Capítulo 1

436 34 3
                                    

Sunagakure no sato

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sunagakure no sato.

•–«🍃»–• •–«🍃»–• •–«🍃»–•

Caminaba lentamente por el bosque, ya estando lo suficientemente lejos de su aldea.

Una malherida Akane se encontraba caminando sin rumbo fijo, después de recibir una parte de los aldeanos recibió el mensaje de el que nunca volvería, o le pasaría algo peor.

Y siendo sólo una niña pequeña, no tuvo de otra más que abandonar su hogar por el miedo.

Así fue, como terminó vagando hasta terminar fuera del territorio de Konoha. Ya ni siquiera sabía dónde estaba. Había caminado por horas, lo último que alcanzo a ver fue arena antes de perder la conciencia.

Cuando volvío a abrir los ojos se encontraba en lo que parecía ser un hospital pero no era el de Konoha este tenía las paredes de un color amarillo opaco y en una de las paredes se encontraba lo que parecía ser un reloj de arena.

Con duda se levantó su cuerpo aún dolía por los golpes recibidos, el sonido de la puerta abriéndose la puso alerta.

— Veo que despertaste — una enfermera le dijo con una sonrisa gentil, una expresión diferente a la que estaba acostumbrada en su aldea — tranquila no te aremos daño.

La pelirroja asintió temerosa dejando que la mujer la revisara poco después un hombre de cabello rojo igual al suyo pero de un color más fuerte y portaba una túnica blanca.

— Hola pequeña — dijo sentándose alado de su camilla, la mujer salió de la habitación para darles privacidad. — ¿puedes decirme tu nombre?

—... soy Akane Uzumaki — dijo con timidez.

Eso sorprendió al hombre, todos conocían el clan Uzumaki y sus grandes reservas de chakra y sus habilidades en el sellado, kenjutsu, taijutsu, y su kekekeincai más conocido las kongofusa. Tener a un Uzumaki era una gran ventaja para la aldea.

— Dime Akane-chan ¿tienes a donde volver? — preguntó el mayor.

— No...— susurro, pero fue suficiente para que lo alcanzar a escuchar.

— Que te parece si te quedas conmigo conmigo y mis hijos — propuso con una sonrisa, si esa niña realmente era una Uzumaki la aldea tendré una mejor prosperidad.

— Yo no se que decir — dijo con la cabeza gacha, lo pensó uno momento, no tenía a nadie y no podía volver a su aldea — Y-yo... si...

— Ven vamos — la pelirroja tomó la mano del hombre y comenzaron a caminar a la casa del Kazekage.

Así iniciando una nueva vida para ella.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

También te gustarán

          

Actualidad.

Ya habían pasado 6 años desde aquel día que llegó a Suna, la pelirroja fue adoptada por el Yondaime Kazekage conociendo así a sus tres hijos; Temari, Kankuro y Gaara. Con este último no se llevó bien en un principio pero con el tiempo se hicieron amigos, los quería como sus hermanos. Además de que formaron así una gran amistad y reconciliando los lazos rotos de la familia con algo de esfuerzo y persistencia por parte de la Uzumaki.

Se podía ver a una niña de cabello rojo que le llegaba hasta por debajo de la cintura en la biblioteca leyendo algunos libros antiguos con entusiasmo.

— "Que interesante"— pensó cerrando su libro y levantándose para buscar otro.

Camino por los largos pasillos hasta llegar a la sección más antigua de la biblioteca donde buscaba algunas nuevas ideas para algún jutsu suyo así como algún experimento que ella misma crea aveces para sus bromas que solía hacer.

Un pergamino llamó su atención era de color negro pero algo en él era extraño, era como si la llamara.

— ¿Qué es esto? — se preguntó tomándolo pero repentinamente este cambió a un color diferente era un rojo intenso como su cabello en cuanto lo abrió un fuerte luz la cegó, cerró fuertemente sus ojos y sin darse cuenta fue absorbida por aquel pergamino.

•–«🍃»–• •–«🍃»–• •–«🍃»–•

Su vida era una mierda.

A sus 26 años vivía en un apartamento diminuto con paredes muy delgadas y un empleo de medio tiempo en el que su jefa era menor que él y se la pasaba regañándolo por cualquier cosa, y en todo eso lo único que podía hacer era disculparse.

¿acaso esa era una buena forma de vivir? ¿Eso era lo único a lo que estaba destinado?

Pero... algo muy raro paso... un día normal en medio de su desordenado apartamento vio en televisión que Hinata Tachibana, su novia de la secundaria había muerto junto a su pequeño hermano, Naoto Tachibana en la disputa de un grupo criminal muy buscado, la Tokyo Manji Gang.

Recordaba a Hinata, fue parte de sus mejores días en la secundaria, cuando pertenecía a la mejor pandilla de segundo en su escuela y seguía el camino del delincuente.

En esos días se sentía en la cima, hacía mucho que dejó de ser así. Bueno, eso se había quedado atrás.

No es como si pudiera volver al pasado...

La respuesta fue que lo lanzaran en plena vía del metro, cuando vio las luces del tren acercarse a él peligrosamente no pudo más que preguntarse si era así cómo iba a morir... y ocurrió...

No estaba muerto, o al menos eso creía, estaba en el metro si, pero dentro del vagón y su grupo de amigos de la secundaria lo llamaban entre extranados e impacientes pues las puertas estaban a punto de cerrarse y el seguía dentro.

Akkun, Yamagishi, Makoto y Takuya... ellos estaban ahí, con su apariencia de la secundaria iy él también! La camisa abierta, el pelo teñido y peinado en pico... ¡era su yo de secundaria!

De alguna forma había logrado volver 12 años en el pasado, cuando tenía 14... y la parte más traumática de su vida estaba por empezar.

El y sus amigos tenían una pequeña pandilla en la secundaria Mizo, se consideraban fuertes y buscaban ser los mejores. Para eso debían retar a otras secundarias y el absurdo rumor de que los de segundo de la secundaria de Shibuya habían dicho cosas de ellos les llegó y buscaron pelea.

Una kunoichi de Sunagakure entre pandillas [Tokyo revengers x Naruto fem]       Donde viven las historias. Descúbrelo ahora