Prólogo- El ex-Rey del Inframundo

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El eco de sus pasos se extendió por todo el túnel que llevaba a su infratierra. El sonido de una explosión cercana desprendió pequeñas partes de la pared mientras corría a toda velocidad hacia su guarida.

Detrás de Hades, Pena y Pánico le seguían el paso cubriendo sus cabezas. Ellos estaban acostumbrados al escándalo y a la tragedia, pero vivirlo de nueva cuenta en su forma humana era una experiencia aterradora.

El antiguo rey del inframundo apenas pudo dar un salto para ahorrarse las últimas escaleras cuando una nueva explosión se escuchó, esta vez un poco más lejos pero lo suficientemente fuerte como para tambalear a sus sirvientes.

La agitación y el escándalo despertaron a Maléfica, que desde su transportadora observaba el frenesí con el que su esposo tomaba una bufanda y revolvía algunas cosas entre sus cajones antes de reparar en ella.

Hades la miró pensativo, vacilante ante la decisión que debía tomar. ¿Debía abandonarla ahí? Era una lagartija a fin de cuentas. Mágica o no, seguramente estaría en la recta final de su vida y existía la posibilidad de que las tropas no supieran de su desgracia y no la reconocieran; o tal vez podría dejarla libre para que escapara hacia el bosque donde podría llegar a sobrevivir sólo haciendo uso de sus instintos.

-¡Señor, no hay tiempo! - gritó Pánico envuelto en un temblor corporal que se hacía más fuerte conforme la ansiedad avanzaba

Entonces Hades, movido por la mirada temerosa que Maléfica le destinó, la sacó de la transportadora y la colocó sobre su hombro.

-Muy bien, preciosa. Despidámonos de nuestro palacio.

Tras tomar las llaves de su mesa de centro, corrió de vuelta a la salida.

-¡Pero señor!-llamó Pena, apenas controlando el aliento mientras corría- ¿Se la va a llevar?

-Las tropas de la Reina de Corazones están buscando a los usuarios de magia.-Continuó Pánico- ¡Sólo será un estorbo!

Los tres se detuvieron cerca del pasillo que llevaba a la entrada y Hades comenzó a preparar su motocicleta, regalo de su hija.

-Ya la abandoné una vez y no pienso hacerlo de nuevo.

-Pero Señor, morirán.

-Entonces lo haremos juntos.

Hades empujó su motocicleta hasta la entrada y se detuvo frente a las puertas. Pena y Pánico se colocaron en posición y antes de poder escapar y Hades dio un último vistazo a sus dos leales sirvientes. Habían pasado siglos juntos y aunque eran unos idiotas, eran lo más parecido a una familia que había tenido en la fría soledad del Inframundo.

-Recuerdan el plan, ¿cierto? - Preguntó Hades, montándose en su motocicleta antes de meter a Maléfica en la bolsa interna de su gabardina de piel.

-¡Ser unos gusanos! -Gritó el más delgado, saludando en forma militar

-¡Someternos ante la Reina! - gritó el otro, replicando la acción

-Y sobrevivir. - Terminó el dios- No fallen en eso último.

-¡A sus órdenes, Señor Hades!

Él encendió su motocicleta y en cuanto los dos abrieron las puertas en forma de calavera de su guarida, Hades aceleró hasta perderse por las calles de la Isla de los Perdidos. 

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Hey! 

Tenía en mente esto desde que escribí el capítulo Karma en Historia de un amor agridulce. Digamos que es una versión diferente, para apaciguar un poco el dolor de ese otro capítulo. 

No sé con qué frecuencia actualizaré esto. Por el momento ya tengo un capítulo más listo, pero quiero tenerlo de resguardo para no desmotivarme de escribirlo. Sé que este no será tan popular como mis otras dos historias, me estoy preparando mentalmente para ello.  

See ya!

Off with her head!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora