No está seguro de cuántas horas han pasado, ni tampoco tiene claro el lugar en el que está; al despertar, lo primero que Rodrigo siente es un incómodo y bastante notorio dolor de espalda.
Con esfuerzo, intenta abrir sus ojos, hasta que una potente luz proveniente de lo que él cree es una ventana le hace desistir en su misión.
Lentamente, y con los ojos aún cerrados, el castaño comienza a estirarse hasta que la estructura sobre la que está recostado se lo permita, y de ese modo intentar alivianar la tensión dentro de su cuerpo.
Finalmente, la claridad no lo ataca con tanto fervor, y abriendo sus ojos, la imagen de la mesa de centro y el televisor apagado es lo que lo recibe.
Comprendiendo la razón de su malestar, el más bajo observa el sofá con rencor, como preguntándole por qué razón había decidido ser tan rígido durante su estadía en él.
A su derecha, una pequeña figura se mueve con gracia, trasladándose frente a él, lanzando una mirada de indiferencia antes de retomar su camino e ignorarlo por completo.
Rodrigo ríe bajito debido a la forma de ser del pequeño animal, y con cariño, no puede evitar pensar en cómo Barry habría ido a sus brazos para al menos recibir un par de caricias antes de desaparecer y exigir por comida.
Alzándose en su lugar, el más bajo decide que es momento de alejarse del sofá de concreto que su amigo decidió adquirir para su hogar, y permitir que sus nalgas sean libres y no adquieran una forma cuadrada y plana por pasar demasiado tiempo reposando sobre aquel espanto.
A lo lejos, la voz de Iván se hizo notar desde la cocina, murmurando palabras que eran inentendibles desde su lugar para Rodrigo.
La esquizofrenia no es un juego.
Dirigiéndose a paso lento, el castaño arrastró sus pies mientras seguía estirando su cuerpo para quitar el dolor, suspirando gustoso cuando sintió la tensión poco a poco dejar sus articulaciones, permitiéndole moverse con más soltura y comodidad.
—No, no iremos tan temprano— ahora podía entender a Iván decir— vamos a ir a comprar unas cosas hoy al centro, nos vemos más a la noche—
La espalda del más alto lo recibió desde la entrada de la cocina, inconsciente de la existencia de Rodrigo detrás de él mientras seguía comiendo lo que parecía ser un sándwich con su mano izquierda a la vez que la derecha sostenía su móvil sobre su oreja.
—No digas estupideces— dijo Iván nuevamente hacia la persona del otro lado de la línea— sí, sí, nos vemos a la noche— y tras unas últimas afirmaciones, se despidió para después colgar.
—Buenos días— saludó Rodrigo dando a notar su presencia tras su mejor amigo.
Pegando un pequeño salto, Iván volteó rápidamente hacia él, alzando su mano a modo de saludo y dándole la espalda nuevamente con despreocupación.
—Hay un sándwich para tí junto a la nevera— informó devorando su propia comida.
Por el modo de vestir y las diferentes direcciones en las que su cabello apuntaba, Rodrigo podía afirmar que el más alto no llevaba mucho tiempo más despierto que él mismo, y conociendolo como lo hacía, sabía que el momento en que Iván podía ser más desagradable era justo después de despertar.
Con cautela, Rodrigo encontró su comida y se aproximó al mesón, tomando asiento frente a su mejor amigo y sonriendo con dulzura antes de comenzar a abordarlo.
—Ese sofá tienes que tirarlo a la basura cuánto antes, no es sugerencia— rió suavemente antes de tomar el primer bocado.
Atrayendo su atención, Iván lo observó, dando la vuelta para ver el mueble como si fuese la primera vez que notaba su presencia dentro del departamento.
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⋆˚࿔ 𝐅𝐞𝐞𝐥𝐢𝐧𝐠𝐬 🧷𝜗𝜚˚⋆
RandomDonde Rodrigo intenta reprimir sus sentimientos por su mejor amigo Iván.