sin título

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es como si viviera en un mundo que no puede verme,
camino entre las personas, pero no dejo huella,
mi sombra se desvanece entre las suyas,
y cada paso se siente como si no tuviera dirección.
miro sus rostros, sonrientes, llenos de vida,
y me pregunto cómo lo hacen, cómo respiran tan fácilmente,
mientras yo apenas logro sostener el aire en mis pulmones,
cargando un peso invisible que nadie más parece notar.

la soledad no es solo estar solo,
es sentir que todo sigue adelante sin mí,
es ver cómo las conversaciones fluyen,
cómo las miradas se cruzan, cómo las manos se tocan,
y yo me quedo en el borde, observando,
como un espectador en una película donde nunca seré parte del elenco.
quiero estirar la mano,
quiero alcanzar esa calidez que veo en otros,
pero mis dedos pasan a través del aire,
y lo único que toco es ese vacío que siempre me acompaña.

a veces trato de encajar,
de moldearme a lo que los demás parecen ser,
pero es como intentar doblar una rama seca,
al final solo me rompo más.
siento que soy la pieza de un rompecabezas
que alguien dejó caer en el suelo,
perdida, olvidada, mientras todos los demás
siguen armando el cuadro sin mí.
y cuanto más lo intento, más evidente se hace
que no pertenezco a ningún lado.

la desesperación no llega de golpe,
es lenta, se instala en las esquinas de mi mente,
en esos momentos de calma en los que debería sentirme a salvo,
pero en lugar de eso, todo se siente hueco.
me despierto esperando que algo cambie,
que tal vez hoy sea el día en que finalmente encuentre
ese rincón donde pueda descansar,
donde no tenga que fingir que todo está bien.
pero cada día es igual,
y la grieta en mi pecho se hace más profunda,
como un agujero que nunca deja de crecer.

y cuando intento hablar,
cuando intento poner en palabras lo que siento,
todo suena confuso,
como si no supiera cómo describir
este vacío que me consume.
me pregunto si alguien más lo ha sentido,
si alguien más ha mirado al mundo
y ha sentido que simplemente no pertenece.
pero cada vez que busco respuestas,
solo encuentro más preguntas,
y esa sensación de estar perdido
se hace aún más grande.

hay momentos en los que la tristeza me envuelve por completo,
como una manta fría que no puedo quitarme,
y aunque trato de seguir adelante,
cada paso se siente más pesado que el anterior.
es como si el suelo mismo se desmoronara bajo mis pies,
dejándome atrapado en este ciclo de intentar y fallar.
y el mundo sigue, sin pausa,
mientras yo me quedo quieto,
mirando cómo todo lo que quiero
parece alejarse un poco más con cada segundo.

en esos días, me siento como un fantasma,
vivo, pero invisible,
como si mi existencia fuera algo que el mundo ha decidido ignorar.
y aunque quisiera gritar, romper este silencio,
me encuentro sin palabras,
solo con un nudo en la garganta
y el eco de lo que no puedo decir.

cuando cae la noche,
y el mundo finalmente se queda en silencio,
me acuesto en la oscuridad,
mirando el techo,
escuchando el latido de mi propio corazón,
y me pregunto por qué sigue latiendo
si todo lo que siento es este vacío.
me pregunto cómo se sigue adelante
cuando todo lo que una vez dio sentido
ahora parece tan distante, tan ajeno.

miro las estrellas desde mi ventana,
esas pequeñas luces en la inmensidad del cielo,
y pienso en lo solas que deben sentirse,
tan lejos unas de otras,
tan perdidas en un espacio infinito.
me siento como una de ellas,
parpadeando sin rumbo,
sin importar cuánto brille,
siempre estaré en esa distancia inalcanzable,
lejos de todo lo que deseo,
perdido en la oscuridad,
esperando, sin saber qué estoy esperando.

y es ahí, en esa espera interminable,
donde la tristeza me consume.
es una tristeza que no llora,
que no grita,
solo está,
como un río lento que me arrastra,
y aunque trato de nadar contra la corriente,
cada brazada se siente más pesada,
cada intento de seguir adelante
me hunde un poco más.

no sé cuánto más puedo seguir así,
cargando este vacío que no deja de crecer,
intentando encajar en un mundo
que parece decidido a dejarme fuera.
y mientras los días pasan,
mientras la vida sigue,
yo me quedo aquí, en este limbo,
esperando a que algo, lo que sea,
me devuelva la sensación de pertenecer.

alma rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora