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Bill subía escaleras arriba a paso acelerado para encerrarse en su habitación. Ese día había Sido un torbellino y todo de forma positiva. Su cuerpo dolía por haberse alejado de la única actividad físico que solía tener—sexo—todo por no pensar en nadie más que en Tom.

«Tom Kaulitz»

La yema de sus dedos acariciaba sus labios con una tonta sonrisa soñadora dibujada en su rostro. Luego comenzaba a reír como un desquiciado y se despeinaba sintiendo un sentimiento de timidez repentina.
Quitándose la camisa que tenía cierto aroma a Tom, la estrujaba entre sus manos para ponerla y tirarse a la cama de espaldas.

— No lo puedo creer, joder... — pataleaba como Imbécil.

Había reconsiderado si devolver aquella camisa a Georg era buena idea, porque tenía la fragancia de su eterno amor platónico, que ya no era tan platónico.  Sus dedos picaban queriendo mandarle nuevamente un mensaje pero sería demasiado.

No hacía mucho habían follado y no eran nada, absolutamente nada para andar mandándole mensajes como puberto enamorado. Suspirando tomaba su móvil dónde seguía recibiendo mensajes de Georg y Gustav por separado.

 Suspirando tomaba su móvil dónde seguía recibiendo mensajes de Georg y Gustav por separado

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Había respondido nuevamente, entre risas tontas, que mañana les contaría un poco respecto al encuentro y a duras penas se quitaba la ropa para quedarse en boxer y dormir con una sonrisa cuadrada pintada en su rostro

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Había respondido nuevamente, entre risas tontas, que mañana les contaría un poco respecto al encuentro y a duras penas se quitaba la ropa para quedarse en boxer y dormir con una sonrisa cuadrada pintada en su rostro.

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Tom silbaba y tarareaba una canción mientras revisaba diferentes carpetas que habían sido dejadas en su escritorio.

Jessica, entraba muy silenciosa observando como su esposo y mejor amigo se desenvolvía muy relajado entre tantos pendientes que tenía aquella mañana.

— ¿Quien eres y que has hecho con Tom Kaulitz? — musitaba apuntandolo con un arma imaginaria que formaba con sus manos y la punta de ésta eran sus dedos índice y corazón.

Kaulitz levantaba la vista riendo de forma adorable al verla hacer aquello.

— ¿Qué haces? — preguntaba divertido.

𝙡𝙞́𝙣𝙚𝙖 𝙚𝙨𝙘𝙖𝙧𝙡𝙖𝙩𝙖 ↧✰࿚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora