7 SOLO UNA ILUSIÓN

44 1 0
                                    

Lo que peor llevo son las noches.

Supongo que es un momento del día en el que hay silencio, en el que no hay movimiento y en el que hay nostalgia. Desde que llegamos aquí, todas las noches antes de cerrar los ojos he deseado volver a casa.

Me inquieta demasiado lo que pueda estar pasando allí, ahora.

Tanto que casi no puedo dormir.

Pero esta noche es un poco diferente.

Creo que es porque hay más ambiente, no todos están durmiendo aún. Hay algunos piratas que juegan a las cartas y apuestan, hay otros que leen algo tranquilamente en sus hamacas (los que saben leer, claro). Luego está Gil, que duerme como un oso.

Hay algunas velas encendidas, lo que crea una luz tenue y reconfortante. Todo es menos frío hoy.

Menos solitario.

Y me molesta porque, justo hoy, se supone que no puedo salir de la cama. Tengo el hielo puesto en el tobillo y Uma dijo que descansara, que no hiciera esfuerzos innecesarios hasta que estuviera un poco mejor. Pero eso no me impide quedarme despierta a escuchar.

Mucho me temo que mi hermana se ha metido en una de las partidas. Está jugando contra Gonzo ahora mismo. Ambos mueven rápidamente las manos, juegan con la barajas en sus manos y marean al contrincante deslizando las cartas entre sus dedos.

Sigo con la mirada cada carta que se pone sobre la mesa y...

Y mi hermana gana por cuarta vez.

—¡Es que no lo entiendo! —él tira su baraja en la mesa bruscamente, pero me tranquiliza ver que sonríe un poco—. ¿Cómo eres tan buena? Si acabas de llegar a la tripulación.

Contengo una risa, pensando en la cantidad de veces que he visto una escena así. Es irónico saber que Gonzo fue el mismo que en su día enseñó a jugar a mi hermana.

Harley se encoge de hombros y sonríe con suficiencia.

—La suerte del principiante.

~

No sé en qué momento la hamaca se ha vuelto tan cómoda.

Incluso me da la sensación de estar durmiendo en mi cama. Creo que tengo algo echado sobre mi cuerpo, como una manta o algo que me protege del frío de la cubierta inferior. Voy abriendo los ojos conforme la luz del sol me despierta.

El sol...

Luego el barco se sacude y me obliga a despertar más rápido. Oigo la voz de mi madre rugir órdenes, y miles de pies se mueven en cubierta... Pero tengo la sensación de haber vivido ya esto.

Abro los ojos, repaso la habitación en la que estoy ahora y me froto varias veces la cara porque no creo lo que veo. Estoy en mi camarote. Mi ropa del día anterior está en la silla, aunque mi madre odia que la ponga ahí. Hay una gaviota en mi ventana que debería ahuyentar en cuanto me levante.

"¿Cómo es posible?"

Convencida de que estoy alucinando, me pongo en pie y me visto rápidamente para salir a cubierta y probarme a mí misma que la Isla de los Perdidos me ha vuelto loca. También noto que el pie ya no me duele en absoluto, como si nunca me hubiera hecho un esguince en primer lugar.

El sol me ciega cuando subo las escaleras y me tambaleo mientras ajusto la vista a la luz.

Los piratas, ya más calmados, descansan en cubierta. Mi hermana está hablando con Gil, que parece que le está contando una historia.

Gil ya no es adolescente.

"¿Hemos vuelto?"

Creo que me empiezo a marear ante el pensamiento, así que me aferro a la borda. Cuando echo la vista al castillo de popa, veo a mamá y a papá.

VIAJE AL PASADO ~ Una historia basada en Descendientes 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora