CAPÍTULO DIESI-OCHO

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Flashback*
Déjenos a solas —exige el hombre, al abogado me da una última mirada, aprobando que abandone la sala de interrogación. —Anny me tiene al tanto de todo.

—¿No es ilegal lo que hizo?

—Se que no debo extorsionar, pero Annie resive un buen pago por el trabajo que hace para mi, además de que hago de vista gorda cada que comete una infracción.

—¿Por que me dice todo esto? —me lebanto de mi aciento —sabe lo que hice ¿A que espera para detenerme?

—Si, debería levantar cargos en su contra y realizar una investigación para aprenderla y comprobar la veracidad de sus palabras. —se lebanta de la silla también —Para que termines siendo aprendida, te condenen 10 años y te arrebate toda tu juventud.

*agacho la mirada deprimida por mi destino, sin embargo...*

—Pero no lo haré, —elevo la mirada muy sorprendida —¿Por que dejar escapar al pez gordo, por una sardina?

*sigo sin entender en primera instancia, y la confusión en mi expresión se lo deja en claro al agente*

—"Jeff the Killer", el asesino más buscado en los últimos años, detener al asesino serial más polémico de nuestra década es  la meta de todo simple delegado como yo... —ahora entiendo todo —Dejaría de ser un simple subordinado y mi carrera subiría como espuma, pudiera hasta postular a la alcaldía ¿Entiendes la magnitud de la que hablamos?

—¿Que busca exactamente de mi? Hable con claridad delegado.

Sonríe —Quiero que trabajes para mi.

Retoco ligeramente mi labial frente al espejo, mientras la luz del baño parpadea inquietantemente. Un escalofrío recorre mi cuerpo; aunque sabía que él vendría, el miedo me paraliza. Trago con dificultad y me giro, presionando mi espalda contra el muro del lababo. La luz finalmente se estabiliza y ahí está, frente a mí, encapuchado, con una máscara grotesca que oculta su rostro. En su mano brilla un cuchillo manchado de sangre, del cual gotean siniestras gotas. El terror me invade, y aunque el maquillaje cubre mi piel, estoy segura de que mi pálido rostro no pasará desapercibido.

—¿Que haces aquí? —quita su máscara y sonríe —Siempre eh estado. —trago grueso —¿No te sorprende? —da un paso aún más cerca de mi —Te vez muy tensa...

El aire se vuelve denso, cargado de una tensión palpable que me envuelve como un manto. Cada latido de mi corazón resuena en mis oídos, un tamborileo frenético que parece sincronizarse con su mirada penetrante. Mis piernas, ligeras como plumas, temblorosas ante su presencia, me hacen sentir como si estuviera flotando...

Su sonrisa escalofriante, me desarma. Se acerca lentamente, cada paso calculado, como si supiera el efecto que tiene en mí. La distancia se acorta, y mi respiración se vuelve entrecortada. Cuando deja la máscara al lado del lavabo, un escalofrío recorre mi cuerpo; es un gesto sencillo pero con el no puedes estar seguro.

Sus brazos me atrapan, cercandome, dejandome completamente sin aliento. Sus ojos se posan en mis labios entreabiertos que también tiemblan. Su aliento se aproxima más cerca ellos, casi rozándolos. Descargas eléctricas recorren mi espina dorsal, intensificándose con cada segundo que pasa. Es un magnetismo irresistible que me empuja hacia él...

"Danzando Entre Las Sombras; El Baile Entre La Luz Y La Oscuridad". Donde viven las historias. Descúbrelo ahora