Después de que Roni le pidiera a su causa que le diera "más duro, pe", se quedó en silencio mientras Walker seguía su ritmo furioso, perdido en la pasión. Pero para Roni, todo había cambiado en ese instante. Cada golpe, cada embestida, ya no le brindaban el escape que buscaba.
El peso de su traición a Kuks, el vacío en su pecho, y la confusión de sus sentimientos lo inundaban, y aunque físicamente su cuerpo respondía al placer, su mente estaba atrapada en un torbellino emocional.
Cuando todo terminó, Walker, jadeando, se dejó caer a su lado. El sudor en su piel y su respiración pesada llenaban la habitación. Roni, sin embargo, permanecía quieto, mirando al techo con la mente acelerada. Walker, satisfecho y sin notar el conflicto interno de Roni, se acomodó para dormir.
Pero Roni no podía dormir. Algo se había quebrado dentro de él. Había buscado en Walker una forma de olvidar a Kuks, de escapar de los problemas que había enfrentado en su relación anterior. Pero ahora se daba cuenta de que la solución no era tan simple. Sentía una atracción física por Walker, sin duda, pero carecía de la conexión emocional que alguna vez tuvo con Kuks. La pasión desenfrenada de Walker no era suficiente para llenar el hueco que había dejado Kuks.
Se levantó en silencio, caminó hasta la ventana, y dejó que la brisa nocturna acariciara su piel. En ese momento de soledad, empezó a hacer un balance de sus sentimientos. ¿Qué estaba buscando realmente? Walker le ofrecía una salida rápida, un lugar donde desahogar sus deseos más oscuros, pero el afecto y la intimidad que había compartido con Kuks era algo que no podía ignorar. ¿Lo seguía amando? Sí, pero también sabía que le había causado mucho dolor.
El rostro de Kuks apareció en su mente: aquella mirada rota cuando le confesó su infidelidad. Kuks siempre había sido leal, incluso con sus gustos poco convencionales en la cama. Siempre buscaba algo más profundo, un amor que trascendiera el físico. Y Roni había fallado en dárselo.Mientras la noche avanzaba, Roni se dio cuenta de que estaba atrapado entre dos mundos. Un lado de él deseaba quedarse con Walker, vivir una vida de pasión sin restricciones; el otro lado, sin embargo, anhelaba la seguridad emocional y el vínculo que tenía con Kuks. Sabía que tarde o temprano tendría que tomar una decisión, pero aún no estaba listo para enfrentarla.
Por otro lado, Kuks también estaba inmerso en su propio conflicto interno. El dolor de la traición aún estaba fresco, pero había algo más que no podía ignorar: todavía amaba a Roni. El amor, sin embargo, había mutado, y ahora se mezclaba con un profundo rencor. ¿Cómo podía amar tanto a alguien que lo había herido tan profundamente? A veces, el resentimiento era tan fuerte que sentía que podía romper algo solo para aliviar el dolor. Otras veces, solo quería volver a esos momentos de intimidad y complicidad que alguna vez compartieron.En las últimas semanas, Kuks había intentado salir, distraerse, incluso conocer a otras personas. Pero ninguna de esas distracciones le funcionaba. Siempre volvía a la misma conclusión: lo que sentía por Roni no desaparecería tan fácilmente. Por las noches, se encontraba pensando en él, recordando cada detalle de su relación, desde los momentos más tiernos hasta las discusiones más amargas. El deseo de recuperar lo que una vez tuvieron era tan fuerte como su necesidad de vengarse por el daño que le había causado.
Su vida se había vuelto una batalla interna, una lucha constante entre el amor y el odio. Cada vez que pensaba en perdonarlo, el dolor de la traición lo empujaba de vuelta al rencor. Pero la verdad era que, aunque intentaba convencerse de que lo odiaba, no podía dejar de quererlo.
El destino quiso que, semanas después, los caminos de Roni, Walker y Kuks se cruzaran nuevamente. Una tarde, Roni decidió que ya no podía seguir viviendo en el limbo emocional en el que se encontraba. Necesitaba resolver las cosas, cara a cara. Los llamó a ambos y les propuso reunirse en el mismo café donde alguna vez le confesó su infidelidad a Kuks.Kuks llegó primero. Estaba nervioso, su mente era un caos de emociones contradictorias. No sabía si quería golpear a Roni o simplemente abrazarlo. Minutos después, Walker apareció. Se miraron con desconfianza, sabiendo que ambos estaban allí por la misma persona, y que en cualquier momento la tensión podría explotar.
Finalmente, Roni llegó. Se sentó frente a ellos, con el peso del mundo sobre sus hombros. El ambiente era tenso, los silencios largos y pesados. Roni sabía que tenía que hablar, pero las palabras se le atoraban en la garganta.
—He estado pensando mucho —empezó, evitando el contacto visual con ambos—. Sé que lo que hice estuvo mal. A ambos les fallé. Y no sé cómo explicar lo que siento porque ni yo lo entiendo del todo. Lo único que sé es que... no puedo seguir así.
Kuks lo miraba con una mezcla de esperanza y resentimiento, mientras Walker, más impaciente, cruzó los brazos, esperando una respuesta más clara.
—¿Qué significa eso? —preguntó Walker, cortante—. ¿Te quedas conmigo o no?
Roni respiró hondo. Sabía que este era el momento de la verdad.
—No se trata de quedarme con ninguno de ustedes —dijo, con la voz quebrada—. Ambos me dieron algo diferente, algo que pensé que necesitaba. Con Kuks, sentí un amor profundo, pero siempre había una parte de mí que no encajaba del todo. Y con Walker, sentí libertad, pero me falta esa conexión emocional que tenía antes. La verdad... es que no encuentro lo que realmente quiero en ninguno de los dos.
Ambos lo miraron en silencio, sorprendidos. No era la respuesta que esperaban.
—He estado intentando encontrarme en ustedes, buscando una solución a mis problemas en los demás, pero me doy cuenta de que no es justo ni para ustedes ni para mí. Necesito tiempo. Necesito estar solo.
Kuks abrió la boca para decir algo, pero Roni levantó la mano, deteniéndolo.
—Voy a ser el "Causa Solitario". No estoy listo para estar con ninguno de ustedes, y no es justo mantener esta confusión.
El silencio que siguió fue demoledor. Walker frunció el ceño, lleno de frustración, mientras Kuks, herido, apartó la mirada. Roni, consciente de lo que había decidido, se levantó y tomó una última respiración antes de irse.
—El Causa que intentó ser un "pe" —dijo con una amarga sonrisa—, pero se quedó en causa.
Y con esas palabras, se alejó, dejando a Walker y Kuks solos en el café, mientras él emprendía un camino hacia la soledad que, por ahora, era lo único que le hacía sentido.