YERMO, AFUERAS DE LA CIUDADELA DE BARCELONA, 9:23
Se escuchó un sonoro disparo y el halcón cayó en la arena, dejando un surco en ella. Tres jóvenes se le acercaron, poniéndose a su alrededor.
– Buen tiro, Elia – dijo uno de los dos chicos del grupo.
– Gracias Altaïr – contestó Elia, la única chica.
– Un par más como este y podremos alimentar Barcelona otro mes – observó el otro chico, agachándose para ver la enorme ave que tenían a sus pies.
– Con este van tres, ¿no?
– Estaría bien cazar un águila. ¿No crees Azrael? – comentó Altaïr.
– Sí, esos bichos se han vuelto enormes – contestó Azrael, levantándose del suelo –. Incluso más que estos. Con un águila no tendríamos que preocuparnos de la carne por otros dos meses.
– Ayúdame a meterlo en el camión, cariño.
Azrael y Altaïr cogieron cada uno una pata del halcón y lo arrastraron hasta el enorme y acorazado tráiler que traían con ellos. Elia recogió el casquillo de la munición antitanques mejorada que había usado para darle muerte a tal bestia.
RUINAS, AFUERAS DE LA CIUDADELA DE ROMA, 10:15
– Debería estar por aquí... – dijo el hombre de la extraña pareja que exploraba las ruinas.
– Ares, hace mucho que la ciudad quedó en ruinas, dudo que encuentres nada – intentó convencerle la mujer –. Ni siquiera sé cómo recuerdas cuáles eran las calles de la ciudad.
– No estoy siguiendo el último plano conocido, Atenea, sino uno mucho más antiguo y olvidado. A ver... ¡Aha! ¡Es allí! ¡Es ese mosaico!
Ares saltó, deslizándose por las piedras de la antigua pared del templo a toda prisa. Atenea le siguió con más calma, sin saber muy bien qué quería hacer. Apartaron varias de las rocas que lo cubrían para comprobar que realmente era el que Ares buscaba.
– Hay mosaicos en todos y cada uno de los templos de Júpiter. ¿Cómo sabes que es el que buscas? – le preguntó Atenea.
– Porque fue aquí donde me despedí de Marte cuando el imperio cayó. Y memoricé el mosaico. Fíjate, Júpiter al centro y, bajo sus pies, si te pones en el ángulo correcto... Ahí está, el inframundo. ¿Lo ves?
– Impresionante.
– Y también... Arriba, en la parte que falta. ¿Qué ves en los residuos que quedan?
– ¿No es ese el símbolo de Plutón?
– Y al otro lado los de Marte y Venus.
– ¿En el templo de Júpiter?
– Por eso es especial. Ah... Falta un pilar. A ver si me acuerdo bien de cómo era...
Ares hizo girar cinco de los pilares, haciendo que unos grabados medio borrados que había a la mitad miraran directamente hacia el mosaico. Del sexto apenas quedaba la base. Ares metió una de sus dagas favoritas en una hendidura que había en ese pilar roto y la hizo girar. Pudo escuchar cómo un mecanismo se activaba, y el mosaico se desplazó hacia un lado. Pero debajo sólo había una gran losa de piedra.
– No hay nada, Ares – le comunicó Atenea.
– Falta la última parte. ¡Soy Ares, dios griego de la guerra, comandante de los ejércitos de Roma! ¡Por la gracia de Júpiter y la amistad que me une con Marte y Minerva, revélame tus secretos, oh cámara oculta del templo principal del rey de los dioses!

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Mad Gods
NouvellesReto realizado para el canal de Twitch de DiegoClares el 3 de Septiembre de 2024 bajo los temas de Futuro postapocalíptico + Las cuatro estaciones del año + Poner un chiste + Describir un número musical. En el año 3874, la tierra se ha convertido en...