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Han pasado dos años desde aquella temporada en la que Wonwoo enfrentó una de las decisiones más difíciles de su vida. Después de pensarlo mucho, finalmente aceptó la oferta del equipo grande, dejando atrás Raptor Racing. Fue un cambio radical, lleno de retos y nuevos horizontes, pero con Mingyu a su lado, la transición fue más llevadera de lo que hubiera imaginado.

Los dos años siguientes fueron un torbellino de emociones y logros. Wonwoo no solo se adaptó rápidamente al nuevo equipo, sino que también comenzó a destacarse aún más en el circuito, alcanzando su máximo potencial como piloto. Ganó carreras, subió al podio en numerosas ocasiones, y finalmente, se consagró campeón del mundo. Fue el punto culminante de su carrera, el sueño que había perseguido durante toda su vida. Sin embargo, lo que más le alegraba era tener a Mingyu siempre presente, apoyándolo en cada paso del camino.

Mingyu, por su parte, había seguido creciendo en su rol como jefe de mecánicos en su nuevo equipo, demostrando su habilidad para liderar y mantener la cohesión en el grupo. Aunque los cambios habían sido desafiantes para ambos, su relación se fortaleció aún más. Se convirtieron en un equipo inseparable, no solo en la pista, sino también en la vida.

Ahora, dos años después de aquellos días llenos de dudas y decisiones difíciles, se encontraban en Mónaco, uno de los circuitos más emblemáticos y glamorosos de la Fórmula 1. Había algo especial en este lugar, algo que evocaba un sentido de romance y eternidad. Mingyu había estado planeando algo grande, algo que cambiaría sus vidas para siempre.

El Gran Premio de Mónaco había terminado, y Wonwoo había conseguido otra impresionante victoria. La celebración en el puerto estaba en pleno apogeo, con el equipo disfrutando del triunfo, pero Mingyu tenía la mente en otra parte. Sabía que este era el momento que había estado esperando, el lugar perfecto para dar el siguiente paso en su relación.

Más tarde, esa noche, Mingyu y Wonwoo se alejaron de la multitud, paseando por las estrechas y pintorescas calles de Mónaco. El aire nocturno era cálido, y las luces de la ciudad se reflejaban en el mar, creando un ambiente casi mágico. Se detuvieron en una terraza con una vista impresionante del puerto, un lugar que Mingyu había elegido cuidadosamente.

—Este lugar es increíble —dijo Wonwoo, mirando las luces que se reflejaban en el agua.

—Lo es —respondió Mingyu, con una sonrisa nerviosa—. Pero no tan increíble como lo ha sido todo contigo estos últimos años.

Wonwoo lo miró, notando la seriedad en la voz de Mingyu.

—¿Estás bien? Pareces... diferente.

Mingyu respiró hondo, sabiendo que había llegado el momento. Sacó una pequeña caja de su bolsillo y la abrió, revelando un anillo reluciente.

—Wonwoo, han pasado dos años desde que tomaste la decisión más difícil de tu vida. Nos enfrentamos a desafíos que nunca imaginamos, pero los superamos juntos. No hay un solo día en el que no me sienta agradecido por tenerte a mi lado, por compartir cada victoria, cada derrota, cada momento contigo.

Wonwoo lo miraba, sin poder creer lo que estaba sucediendo.

—Mingyu...

—Te amo, Wonwoo, y no puedo imaginar mi vida sin ti. —Mingyu se arrodilló frente a él, su voz temblando ligeramente por la emoción—. Quiero que sigamos construyendo este camino juntos, enfrentando todo lo que venga, sabiendo que siempre estaremos ahí el uno para el otro. ¿Te casarías conmigo?

El corazón de Wonwoo latía con fuerza, sus ojos brillaban por las lágrimas que amenazaban con caer. Se arrodilló frente a Mingyu, sin dejar de sonreír.

—Sí, Mingyu, claro que sí. —Su voz estaba llena de alegría y amor—. Quiero pasar el resto de mi vida contigo.

Mingyu deslizó el anillo en el dedo de Wonwoo, y en ese momento, todas las dudas y miedos del pasado desaparecieron. Se abrazaron con fuerza, sus corazones latiendo al unísono, sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier cosa.

Las luces de Mónaco brillaban a su alrededor, siendo testigos silenciosos de una nueva etapa en sus vidas. El futuro, aunque incierto, se veía más brillante que nunca. Porque en la vida, al igual que en la pista, el verdadero triunfo se encontraba en los lazos que construimos y en las personas que elegimos para compartir el viaje.

Y así, en medio de la belleza y la majestuosidad de Mónaco, comenzaba un nuevo capítulo en la historia de Wonwoo y Mingyu, una historia que prometía ser tan emocionante y apasionante como las vueltas que dan en la pista.

Love & Velocity | Meanie/MinwonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora