Samuel se encontraba en el comedor, sentado en una silla al lado de su novio, mientras su chico comía, él se encargaba de hacer un lista de nombres. Puede que sea algo pronto, pero Rubén ya llevaba dos meses de su embarazo, su vientre estaba más crecido, aunque no era una exageración, sí se veía un cambio. Entonces, decidieron hacer una lista con nombres de niño y de niña, pues aún no sabían el sexo del bebé.
Vegetta levantó la hoja en la que estaba escribiendo, con una mano, ya que la otra mantenía firme un lápiz de grafito. Cuando se aseguró que la lista era perfectamente simétrica y que los nombres estaban bien escritos, se la entregó a Rubius, quien la recibió al instante. Comenzó a leer cada nombre con tranquilidad, mientras llevaba el tenedor con algo de pollo y ensalada a su boca.
Samuel se acercó moviendo la silla, hasta quedar a un lado de su pareja, ambos veían y leían la lista, atentamente. Esta decisión era importante, no podían ponerle un nombre cualquiera a su hijo o hija, no querían que sufriera durante toda su vida. Era una decisión que no podía ser tomada a la ligera... Al menos así lo era para Samuel, pues Rubén...
─── No veo en la lista el nombre que yo propuse. ─── Se quejó el oso, apartando la vista de la hoja para pasar a ver a su pareja, quien frunció levemente el ceño.
─── No le pondremos a nuestro hijo "Terreneitor" ─── Exclamó el Alfa. Amaba a su novio, pero a veces se pasaba.
Vió a Rubén hacer puchero, volviendo su cara al papel, parecía concentrado, leyendo cada nombre que proponía su Alfa. Dejó el tenedor a un lado y se colocó la mano en la barbilla, como si eso lo ayudara a concentrarse.
─── Sabes... Hay un nombre, que me gusta mucho... ─── Comenzó el Omega, girando la cara nuevamente hacia su pareja quien lo miraba detenidamente como si esperara que prosiguiera. ─── "Iván"
─── ¿Iván? ─── El Alfa cuestinó, poniéndose a pensar seriamente. Era una opción.
─── Y si es niña, Ivana... ─── Samuel rió entre dientes, abrazando a su chico para soltar sus suaves feromonas de felicidad.
A veces no podía creer que estuviera viviendo esta maravillosa etapa de su vida con la persona que amó y siempre amará, a pesar de las discusiones, de los tontos enojos, siempre llegarían el uno al otro, como si tuvieran la necesidad de seguir existiendo solo para acompañar al contrario en las buenas y en las malas.
Volviendo al tema del nombre de la pequeña personita que estaba creciendo dentro de Rubén, se decidieron por Iván, más que nada por caprichos del Omega, que insistió en que si no se llamaba así probablemente terminaría convenciendo a Samuel para ponerle Terreneitor a su bebé. Y seamos sinceros, el mayor prefería que el niño se llamara Iván o Ivana y no de una manera tonta e infantil. Claro que eso no lo diría frente a su pareja.
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