Capítulo 20

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Tong entró en Kalosis esperando una zona de guerra. Pero el silencio absoluto del palacio oscuro de Apollymi era aún más aterrador. Nada parecía fuera de lo común.

Nada.

Estaba tan tranquilo que sólo el sonido de su propio latido del corazón llenó sus oídos. La oscuridad era opresiva y estéril. Inquietante. Francamente aterrador por derecho propio. Sí, esto tenía todas las características de una película Creature Feature y era exactamente el tipo de cosa que se esperaba de una mujer llamada La Gran Destructora.

Zakar frunció el ceño cuando Tong se dio la vuelta, buscando el montón de muertos que debería haber estado aquí.

—¿Se supone que esté así de vacío?

Joss negó con la cabeza.

—No lo creo —dijo lentamente, estirando las palabras—. Es un poco demasiado...

—¿Normal? —preguntó Zakar.

—Sí.

Tong no podía estar más de acuerdo.

—Yo podría haber jurado que habría más...

—¿Sangre? —intervino Mos. Como nieto político de la Destructora, estaba bien versado en sus cambios de humor más viciosos y las fiestas de baños de sangre.

Zakar asintió.

—Y violencia. Definitivamente esperaba sangre en las paredes y violencia.

—¿Violencia? ¿Te atreves a entrar en mi casa sin invitación? Oh, desde luego violencia es lo que conseguirás de mí, perro sumerio.

Se volvieron para encontrar a Apollymi de pie en toda su regia gloria en las escaleras de su palacio, mirándoles. Su vestido negro revoloteaba alrededor de su etérea figura y contrastaba con su pelo blanco como la nieve.

Sus arremolinados ojos plateados relucían como el hielo.

—¿Por qué están aquí? Cómo se atrevéis a irrumpir en mi casa. —Para ser poco más que un susurro, esas palabras llevaban más amenazas que cualquier grito.

Tong se aclaró la garganta.

—Pensamos que los demonios te estarían atacando.

—Así que... ¿qué? ¿Ibas a montar en tu blanca tabla de surf y salvar mi pequeña e inútil persona de la feroz horda de demonios de mis enemigos? Qué vulgarmente heroico de tu parte, Tong. Pero como claramente puedes ver, no necesito que me salven. Todo por aquí sigue bien y tan normal como siempre.

—¿No fuiste atacada?

Apollymi soltó una carcajada.

—Oh, sí. Me atacaron y desaté mi formidable furor de las mareas sobre los bichos que se atrevieron. —Ella se estremeció, como si estuviera en la agonía de un placer supremo—. Fue emocionante. Positivamente divino y delicioso. Si tienen más problemas demoníacos en la superficie, por favor, por favor envíenlos aquí para mi disfrute. He echado de menos la emoción de la matanza. El sabor de la sangre y los gritos orgásmicos que hacen justo antes de expulsar ese aliento final, donde en vano se aferran a la vida, pero en última instancia, deben entregarse a la muerte. Tal preciada y dulce armonía. —Dejó escapar un suspiro de satisfacción suprema y sonrió en éxtasis total—. Eso es para lo que vivo.

Zakar miró a su hermano y bufó.

—Me da que necesita un poco de tiempo a solas.

Tong le dio una palmada en el pecho. Con fuerza.

—Sé bueno. Sé cortés. O voy a soltarla sobre ti. —Les dejó y subió las escaleras donde ella se alzaba por encima de él, el epítome de la absoluta y helada perfección—. ¿Seguro que estás bien?

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Ella le lanzó una divertida mirada.

—Me gustaría enseñarles los cuerpos, pero mis Carontes están dándose un festín con ellos. Si te das prisa, es posible que encuentres algunos restos. Tal vez una uña o un diente que todavía no se hayan comido. —Ella arqueó una ceja—. ¿De verdad estabas preocupado?

—Claro. Igual que lo estaba Mew.

Sus rasgos se suavizaron. Miró más allá de él para ver a Joss en la parte inferior de las escaleras. Para él, ella sonrió cálidamente.

—Mis hermosos muchachos. Puedes estar seguro de que se necesita mucho más que unas ratas sumerias de alcantarilla para amenazarme. Sin embargo, hay un motivo de preocupación.

Volvió su atención a Tong.

—Parece que Apolo desató una enfermedad desagradable entre los apolitas de aquí. Ya hemos perdido a varios de ellos. Muchos más están enfermos. Los únicos que parecen inmunes son Noeul y Yibo, sin duda porque son sus hijos. Incluso Zhan está enfermo. He intentado todo lo que conozco para ofrecer una cura, pero no soy una diosa de la curación.

—¿Es una maldición o una plaga?

—El hijo de puta griego lo llamó plaga. Una enfermedad, supongo. ¿Puedes ayudarles? Por favor.

Esas eran las palabras que nunca podía ignorar cuando ella las pronunciaba.

Por ella, no había nada que no haría.

—Por supuesto. Voy a hacer todo lo que pueda.

Ella recorrió con la mirada su ropa y suspiró con pura irritación. Sacudiendo la cabeza, agarró el borde de su traje donde había dejado abierta la cremallera y se lo cerró.

—¿Alguna vez aprenderás a vestirte como un ser humano?

Él resopló ante su tono condescendiente.

—¿Alguna vez dejarás de regañarme por mi armario?

—No... y apestas a mar y sol. Es una combinación repugnante. —Ella se estremeció y frunció los labios—. Huele a felicidad y buenos momentos. Cosas repugnantes. —Le dio un suave empujón delicado.

Sólo por eso, él supo que no estaba tan irritada como quería parecer. Si lo hubiera estado, le habría arrojado por las escaleras o empotrado contra la pared.

Ella sacudió la barbilla hacia los dioses sumerios.

—Ve con ellos, ahora. Ve a curar a mis Daimons. Ellos te necesitan.

Cuando hicieron amago de irse, llamó a Joss a su lado.

Joss subió tímidamente las escaleras y se detuvo frente a ella.

—No estarás pensando en tirarme abajo, ¿verdad?

Sonriendo como si saboreara ese pensamiento, o tal vez su descaro juguetón, le revolvió el pelo.

—Te vistes tan mal como Tong. Lo juro, tú y tu hermano. Van a hacerme envejecer. —Se tomó un momento para enderezar su ropa—. Espero una visita pronto de tu Luke y los bebés. Confío en que cuidas de Tul, de tu hermano y de tus sobrinos en mi ausencia.

—Sabes que lo hago.

Ella asintió con gusto.

—Lo hago. Es por eso que vives. —Besando su mejilla, ella le dio un abrazo. Pero por la forma en que se aferró a él, era obvio que no era Joss al que se imaginaba sosteniendo.

Era Mew.

Apollymi le tomó la cabeza en la mano antes de soltarle. Su mirada fue a Tong y se volvió de granito.

˗ˏˋ 26 MilkLoveˎˊ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora