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CAPÍTULO ESPECIAL

NARRADO POR MARGARET

Murmullos.

Eso es lo que se escucha desde el otro lado de la puerta de la habitación que hemos cedido a Megan a modo de préstamo por todo lo que ella será capaz de hacer por nosotros. Si una mala costumbre tiene esta niña es a dormir con la puerta abierta, por lo que haberme levantado antes me condujo a darme cuenta de que no duerme bien, da vueltas, usa el móvil, da vueltas, intenta dormir, hace ruido con el móvil. Me vuelvo a levantar y sigue exactamente igual.

No puede ser que una chica de su edad sea tan inocente, o es que debe procesar tantas cosas y todas juntas que no está lejos la posibilidad de que pierda la inocencia pronto.

Hasta que el corazón se me hace pedazos tras escuchar las palabras de mi marido que confirman todos mis horrores y mis broncas. ¿Puedo enojarme con ella si una parte de mí es consciente de que en verdad sea un poco estúpida y podemos ofrecerle algo para que pueda progresar en su vida? Bueno, hay dos opciones: o es muy viva o es muy torpe como para terminar de comprender qué es lo que sucede en su vida, no queda por fuera de las posibilidades que ya lo haya tenido decidido de antes.

Mi marido me advirtió que hablaría con el padre de esta chica a fin de discernir si ya estaría de acuerdo antes de venir así no se llevaba sorpresas o cosas por el estilo, lo que más quiero ahora es que la venida de este hijo destruya nuestro matrimonio, solo queremos unirlo más, en relación a lo que ha sido este último tiempo de intentos fallidos, muchos años de dolor sin remedio.

—Te amo—le dice él.

Ella no conviene.

Me pregunto por qué no lo hace, ¿en verdad no le cree cuando él se lo dice? ¿Se habrá dado cuenta de que es sólo para que termine engatusada en la opción de concretar el sueño de su vida de tener un futuro?

Puedo ayudarla, puedo darle todo lo que espera en su vida, siempre que esté dispuesta a ceder de su parte lo que necesitamos.

Sino, las cosas se pondrán feas.

—...amor.

Así es como él la llama.

Y me sangran los oídos.

Yo le pedí a él que viniera a verla porque no podía dormir evidentemente y eso solo podía deberse a las dudas antes el planteo que le hicimos, y si hay dudas, podría caer en la opción de que nos rechace.

Amo a Christopher, pero no estoy dispuesta a compartirlo. Solo que devenga ese hijo y nos ceda su tutela, la opción del tratamiento, según Chris, es invasivo o más racional que directamente proponerle...un medio más natural.

Estoy celosa, sí.

La detesto, no lo sé.

Quiero ayudarla, por supuesto.

Quiero a ese hijo, con mi vida.

Asi que los dejo en paz a la espera de que la chica se duerma y me voy a la cama, segura de que está sola en el mundo y que lo mejor que puede pasarle ahora es la oportunidad que tenemos para ofrecerle.

Aunque eso implique hacer sacrificios desde todas partes.

Y porque ya le pagamos a su padre para que nos la podamos traer a Nueva York.

El Socio de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora