AGATHA¹ ║Steve Rogers║

¿BUENA DECISIÓN?

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Era un nuevo día, que seguramente hiba a ser un infierno para la chica que ahora tenía 15 años.
Se encontraba en esa habitación tan pequeña y sin ventanas, estaba iluminada solo por una tenue luz que se filtraba desde abajo de la puerta cerrada. La cama en la que estaba sentada era incómoda y dura, y la almohada apenas podía sostener su cabeza. No había nada en el cuarto que pudiera servir de distracción o confort para la chica, quien solo tenía puesta una minifalda de cuadros y una camisa blanca de botones muy ajustada de manga corta.

Hasta que entró..El nombre de el científico era Ludoth, nombre horrible; tal como el.

Él fue el primero en arrebatar su "pureza". Su entrada siempre traía consigo un escalofrío de temor y repulsión. Ludoth era un hombre cruel y manipulador, que había manipulado sus palabras y acciones para convencer a la chica de que lo que estaba haciendo era correcto y que necesitaba su "ayuda". Él se aprovechaba de su vulnerabilidad y la hacía sentir obligada a realizar acciones que no quería hacer.

La sonrisa de Ludoth era peligrosa y llena de malicia. Él se acercó a la chica con paso firme, sin quitarle la mirada de encima. Su presencia era imponente y amenazante, y la chica no podía evitar temblar ligeramente ante su presencia.
Él tomó su mentón entre sus dedos y la obligó a mirarlo a los ojos. Su tacto era frío y su mano áspera, deslizándose hacia abajo por su cuello y hombros.

-Hoy es un día especial,- dijo él en un susurro. Su aliento era caliente y desagradable contra su piel. -Vamos a hacer algo nuevo, algo que seguro te va a gustar mucho.

El estómago de la chica se revolvió ante sus palabras. Sabía lo que él quería decir con "algo nuevo", y lo odiaba. Ella intentó retroceder, pero Ludoth la detuvo con un brazo alrededor de su cintura, atrayéndola hacia su cuerpo.

-No te resistas.- Él le susurró al oído, mordisqueando su lóbulo. -Sabes que disfrutas esto. Todos te quieren complacer, ¿verdad?

La chica luchó para soltarse, pero él la tenía firmemente sujeta contra su pecho. Sus palabras estaban llenas de falsedad y manipulación, intentando hacerla creer que disfruta de lo que estaba pasando.

-Además, tú quieres que todos estén contentos contigo, ¿no es cierto?- Preguntó él, deslizando su mano por su espalda y deteniéndose en su cintura. La chica sintió su tacto asqueroso a través de la fina tela de su camisa.

-Tú quieres que te quieran y te necesiten, incluso si eso significa hacer lo que sea necesario.- Su mano seguía bajando, acariciando suavemente la piel expuesta de sus piernas.

-Y estoy seguro que te encanta ser necesitada, porque eso te hace sentir útil y valiosa.- Su mano se detuvo en el borde de su minifalda. Él tomó el dobladillo entre sus dedos y levantó ligeramente la prenda.

La chica se estremeció de disgusto ante el contacto de su mano, pero no pudo soltarse. Sus palabras hacían eco en su cabeza, recordándole que ella era desesperadamente necesitada y que debía hacer todo lo que le pidieran para ser considerada útil y valiosa.

-Vamos. Lo sabes.- Él empujó ligeramente su rodilla entre las piernas de ella, presionando contra su entrepierna.
-Siempre respondes bien, eres bastante complaciente.- Dijo él, deslizando su otra mano debajo de su camisa, acariciando la piel de su cintura. -No necesitas pensar, solo hacer lo que te pida.

Ludoth tomó un labial rojo de la mesita de noche junto a la cama y presionó ligeramente los labios de la chica entreabiertos, extrayendo un suave gemido de ella. Su mano estaba firme y con determinación, asegurándose de que cada aplicación fuera perfecta.