Parte 6

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La luz del amanecer se filtraba a través de las finas cortinas del carruaje, dibujando sombras irregulares dentro del lugar, aproveche el viaje y logre dormir unas horas, aunque el sol no me genero mucho agrado. Afuera, el mundo había cambiado. Ya no estaba en la arquitectura mesopotamica, sino en su lugar nos rodenas el humo de las fábricas y hogares humildes clásicos de esta época. No estaba el bullicio de la ciudad, pero sentía como poco a poco nos acercábamos a uno nuevo.
Jophiel, sentado en frente de mi, permanecía en silencio, su mirada fija en el paisaje que pasaba rápidamente por la ventana. Sus ojos estaban atentos a cada detalle, notó como se veía una sombra de preocupación que cruza su rostro. El viaje que estamos emprendiendo no es solo un cambio de lugar, sino una inmersión en un mundo donde cada paso podría ser peligroso, y cada mirada podría delatar su verdadera naturaleza.

-Es extraño estar aquí de nuevo,- pienso mientras el carruaje giraba por una calle angosta. -Este lugar... este tiempo... nada ha cambiado, y sin embargo, todo es diferente.- es como si hubieran combinado al revolución industrial con la era Victoriana.

Jophiel rompe el silencio, su voz baja y controlada, como si hablara más para sí mismo que para mi. -Este bloque... Está más podrido de lo que imaginaba. Cada esquina es un recordatorio de como fallamos, la reina no permito que ayudemos... Permitimos que la desesperación y la oscuridad consuman a este bloque.- Asiento lentamente, sintiendo el peso de esas palabras.

-Pero ustedes son ángeles, ¿Cómo puede una simple reina detenerlos?- Pareciera que mis palabras resonaban en su cabeza.

El carruaje se detuvo frente a una estación de tren, el ambiente está envuelto en la niebla matutina. El conductor abrió la puerta, y descendimos. Ajustó los lentes oscuros sobre mis ojos y lanzó una última mirada al carruaje. La sensación de algo grande e inminente pesaba en el aire.

-Es hora de continuar,- dijo Jophiel, sus ojos marrones ahora duros y resueltos.
Juntos, caminaron hacia la estación, donde el tren que nos llevaría al corazón de la era victoriana esperaba en silencio, como una bestia dormida a punto de ser despertada. Inhalo nervioso, -ajusta tu ropa- me advierte bajo, me percato de qué hay muchos ángeles en este tren, sostengo la capa y me cubro el cuerpo, siento una mano en mi espalda que me guía, nos ubicamos en una vagón alejados de los demás ángeles, me siento completamente incómodo.

-¿Les ofrezco algo?- Una voz opaca interrumpe mis pensamientos. Un hombre, vestido de marrón oscuro, desarreglado nos mira, se ve tan introvertido, huelo al aire y me sorprendo al percatarme que no se trata de un humano como creí, sino de un demonio, la cadena que cubre sus manos explica el motivo, es un rehén. Aprieto mis labios incómodo, ya no estoy en la Mesopotamia en la que los demonios eran mayoría y podían escapar. Ya comprendo porque me dijo que debía ocultarlo, por esto. Jophiel me mira y se percata de que algo no está bien, ve al demonio un momento y parece comprender porque se acomoda y le sonríe.

-Un Bavarois de crema y frutilla, y dos té de hiervas- este asiente y se retira a consultar a las demás mesas.
-No todos los demonios corren con la misma suerte Ángel- me susurra, yo hago una mueca y asiento. -Es parte de este mundo, ¿En tu mundo no se les castigaban?- Sacó mis manos oculta en las capas y acaricio mis dedos inquieto, siento que me voy a quebrar, niego.

-No así- solo llego a articular, intento respirar, y regreso mi vista al mesero, me alzo un poco para ver como en el siguiente vagón por igual hay un demonio atendiendo, el tren tenía muchos vagones, -en mi realidad para atacar a un demonio se necesitaba tener muchos informes aprobados, sino incumplíamos con nuestras normas de conducta, y seríamos sancionados. No era perfecto, no era bueno, de hecho me intentaron asesinar una vez mis superiores, tirándome al fuego, pero era por evitar el Armageddon, no creo que ellos hayan hecho algún acto de tal calamidad- miro al príncipe que me mira sorprendido, yo le conté del Armageddon, -tú te hiciste pasar por mi, cambiamos de aspecto. Yo fui al infierno y me pusieron en un bañera de agua bendita mientras que vos ingresabas al fuego-.
El tren empezó a moverse.

Ámame sin importar como (S2) "Good Omens" (PRÓXIMO CAP TODOS LOS VIERNES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora