sinfonía, preludio: amargo inicio

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En el campo de batalla, la tensión creció a medida que Tali y Michelle entraban a la arena. Los referees, Go y Leonardo, levantaron sus manos para indicar el inicio del combate, y el ambiente se cargó de anticipación.

Tali, con una sonrisa astuta, comenzó a conjurar ilusiones a su alrededor. Proyecciones de su figura aparecieron por todas partes, distorsionando la percepción de la realidad. Las imágenes danzaban, se desvanecían y volvían a surgir, creando un laberinto visual diseñado para confundir y desorientar a su oponente. Tali sabía que, para vencer a Michelle, debía mantener la distancia y usar su ingenio.

Michelle, por su parte, era consciente de su objetivo. Con un grito de determinación, se lanzó al frente, decidida a acortar la distancia entre ambas. Sin embargo, a medida que avanzaba, cayó en una de las ilusiones de Tali, confundiéndose con una de las proyecciones que se desvanecía ante sus ojos. En ese instante, sintió una punzada de frustración, pero no se dejó llevar por el desánimo. Su entrenamiento le decía que debía encontrar a Tali, y lo haría a pesar de la confusión.

Mientras se movía con rapidez, Michelle empezó a utilizar sus habilidades para sentir la energía mágica de Tali. Sabía que, si podía detectar el pulso de su magia, podría encontrar a la verdadera Tali. Se concentró, buscando la conexión mágica entre ellas, pero Tali se movía ágilmente, cambiando de posición y proyectando más ilusiones para mantenerla a raya.

Tali sonrió para sí misma mientras observaba a Michelle tratar de encontrarla. "Este es el juego," pensó, disfrutando de la danza que se estaba desarrollando. Su mente se llenó de estrategias; necesitaba desgastar a Michelle, hacerla dudar de sí misma. Pero sabía que Michelle era fuerte y tenaz, y que no se rendiría fácilmente.

Ambas combatientes eran conscientes de lo que estaba en juego. Tali debía usar su astucia para mantener a Michelle a distancia, mientras que Michelle tenía que concentrarse en superar las ilusiones y llegar a la realidad. El primer encuentro sería crucial, y el destino de sus respectivos equipos podría cambiar en un instante.

Mientras Tali lanzaba más ilusiones, Michelle empezó a formular un plan. Sabía que, si podía prever los movimientos de Tali, podría deshacer las ilusiones antes de que la atraparan. Su determinación era inquebrantable; no se detendría hasta encontrar a su oponente y demostrar que podía vencerla.

Con cada instante que pasaba, la batalla se tornaba más intensa, y ambas sabían que el resultado de su enfrentamiento no solo definiría el combate, sino también el rumbo de sus destinos.

Por su parte, Miguel se preparaba para enfrentarse al primero de los hechiceros que intentaban detenerlo, un joven llamado Owen. Este hechicero, con su magia amarilla brillante, había demostrado ser un oponente formidable. Sin perder tiempo, Owen conjuró unas ataduras mágicas, buscando inmovilizar a Miguel. A pesar de que las ataduras se envolvieron rápidamente alrededor de su cuerpo, Miguel no mostró preocupación alguna; su mirada se mantenía fría y desafiante.

Con un gesto rápido, Miguel creó un doble de sí mismo, una proyección mágica que era casi indistinguible de él. El clon se lanzó a la pelea con una velocidad sorprendente, desafiando a Owen a reaccionar. Este, confiado en su habilidad, intentó apresar al clon con las mismas ataduras que había utilizado contra Miguel, pero se encontró con una inesperada resistencia.

El clon de Miguel, con una rápida maniobra, utilizó una magia de barrera básica, bloqueando las ataduras de Owen durante 0.7 segundos. Aunque fue un tiempo breve, fue suficiente para que Miguel preparara su siguiente movimiento. Concentrándose, Miguel conjuró un hechizo conocido como Soul Daggers. Este poderoso hechizo consistía en dagas mágicas que, al cortar las ataduras creadas por Owen, no solo liberaron a Miguel, sino que también causaron un daño directo al alma de su oponente.

Las dagas atravesaron el aire, brillando con una luz inquietante mientras se dirigían hacia Owen. Este se dio cuenta de su error demasiado tarde; la conexión entre su magia y su ser se sintió desgarrada. El dolor atravesó su cuerpo, dejándolo aturdido y vulnerable. En un instante, lo que había comenzado como un combate calculado se tornó en una lucha desesperada por su propia existencia.

Miguel, observando la reacción de Owen, sintió un momento de satisfacción. El poder que había absorbido de su destino lo había transformado en algo más que un simple combatiente; era un agente de la justicia que estaba dispuesto a acabar con la corrupción que existía en el mundo mágico. Sin dudar, Miguel se lanzó hacia Owen, preparado para terminar el combate y demostrar que no había vuelta atrás en su camino hacia la venganza y la verdad.

Por su parte, Michelle se encontraba inmersa en un combate tenso contra Tali, quien dominaba el arte de las ilusiones. A medida que Tali lanzaba hechizos de ataque de nivel 6, Michelle se movía ágilmente por el campo de batalla, utilizando magia de mejora para intentar localizar la verdadera posición de su oponente. A pesar de las múltiples ilusiones que la rodeaban, Michelle no se dejaba desanimar; su impresionante capacidad de aguante provenía de su extenso conocimiento en hechizos de curación, lo que le permitía resistir el daño y mantenerse en la pelea.

Sin embargo, a medida que las ilusiones se intensificaban, la situación se volvía cada vez más caótica. En un momento de claridad, Michelle recordó la estrategia que Saki había utilizado en su combate anterior. Con determinación, decidió replicarla. Concentrándose, comenzó a canalizar su energía mágica y, en un movimiento decisivo, creó una barrera de anulación del tamaño de la arena. Esta barrera no solo absorbía los ataques mágicos de Tali, sino que también negaba las ilusiones que la rodeaban, revelando el verdadero estado del campo de batalla.

Cuando la barrera se estableció, Michelle sintió que la presión de las ilusiones disminuía. Por fin, pudo ver claramente la figura de Tali, que había estado oculta detrás de sus engaños. La oportunidad se presentó ante ella como un rayo de luz en la oscuridad. Con rapidez, Michelle se lanzó hacia adelante, armada con un hechizo de energía curativa que había transformado en un ataque ofensivo. Con el poder del instante, Michelle proyectó su energía hacia Tali, buscando no solo desmantelar sus ilusiones, sino también infligir un daño significativo.

Mientras la energía brillaba con intensidad, Michelle sabía que este momento era crucial. El resultado del combate dependía de su capacidad para adaptarse y superar las estrategias de Tali. A medida que se acercaba a su oponente, la determinación ardía en su interior; estaba decidida a demostrar que, a pesar de las dificultades, podía triunfar sobre las sombras que habían estado amenazando su mundo.

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