Tong entró en Kalosis esperando una zona de guerra. Pero el silencio absoluto del palacio oscuro de Apollymi era aún más aterrador. Nada parecía fuera de lo común.
Nada.
Estaba tan tranquilo que sólo el sonido de su propio latido del corazón llenó sus oídos. La oscuridad era opresiva y estéril. Inquietante. Francamente aterrador por derecho propio. Sí, esto tenía todas las características de una película Creature Feature y era exactamente el tipo de cosa que se esperaba de una mujer llamada La Gran Destructora.
Zakar frunció el ceño cuando Tong se dio la vuelta, buscando el montón de muertos que debería haber estado aquí.
—¿Se supone que esté así de vacío?
Joss negó con la cabeza.
—No lo creo —dijo lentamente, estirando las palabras—. Es un poco demasiado...
—¿Normal? —preguntó Zakar.
—Sí.
Tong no podía estar más de acuerdo.
—Yo podría haber jurado que habría más...
—¿Sangre? —intervino Mos. Como nieto político de la Destructora, estaba bien versado en sus cambios de humor más viciosos y las fiestas de baños de sangre.
Zakar asintió.
—Y violencia. Definitivamente esperaba sangre en las paredes y violencia.
—¿Violencia? ¿Te atreves a entrar en mi casa sin invitación? Oh, desde luego violencia es lo que conseguirás de mí, perro sumerio.
Se volvieron para encontrar a Apollymi de pie en toda su regia gloria en las escaleras de su palacio, mirándoles. Su vestido negro revoloteaba alrededor de su etérea figura y contrastaba con su pelo blanco como la nieve.
Sus arremolinados ojos plateados relucían como el hielo.
—¿Por qué están aquí? Cómo se atrevéis a irrumpir en mi casa. —Para ser poco más que un susurro, esas palabras llevaban más amenazas que cualquier grito.
Tong se aclaró la garganta.
—Pensamos que los demonios te estarían atacando.
—Así que... ¿qué? ¿Ibas a montar en tu blanca tabla de surf y salvar mi pequeña e inútil persona de la feroz horda de demonios de mis enemigos? Qué vulgarmente heroico de tu parte, Tong. Pero como claramente puedes ver, no necesito que me salven. Todo por aquí sigue bien y tan normal como siempre.
—¿No fuiste atacada?
Apollymi soltó una carcajada.
—Oh, sí. Me atacaron y desaté mi formidable furor de las mareas sobre los bichos que se atrevieron. —Ella se estremeció, como si estuviera en la agonía de un placer supremo—. Fue emocionante. Positivamente divino y delicioso. Si tienen más problemas demoníacos en la superficie, por favor, por favor envíenlos aquí para mi disfrute. He echado de menos la emoción de la matanza. El sabor de la sangre y los gritos orgásmicos que hacen justo antes de expulsar ese aliento final, donde en vano se aferran a la vida, pero en última instancia, deben entregarse a la muerte. Tal preciada y dulce armonía. —Dejó escapar un suspiro de satisfacción suprema y sonrió en éxtasis total—. Eso es para lo que vivo.
Zakar miró a su hermano y bufó.
—Me da que necesita un poco de tiempo a solas.
Tong le dio una palmada en el pecho. Con fuerza.
—Sé bueno. Sé cortés. O voy a soltarla sobre ti. —Les dejó y subió las escaleras donde ella se alzaba por encima de él, el epítome de la absoluta y helada perfección—. ¿Seguro que estás bien?
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˗ˏˋ 26 MilkLoveˎˊ˗
FanfictionDragones maltratados y engañados ¿Cómo qué existen Mini MilkLovesitos? ╭────➣⁀➷ ׂׂૢ │❝ Resumen adentro ❞ ╰───────────────➢ೃ