Acto V: Verdaderas imprecisiones

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Ya era la mañana siguiente. Me había levantado temprano para empezar con mi trabajo. Busqué el traje que alguna vez usé cuando trabajaba para Laurent, pero recordé que, con el tiempo, él me pidió que no era necesario usarlo, que podía vestirme con mi ropa común y corriente.

Aún así, sentí la necesidad de llevarlo hoy. Quizás por costumbre, o porque algo en mí quería volver a esos días, a esa rutina. Me alisté rápidamente y entré al baño, tomé una ducha rápida y cepillé mis dientes. Cuando terminé, me puse el traje y bajé las escaleras.

No estaba del todo seguro de lo que le gustaba a Vincent para el desayuno, pero decidí que lo haría con ganas, después de lo que pasó anoche. Pudimos hablar, disculparnos, y eso me dejó algo feliz. Al menos, más de lo que esperaba.

Revisé el refrigerado, saqué un par de cosas, unos huevos, algunos vegetales y un poco de queso. No estaba muy seguro de qué sería lo mejor, pero improvisar siempre era una opción.

Llevé un sartén a la estufa, encendí el fuego y comencé a picar los vegetales. En ese momento, escuché pasos entrando en la cocina. Al voltear, vi a Magdalena observándome con una sonrisa divertida.

- Buen día, Saimón ¿qué estás preparando? - me preguntó en tono burlón.

- El desayuno de Vincent - respondí, concentrado en cortar los vegetales. - Me estoy apresurando un poco, después de lo que pasó ayer.

Magdalena soltó una risita mientras llenaba un recipiente de agua y lo colocaba en la máquina de café. Presionó un botón y me miró de nuevo, esta vez con curiosidad.

- ¿Y qué pasó ayer? - preguntó, claramente interesada.

Suspiré, y decidí ir directo al grano.

- Vincent no me había agradado para nada, y me lo dejó bastante claro - empecé, sin dejar de picar. - Al principio me ignoró, y se comportó de manera tan arrogante que honestamente quería golpearlo si podía. Actuaba como si fuera superior a todos los demás. Pero anoche, cuando bajé por un poco de agua, lo encontré allí, sentado en el comedor.

Magdalena se quedó callada un momento, claramente sorprendida. Mientras comenzaba a servir el café, me lanzó una mirada curiosa.

- ¿Qué hacía el señor Vincent en la cocina a mitad de la noche?

- Dijo algo sobre el cambio de horario - le expliqué. - Viene de un país donde ya era de día, mientras aquí aún era de noche, o algo así.

Magdalena asintió lentamente, asimilando la información, pero no dejó pasar la pregunta que tenía en mente.

- ¿Y solucionaron las cosas?

- Sí - respondí, sin dejar de cocinar. - Hablamos anoche y decidimos empezar desde cero.

Después de un momento, terminé de preparar el desayuno de Vincent. Magdalena, que había estado observando curiosa desde el otro lado de la cocina, me preguntó con una sonrisa,

- ¿Qué es lo que huele tan bien?

- Hice vegetales fritos con queso y huevos - le respondí, mientras me quitaba un poco de sudor de la frente. - Además, preparé unas tostadas con mantequilla, queso y mermelada. Pero no estoy seguro de qué darle de beber. Estaba pensando en café o jugo de naranjas recién exprimido, pero no sé...

- Lleva ambos - me sugirió Magdalena, apoyada en la encimera. - Y también podrías agregar un vaso con agua, por si acaso.

Pensé en su idea por un momento antes de asentir. "Es cierto", me dije. Así que me puse a preparar rápidamente el jugo de naranjas. Mientras lo hacía, escuché pasos acercándose a la cocine, observe que eran Iris y Eloísa, quienes tenían cara de seguir con ganas de estar en la cama. Apenas lograron murmurar un "buenos días" antes de dejarse caer sobre las sillas.

Chance of routine (Furry/Gay)Where stories live. Discover now