Después de aterrizar en París, la ciudad del lujo y la elegancia, Tierra y Venus bajaron del jet privado con un aire de total superioridad. Eran dos hombres ricos, poderosos y, lo sabían bien, capaces de conseguir todo lo que deseaban con solo un chasquido de los dedos. La atmósfera a su alrededor parecía detenerse cuando pisaron el asfalto, como si el mundo mismo se inclinara ante su presencia.
Tierra, con sus joyas brillando al sol parisino, sonreía con arrogancia, disfrutando cada segundo de su dominio sobre la ciudad. -"Ah, París. El único lugar en el mundo que realmente entiende lo que significa el lujo"- comentó, sin molestarse en disimular su desprecio por cualquier cosa que no alcanzara sus altísimos estándares.
Venus, aunque mucho más contenido, sonrió débilmente, tratando de seguirle el paso. -"Siempre es una experiencia, eso seguro."-Pero por dentro, esa incomodidad familiar se instalaba nuevamente. París era impresionante, pero nada en la ciudad podía eclipsar la presencia dominante de Tierra.
Fueron directo a las tiendas de alta costura más exclusivas de la ciudad. En boutiques donde solo los más privilegiados podían entrar, Tierra seleccionaba prendas como si estuviera haciendo una obra maestra. Cada pieza que tocaba era evaluada con la precisión fría de alguien que no solo entendía el lujo, sino que lo poseía. -"Este traje... me lo llevo"- decía Tierra con una sonrisa satisfecha, sin siquiera mirar el precio. Para él, todo era una extensión de su propio poder.
Venus, por otro lado, lo seguía de cerca, haciendo lo posible por no parecer desbordado por la extravagancia. A pesar de su propio estatus, siempre se sentía como un simple acompañante en comparación con la deslumbrante frialdad de Tierra. Mientras Tierra compraba sin pensarlo dos veces, Venus se limitaba a observar, consciente de que aunque él también podía permitirse cualquier cosa, nunca lograría dominar el espacio como lo hacía Tierra.
Después de horas de compras, se dirigieron a uno de los restaurantes más exclusivos de París, donde una cena costaba lo que otros ganaban en meses. Mientras se sentaban en una mesa con vistas a la Torre Eiffel, Tierra se inclinó hacia Venus, su tono lleno de una confianza cruel. -"¿Ves? Esto es lo que significa vivir, Venus. No se trata solo de tener dinero. Se trata de controlarlo todo, de hacer que el mundo gire a tu alrededor."-
Venus asintió, pero su sonrisa era tensa. -"Sí, lo sé. Siempre lo has dejado claro."- Pero, en el fondo, sentía cómo ese control que Tierra ejercía no se limitaba solo al dinero y al poder. Era algo más profundo, algo más oscuro. Tierra no solo controlaba las situaciones, también controlaba a las personas, y Venus no podía evitar sentir que él era solo otro peón en ese juego.
La cena transcurrió entre bromas y conversaciones sobre inversiones, arte y viajes, pero cada palabra de Tierra era una muestra de su crueldad disfrazada de elegancia. Se reía de los menos afortunados, hablaba con desprecio de quienes no podían permitirse el lujo que él disfrutaba y, de vez en cuando, lanzaba pequeñas puyas hacia Venus, siempre con esa sonrisa que parecía amistosa, pero que escondía una amenaza sutil.
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|•Caprichoso•|
FanfictionNo entiendo, por todos parecen tan molestos con lo que hago? Sera por la vez en la que llamo monos sucios a los empleados de la empresa?, o cuando se burló de la gente pobre y maloliente? ...O talvez cuándo prendió fuego el cabello de su sirvienta? ...