𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦 2.

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Al llegar, Karoline me invitó a entrar a su cuarto y encendió la televisión para elegir algo para ver. Aunque yo aún estaba conmocionada por lo de la niña, no estaba muy atenta.

𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦: Bueno, ¿qué quieres ver?... Stefani?... ¡Stefani!

𝘚𝘵𝘦𝘧𝘢𝘯𝘪: ¡Eh!?... Sí, perdón, lo que sea está bien.

𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦: Hmmm, ¿qué te pasa?

𝘚𝘵𝘦𝘧𝘢𝘯𝘪: ¿Nada? ¿Pasarme de qué o qué?

𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦: Te grité como tres veces y ni me escuchaste, además tienes cara de haber visto un fantasma.

𝘚𝘵𝘦𝘧𝘢𝘯𝘪: Es que si te cuento, me vas a tachar de loca, aparte apenas te conozco de hoy.

𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦: Vamos, cuéntame. No te juzgo ni nada. Además, mientras más raro, más divertido el chisme.

𝘚𝘵𝘦𝘧𝘢𝘯𝘪: Bueno, lo que pasa es que ayer soñé que una niña dibujaba algo en mi escritorio y hoy, antes de venir, se me ocurrió ir a verlo y había un dibujo horrible de una niña vestida con ropa y un moño azul, y un señor alto con la cara rayada de negro y las manos rojas.

𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦: Wow... Bueno, emm, no sé qué decir...

𝘚𝘵𝘦𝘧𝘢𝘯𝘪: ¡Te dije que me ibas a tachar de loca!

𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦: No, no es por eso, es que hay una historia aquí en la ciudad sobre una niña... ¿Conoces a la Llorona?

𝘚𝘵𝘦𝘧𝘢𝘯𝘪: Sí, ¿por?

𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦: Bueno, es algo así pero al revés, una niña que se lamenta porque quedó huérfana al perder a sus padres en un incendio. Según los relatos, entra a las casas de la gente en busca de una madre que la adopte...

*¡CLONK!*

𝘈𝘮𝘣𝘢𝘴: (se sobresaltan)

𝘚𝘵𝘦𝘧𝘢𝘯𝘪: ¿Y eso?

𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦: Creo que fue el gato, siempre se sube a la mesa y tira los platos de comida. Pero es porque tiene hambre. ¿Me esperas? Voy a darle de comer y ya seguimos hablando.

𝘚𝘵𝘦𝘧𝘢𝘯𝘪: Sí, yo espero aquí.

Unos minutos después, Karoline volvió y puso una novela romántica para aliviar la tensión. Aunque intenté concentrarme en la pantalla, mi mente seguía volviendo al dibujo en el escritorio y a la extraña historia de la niña huérfana que Karoline acababa de contarme.

𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦: Entonces, ¿qué pensas? ¿Te parece bien si investigamos juntas?

𝘚𝘵𝘦𝘧𝘢𝘯𝘪: (suspira) Sí... Me vendría bien la ayuda. Pero si algo raro vuelve a pasar, te prometo que te digo.

𝘒𝘢𝘳𝘰𝘭𝘪𝘯𝘦: ¡Hecho! Pero con una condición: si aparece la niña otra vez, tenes que llamarme enseguida. No me quiero perder el chisme... o la investigación paranormal.

Ambas nos reímos, y sentí un poco menos de miedo. La noche pasó más tranquila de lo que esperaba, y al final, Karoline me acompañó hasta la puerta cuando mi abuelo llegó para recogerme.

𝘈𝘣𝘶𝘦𝘭𝘰: (sonriendo) ¿Te divertiste, mija?

𝘚𝘵𝘦𝘧𝘢𝘯𝘪: Sí, abue... Creo que hice una nueva amiga.

...

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