Su cita no va a venir.
Esto no debería sorprenderle. De hecho, su cerebro ya debería haber sido consciente de este escenario desde los primeros treinta minutos en los que el asiento frente a él todavía sigue desocupado.
Excepto que no se había dado...
Hola, les recomiendo ambientarse con música jpop tal vez les ayude a sumergirse en la historia, bueno sin más que decir continúen.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se quedó mirando su teléfono por lo que parecía ser la millonésima vez hoy.
Nuevamente, no hay ningún seguimiento del mensaje que le envió a su cita sobre si la cita se llevaría a cabo o no. Han pasado horas y la conversación por mensajes de texto no ha avanzado más allá de su pregunta inicial.
No hay respuestas como "Sí, pero llegaré un poco tarde" o incluso "Lo siento. Tengamos nuestra cita otro día porque no puedo ir hoy".
En cambio, es simplemente un silencio puro y cruel.
A veces, sin embargo, el silencio dice todo lo que se puede dar a alguien en determinadas situaciones. Y, en esta situación en particular, él entiende lo que significa el silencio.
Su cita no vendrá.
Esto no debería sorprendernos. De hecho, su cerebro ya debería haber sido informado de esta situación desde los primeros treinta minutos, cuando el asiento que tenía delante todavía sigue desocupado.
Pero él no se había dado cuenta de que esto sucedería y, por eso, pagó un alto precio.
Le lanzaron miradas de compasión, mientras que muchos desviaron la mirada en señal de respeto. Supone que es algo natural. Después de todo, hoy es el día de San Valentín y que alguien te deje plantado en esta época, cuando el romance está en su apogeo (con parejas saliendo y confesiones de amor), es una bofetada en la cara.
Ahora, cuatro horas después de su supuesta cita de San Valentín, el sol se está poniendo y se acerca la hora de cerrar. Sin embargo, no lograba encontrar en su interior la fuerza para que su cuerpo saliera de su propio estupor emocional, incluso cuando la mayoría de los demás clientes estaban abandonando la cafetería.
Su visión se nubla y parpadea para evitar que las lágrimas caigan. Se recuerda a sí mismo que debe mantenerse fuerte. Permitir que un hombre lo sacuda tan fuerte simplemente no sería varonil. Para empezar, ni siquiera tenían una relación. Solo compartieron unos pocos besos fugaces, nada más y nada menos.
Incluso con su nueva resolución, las lágrimas aún caen en cascada por sus mejillas.
Un sonido resonante de algo golpeando la mesa le hizo levantar la cabeza y ver que colocaban un vaso de papel sobre la mesa.
"Tu mal humor es jodidamente molesto".
El pelirrojo levantó la vista y se encontró con la mirada de unos ojos rojos intensos pertenecientes a un rubio. En ese instante, se le cortó la respiración al verlo. La imagen en cuestión parecía buena, por decir lo menos. Incluso con sus ojos rojo rubí fruncidos por la molestia, parecía cautivador mientras lo miraba fijamente con intenso fervor.
