Aquella era una mañana como cualquier otra, a excepción de la emoción, claro, esa era única.
Nana Komatsu o mejor conocida simplemente como Hachiko se encontraba en su hogar, mismo que compartía con su marido. Desde que se casó debido a su embarazo no había podido hacer demasiado, bueno, al menos en comparación a su rutina antigua dónde era bastante activa y por decirlo de alguna forma, independiente.
-Takumi... ¿Dónde estarás? Sachiko y yo estamos preocupadas!
Dijo para si misma mientras se encargaba de planchar y doblar la ropa de su adorado esposo. Siempre había deseado ser un ama de casa y tener un lindo jardín y aunque ahora podía tener eso y más no se sentía contenta, de todas formas prefería ignorarlo por el bienestar de su matrimonio.
Y es que por más que quería mentirse a sí misma sabía que algo andaba mal, sabía que el hombre con quién dormía no era precisamente alguien correcto ¿Pero que podía hacer? Había elegido el bienestar del bebé que venía en camino, era eso o nada realmente. Sabía que había tomado una buena decisión, aunque de vez en cuando no podía evitar imaginar como hubiera sido su vida si aquello no hubiese pasado, no es que se arrepintiera de seguir con su embarazo, pero tampoco estaba en sus planes, nadie querría sufrir lo que ella.
Quizás seguiría viviendo en el 707, quizás seguiría defendiendo a Shin cada que peleaba con Nana, quizás... Quizás seguiría saliendo con Nobu.
Nobu era de los pocos chicos que habia logrado cautivarla de esa manera, le mostró un lado que nadie se habia molestado en hacerlo, era bastante atento a pesar de su torpeza natural. Era simplemente perfecto.
-Nana! Deja de pensar esas cosas!... Eres una mujer casada...
Se reprendió a sí, quería convencerse de que todo aquello era un simple capricho.
-Lo lamento, mamá está un poco distraída hoy... Tu padre no ha llamado y estoy preocupada!
Con bastante cariño acarició su abultado vientre, iba apenas por el segundo trimestre de embarazo y era mucho más complicado de lo que siquiera había imaginado.
La preocupación por su parte se hacía cada vez más y más evidente, hacía un par de horas había intercambiado algunos mensajes con Ren pues tenía la esperanza de obtener información de el paradero de su esposo, esto sin éxito aparente, y es que a Takumi al parecer jamás se le ocurrió la idea de siquiera llamar a casa o algo, por lo que ante Hachi, las posibilidades eran infinitas y obviamente eso no era bueno.
Justo como por arte de magia su teléfono comenzó a sonar, ella no esperó ni un segundo después de tomarlo para contestar, estando casi segura de que su adorable esposo se encontraba al otro lado de la línea.
-Habla Nana!
Dijo con cierta desesperación.
-¿Eh? Hachi! Me da gusto saludar, soy Naoki ¿Me recuerdas?
-¿Naoki? Claro! Me alegra mucho poder hablar contigo, ¿Ha sucedido algo con Takumi? No sé nada de él desde ayer por la tarde...
-¿Eh? ¿De verdad? Vaya irresponsable, seguramente está súper ocupado con la coordinación de el lanzamiento...
Después de escuchar aquello Hachi logró calmarse un poco, sabía de sobra que Takumi era sumamente comprometido con Trapnest y aunque ante ella era un poco sospechoso, no es como que pudiera hacer algo al respecto.
-Como sea, Hachi ¿Vendrás a la fiesta después de la rueda de prensa? Será un evento importante y como eres la esposa de nuestro jefe es indispensable que estés ahí.
-Lo siento, tu jefe no me dijo nada al respecto... Además es como una reunión de trabajo ¿No?
-Pffff para nada! Es más, pasaré a recogerte yo mismo! Serás mi invitada, no puedes faltar definitivamente...
-¿Lo dices en serio? Naoki, no lo sé... No quiero tener problemas con Takumi y tú tampoco deberías arriesgarte.
-¿Que son esas idioteces? Es solo una fiesta, además hasta dónde sé no has salido demasiado y las embarazadas necesitan un respiro! No se diga más, yo mismo te recogeré hoy a las 9:00 ¿Bien?
-Me parece bien... Yo, muchas gracias!...
Un pequeño shock de felicidad la golpeó en ese momento, no esperaba tal gesto de "amabilidad", bueno, realmente tampoco esperaba una invitación y si bien la opción de negarse estaba ahí a Sachiko le vendría bien un paseo.
Aproximadamente una media hora antes, a las 8:30 el dichoso señor Ichinose hizo acto de presencia, tomando por sorpresa a la pequeña Nana quien pacientemente se estaba arreglando.
-Nana ¿Tendremos visita?.
-Takumi!
Al ver a su esposo no pudo evitar sonreír y acercarse con tal de abrazarlo, bueno, esa era su intención aunque al recordar que estaba molesta frenó en seco.
-¿Qué horas son estas de llegar? Tienes una hija y una esposa!
-Nana, no estoy de humor para reclamos, solo responde ¿Quien vendrá?
-Nadie vendrá! Yo saldré está noche.
-No, no lo harás... Irás a ver a ese tal Nobu, no? El es un fracasado, deja de pensarlo.
El pelinegro sin siquiera tener se acercó a su esposa, sujetando sus hombros con cierta fuerza, pues si bien no quería lastimarla buscaba marcar control en ella.
-Takumi! No he hablado de salir con Nobu! Se trata de Naoki... E-El pasará por mi!...
-¿Naoki? Espera ¿No piensas ir a la fiesta de lanzamiento, verdad? Nana, te he dicho miles de veces que es una extensión de el trabajo, no tienes por qué estar ahí!
Aquella pequeña discusión se prolongó más de la cuenta por lo que en el momento menos esperado la gran esperada visita llamó a la puerta.
-Hachiko ¿Estás ahí! Es hora de irnos!
Hachi sin pensarlo demasiado tomó su bolso y se acercó a la puerta, tenía bastante temor a su esposo, tanto que en otra situación hubiese permitido que la sumisión le ganará, aunque ahora, al estar tan molesta por su abandono logró reunir el valor para desafiarlo. Lamentablemente olvidó un pequeño detalle, su esposo era miembro de aquella banda y estaría en dicha fiesta.
Apenas y pisaron el lugar las cosas comenzaron a pintar mal, debido al estado avanzado de su embarazo se mantuvo "descansando" todo el tiempo. Claro, tenía la opción de irse pero era quizás demasiado infantil como para darle la razón a Takumi, pues sin importar cuanto lo amara sabía que sus acciones no eran correctas. Últimamente se sentía muy valiente.
En determinado momento, casi a la media noche estaba prácticamente muerta de sueño e incluso hambre, claro, se encontraba en un bar y difícilmente encontraría alguna opción coherente.
-Debí quedarme... -Suspiró- Takumi tenía razón... Estoy agotada!
Tal y como por arte de magia, Ren apareció detrás de ella, sujetando sus hombros con una suavidad increíble, tanta que Hachi no pudo evitar recordar el altercado de hace unas horas.