Capítulo 3: Contraataque.

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El cuerpo de Kotemon cae al piso, su casco rebota un par de veces y rueda por el suelo hasta detenerse, su espada yace en ese lugar partida en dos. Por otra parte, Rojo se perdió entre los escombros luego del golpe que recibió; los demás están paralizados al ver este escenario. Todo permanece en silencio por un momento, solo se escucha la respiración agitada de Musyamon y un refunfuño antes de que este comience a gritar furioso.

Musyamon: ¡Basta de juegos, acabaré con todos ustedes ahora mismo!

"No, no lo harás"

Musyamon se vio sorprendido al escuchar esa voz contradiciéndolo, pero sin ver a nadie cerca que pudiera ser el origen de la misma.

Musyamon: ¿Eh?

"Vas a salir de aquí ahora mismo si no quieres que te patee el trasero"

Ante la amenaza el samurai vio rápidamente sus alrededores, volteó hacía arriba un momento, pero, tras pensarlo un instante, decidió bajar la mirada y por fin pudo ver a su interlocutor.

Yolkmon: No dejaré que vengas a mi hogar y lastimes a mis amigos. Te juro que te arrepentirás.

Musyamon permaneció inmóvil un momento, en verdad, no esperaba encontrarse con esto. Luego se soltó a reír a carcajadas mofándose de Yolkmon.

Musyamon: ¡Jajajajaja! ¡¿En verdad, esto es lo mejor que tiene que ofrecer esta aldea?! ¡Son patéticos! ¡Jajajaja!

Yolkmon: Al menos, yo estoy encarando a mi enemigo de frente, en lugar de atacarlo cobardemente por la espalda y en grupo. Te crees la gran cosa por ser grande, pero yo soy 100 veces más digimon que tú. Francamente, me das pena.

El samurai dejó de reír, las palabras de Yolkmon de verdad calaron en él, al punto que por un momento tuvo un tic nervioso en uno de sus ojos.

Musyamon: Así que, eres muy valiente, ¿eh? ¿Qué tan valiente serás cuando te corte en pedazos?

El samurai levantó su inmensa espada tanto como pudo y luego la clavó en el piso rápidamente justo en donde estaba Yolkmon, en forma de amenaza, llegando a cortar levemente parte de su cuerpo. Pero, pese al feroz ataque que estuvo a nada de matarlo, Yolkmon no se movió ni un ápice, seguía firme en ese lugar, con la mirada puesta en el enemigo, la determinación en su mirada no cedió ni un poco.

Musyamon: Jaja. Lo reconozco, eres valiente para ser tan pequeño.

Yolkmon: Puedo ser pequeño y quizá no sea muy fuerte, pero, incluso así, tengo otras facultades, por ejemplo: en este momento puedo ver tu futuro, y no será bonito.

Musyamon nuevamente se mostró fastidiado, no tanto de que piense que se está burlando de él, sino del hecho de que lo estaba diciendo con tanta seguridad y determinación que, de cierta forma, se sintió intimidado, una parte de él temía que lo que dice es cierto. Es por esto que levantó nuevamente su espada y se preparó para atacarlo, pero esta vez no será solo una amenaza.

Musyamon: ¿Ah si, pequeño huevo-vidente? ¿Y qué es lo que ves en mi futuro?

Yolkmon: Tú huiras de aquí arrastrándote cobardemente.

Musyamon: ¡Ja! ¡Pues no lo creo, ya que esas serán tus últimas palabras antes de que te corte en pedazos!

"En realidad, creo que él tiene razón"

El samurai detuvo su ataque y volteó rápidamente al origen de esa voz, que estaba justo en la entrada de la aldea. Dobermon había regresado y se veía furioso por lo que encontró en el lugar; mostraba sus afilados dientes con una expresión de gran ira mientras gruñía salvajemente. Musyamon se preparó para atacarlo, pero, antes de que pudiera bajar su espada, Dobermon ya se había acercado lo suficiente para cortarlo con sus garras, desde los hombros hasta sus piernas, haciendo gritar de dolor al samurai. El canino no se detuvo, lo mordió en la pierna y lo levantó para azotarlo contra el piso varias veces. Musyamon apenas pudo responder usando su otra pierna para patearlo en la cara y que lo soltara.

Digimon: En el siguiente mundo, en la siguiente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora