Sam se acomodó en el sofá de la sala, su desayuno en una bandeja sobre la mesa frente a ella. Mientras el café se enfriaba y el pan se tostaba, encendió la televisión y se sintonizó con las noticias. La pantalla mostraba un desfile de reporteros con expresiones preocupadas y comunicados oficiales, tratando de calmar a la población con explicaciones vagas y promesas de control.
Sam se rió con desdén al ver las excusas torpes del gobierno para desviar la atención de la verdad. Su mirada se volvió desdeñosa mientras los titulares se desplegaban en la pantalla. "¡Claro, como si un par de palabras vacías pudieran hacer que la gente ignore lo que está pasando!", murmuró con sarcasmo, rodando los ojos ante la última afirmación sobre la "situación bajo control".
Ella mordió el pan con una mueca de diversión, claramente entretenida por el espectáculo. La falta de transparencia del gobierno no era una sorpresa para ella; en su mente, solo era otra pieza del rompecabezas en el caos que estaba a punto de desatarse. Con cada nuevo intento de encubrimiento, su entusiasmo crecía. Estaba lista para enfrentar lo que viniera, disfrutando de la ironía de la situación mientras el autobús se acercaba a su destino.
Cuando el autobús llegó a la parada frente a su casa, Sam ya estaba lista. Su atuendo gótico, aunque audaz y estilizado, cumplía con las normas establecidas por la universidad. La combinación de negro y detalles metálicos se veía sofisticada y controlada, sin perder el toque rebelde que le gustaba.
Cerró la puerta con un leve golpe y corrió hacia el autobús, sus pasos resonando con determinación. A medida que subía, notó los murmullos y susurros de otros estudiantes que la observaban con curiosidad. "Seguramente ya oyeron los rumores", pensó para sí misma, recordando la exposición de ayer. Había intentado alertar a sus compañeros sobre la posible epidemia zombi, pero sus advertencias fueron recibidas con risas y burlas, al igual que el desinterés total del profesor.
Sam se encogió de hombros mentalmente, acostumbrada a que su visión y entusiasmo por los problemas fueran menospreciados. Para ella, el escaso interés de los demás solo aumentaba su sentido de urgencia y determinación.
Mientras Sam miraba por la ventana del autobús, sintió una vibración en su bolsillo izquierdo. Sacó el teléfono y vio que tenía un mensaje. Durante un momento, pensó que podría ser de su padre, pero rápidamente desechó la idea. Recordó con desdén cómo él nunca se molestaba en saludarla ni siquiera para desearle un buen día, siempre con la misma excusa de "tengo mucho trabajo".
Al encender la pantalla, vio que el mensaje provenía de un número desconocido. El texto decía simplemente: "Hola".
"¿Y quién carajos eres?", respondió Sam, su irritación evidente incluso en sus palabras escritas.
El mensaje llegó rápidamente: "Soy yo, Tofu" y venía acompañado de un emoji de gato con lentes.
Una vena se crispó en su frente al reconocer el apodo. Solo había una persona que se atrevería a usar ese vergonzoso anonimato para comunicarse con ella: su mentor, Nor Name. Sam se revolvió en su asiento, claramente molesta, mientras se preguntaba qué podría querer ahora.
Sam: ¿De verdad? ¿"Tofu"? ¿No pudiste llamarme por mi nombre real, Nor Name?
Nor Name: Jaja, me gusta el apodó de Tofu, y tú me conoces bien. ¿Qué tal si dejamos las bromas y me dices qué tal va el día?
Sam: Pues, no podría estar mejor.
Nor Name: Ánimo! Ánimo!. ¿Y tienes algún plan para el día?
Sam: Oh, nada fuera de lo común, solo salvar al mundo mientras tú te escondes detrás de un emoji de gato. ¿Y tú? ¿A qué te dedicas hoy, o solo te limitaras a tocarme los nervios?
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Sombras Del Renacer
Science FictionEn un mundo devastado por una epidemia zombi que muta rápidamente, Sam, una hacker brillante y mordaz, lucha por sobrevivir en un entorno donde las reglas ya no existen. Junto a un enigmático mentor, Nor Name, cuya confianza es tan volátil como su h...