Tan Cerca y Tan Lejos

XVI. Cartas que duelen

John Schmidt

Mi vida desde pequeño a sido muy intrascendente, una vida normal como cualquier otra. Sin muchos cambios drásticos. Pero hubo uno que me marcó, fue la separación de mis padres cuando tan solo tenía cinco años. Muchas personas podían pensar que como era un niño esto no me iba a afectar pero fue todo lo contrario. A medida en que fui creciendo aprendí que eran cosas que pasaban y que no podía hacer nada ante esto, que tan solo respetarlo.

Así viví durante la mayor parte del tiempo, siempre viajando de un lugar a otro para visitar a mi madre ya que luego de un acuerdo entre ellos, decidieran que la mejor opción era que me quedara en el Este de Berlín junto a mi padre.

Mi vida siempre fue así, y nunca me arrepentí de ella, realmente trataba disfrutar de lo más mínimo, pero lo que me cautivó fueron los libros, amaba cada letra, cada historia.

Hasta ese momento siempre viví igual. Sin embargo todo cambió repentinamente al conocer a Eloise. Ella hizo que la perspectiva en que yo veía la vida cambiara. Pensaba que tenía todas las respuestas y que no había mejor cosa que los libros hasta que la conocí y ella comenzó a ser mi única prioridad, una de esas personas que más amaba en la vida, en la que podía complementarme y sentir aquel primerizo sentimiento que solo escuchaba hasta que lo comencé a vivir.

La amé en todo momento y traté de estar con ella a través de las cartas al ver como su aura se hacía añicos.

Eloise Müller

Los guardias me habían llevado a la prisión Hohenschönhausen. Era de un color mostaza horrible, daba muy mal gusto estar allí. Ellos comenzaron a interrogarme, me preguntaron sobre todo, estaban buscando alguna información.

Estuve encarcelada durante tres días en aquella horrible prisión. Werner hizo todo lo posible para sacarme de allí, y lo logró con ayuda de Frank.

—Hola, Eloise… Te vine a sacar de aquí.

—¿En serio? —pregunté con lágrimas en los ojos.

—Sí.

—¿Y John…?

—Él está aquí… —dijo mostrándome una carta que llevaba en manos.

—No entiendo. ¿A qué te refieres?

—Eloise… —él se mostraba serio, muy serio. —John a fallecido.