiempo exactamente llevaba revolcándome en mi miseria. Sólo recordaba vagamente recibir la llamada de Mark para decirme que me tomara unos días de descanso. Y al comienzo negué, luego se lo agradecí pensando que podría pasar esos días con mi hija, apoyarme en ella y empaparme de todo su dulce amor que me da. Cuando llegue a casa no imaginé que sería todo lo contrarió. Que sí, había llegado a abrazarla con fuerza mientras me mordía el labio para no llorar delante de ella. Todo el día no la solté ni un segundo, jugamos, vimos películas de Disney, la dormí en mis brazos y cuando la acorruque, cuando el silencio gobernó la casa, la realidad me golpeo.

Al cerrar la puerta de su habitación, corrí al estudio. Corrí hacía el piano con la intensión de tocar una melodía que calmara mis pensamientos. Pero las manos me temblaban y las lágrimas me hicieron su presa. Me cubrí la boca con la palma de mi mano para no despertar a Valerie. Y mire a mi alrededor en busca de algo, de alguien, de él.  

Recordando todo y preguntándome si la decisión que había tomado era la mejor. Si esto era todo. Me sentía tan arrepentido, con tantas ganas de llamarle y pedirle que viniera a abrazarme, de escucharlo decirme cuánto me ama. De poder volver a creer en sus palabras, en él. Y cuándo lo intentaba, tomaba mi teléfono y llamarle me detenía el miedo. Me obligaba a sentir y pensar que haberme ido fue lo mejor.

Y entonces caí en depresión. Los días que pensaba pasar con Valerie, se volvieron en quedarme en mi cama acorrucado bajó las mantas, con las cortinas cerradas. No comía, apenas me levantaba al baño. Thais y Emma cuidaban de Valerie. No tenía fuerzas para nada ni nadie.

Me sentía mal padre. Me sentía enojado conmigo mismo por permitir que otra vez Hyukjae me afectara de esta manera. En uno de esos días Emma había entrado a dejarme de comer y al ver que aún seguía intacta la cena de la noche anterior, la levanto sin decirme nada, la escuche caminar hacía la puerta y antes de cerrarla la escuche decirme "Sí te va a doler aferrarte a la idea de que estás mejor sin él y también te va a doler estar con él y no confiar, ¿no termina siendo lo mismo Donghae?" 

Le di la espalda sin saber que contestarme a eso. Porque no tenerlo dolía pero tenerlo también dolía. Y siguieron los días así hasta que mis vacaciones terminaron. Hasta que ese día llegó Thais y abrió las cortinas de mi habitación y me arrebato las cobijas de mi cuerpo. Gruñí y cerré los ojos por la luz que me daba en toda mi cara. Me aferre a mi cama y busque a tientas de vuelta las cobijas hasta que los brazos de Thais con una fuerza que desconocía de ella, me levantaron y me obligaron a tomar un baño. Me negué a comer algo y salí detrás de ella.

En camino a la locación, fui revisando los papeles que ella me entrego. Y creo que por ese momento regreso a mí la disciplina de Idol que tengo tatuada en mi piel. Pues deje de lado mis sentimientos, mi tristeza y me enfoque en mi trabajo. Comencé a hablar y hablar sobre ideas para la sesión de fotos a la que íbamos. Thais solo escuchaba.

--... Me estás escuchando?--le dije, frunciendo el ceño al ver que girábamos una curva y frente a nosotros nos acercábamos a una fabrica abandonada.

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