𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 22

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Elisabeth:

Siento mi cuerpo entre las sábanas de la cama, abro los ojos lentamente aún somnolienta mientras bostezo despacio. Siento el cuerpo pesado, recuerdo lo de anoche, un sabor amargo se crea en mi boca. Intentó moverme pero siento algo, un peso, no es mío.

Mi vista baja hacia abajo y noto algo extraño, un brazo, un brazo grande y fuerte que me rodea. Veo por encima de los hombros y me sobresalto al ver quien es el que me abraza.

“¡Cedric!”  pienso para mis adentros

Me doy la vuelta de espacio para quedar frente a el, sí, es el. Pestañeo un par de veces para asegurarme de que no estoy soñando. Mi corazón late con fuerza y puedo sentir el calor en mis mejillas.

—Cedric... —murmuro frente a el, me abraza con tanta firmeza que apenas si puedo moverme. ¿Que demonios hace aquí, así conmigo?—¿Siempre buscas la manera de poner mi mundo al revés? —pregunto más para mí que para el.

Pérsico el olor a champú de baño y tequila provenir de el. Estaba tomando al parecer, suspiro, se siente tan raro sentir el calor de su cuerpo contra el mío.

Intentó salir de su agarre para bajarme de la cama, pero antes de que si quiera pueda intentarlo el me jala más hacia el, provocando que termine aún mas cerca, su rostro a unos milímetros de distancia de el. Respiró con dificultad y no se que debería hacer exactamelamente.

Lo escucho gruñir en voz baja y fruncir ligeramente el ceño.

—No te muevas. —lo escucho decir aún algo dormido.

Ese «no te muevas.» me sorprendió, y la realidad de la situación es que no me iba a mover de todos modos, no porque no quisiera salir corriendo de esta habitación, sino porque sus brazos me rodeaban tan fuerte que estaba segura de que debería tener marcas debajo del vestido.

—Cedric —digo intentado que reaccione, aunque no se cómo vaya a reaccionar yo si me mira estando así de cerca de mi. —, déjame salir de la cama.

No respondió, pero estoy segura de que si me escucho, ya que sus manos bajaron despacio por mi espalda causándome un escalofrío leve. Ahogo un gemido cuando sus manos se posan en mi cintura.

Aprieta su agarré y luego abre los ojos ligeramente, los míos se encuentran con los suyos y los tiene más oscuros que de costumbre. Cierra los ojos de nuevo y me suelta de una mano para pasársela por el pelo.

—Maldicion. —lo escucho murmura despacio, no puedo evitar fruncir el ceño.

—¿Estabas tomando? —pregunto con cierta molestia en mi voz, pero aún muy baja, ya que sigo nerviosa.

El vuelve a mirarme y se me corta el aliento.

—¿Tu estabas llorando?

—Yo te pregunté primero. —utilizo para defenderme, pero realmente intento que no se note mi vergüenza.

—Sí.—responde despacio—¿Y tu que?

—Sí. —dije tratando de no sonar ridícula frente a el.

Ambos nos miramos y por un momento no mido las palabras.

—Y fue por tu culpa. —decimos al mismo tiempo, dejándome desconcertada. Suelto un suspiro frustrada y luego lo miro.

—Eres tan complicado. —el me mira como si quisiera decir algo grande, pero en vez de eso se limita a decir.

—Lo se. —el clava sus ojos en mi y luego lleva sus manos a mis costados provocando una reacción de mi parte.

—Justamente por eso no quiero lastimarte, no te convengo, Elizabeth. —no puedo evitar morderme el labio inferior con frustración y algo más.

—Dices eso pero no me sueltas, eres confuso y realmente ya no se que hacer o decir cuando se trata de ti. —hablo despacio y de forma baja, desahogando eso que había tenido atascado tanto tiempo en la garganta.

—Ni siquiera yo sé que debo hacer en esta situación. —me atrae más hacia el—. Realmente no miento cuando digo lo mucho que te quiero lejos de mi, pero al mismo tiempo, no puedo mantener mis manos lejos de ti.

Un jadeo se escapa de mis labios.

—Entonces piensa y dime qué quieres. —el se queda callado por algunos segundos—No puedo darte una respuesta justo ahora. —de alguna manera, me siento decepcionada, que este dudando de lo que siente tanto el como yo me deja de pésimo humor.

Pero no estoy dispuesta a perder esto, al menos ya se que el sentimiento existe, tengo una oportunidad, aunque sea muy pequeña.

—Entonces... No darás una respuesta, pero yo no puedo esperarte para siempre. —intento liberarme de su agarre pero no me deja.

—No te pido que me esperes, Eliza. —suspira despacio, sus manos bajan a mi cintura. —Pero por el momento, no puedo mantener mis manos lejos de ti, ni tampoco, a ti lejos de mi mente, sonará egoísta, pero siempre buscare la manera de acercarme a ti, aunque eso signifique utilizar a mi favor nuestros maldito contrato.

Lo miro, un jadeo sale de mis labios y no puedo evitar acercarme aún más.

—Entonces hagamos de esto una experiencia única para los dos. —me atrevo a decir y, antes de que pueda arrepentirme le rodeo el cuello con mis brazos y rozo nuestros labios.

—No te obligare a elegirme si no quieres, pero al menos, no me alejes de ti en los últimos meses que me quedan a tu lado, luego de eso, te juro que yo misma me iré si es necesario. —susurro solo para los dos contra sus labios, me siento ridícula, como si estuviera desesperada, pero la verdad es que si de algo estoy segura, es de que lo amo, lo amo y me quedaré con el hasta que pueda.

No dice nada por un momento, siento como mi corazón se estruja al pensar que simplemente no le importo nada de lo que dije, pero antes de que pueda lamentarme por a ve soltado mis sentimientos de forma tan vulnerable, Cedric me atrajo hacia el capturando mis labios con los suyos en un beso intenso. Un beso que hablaba, o mejor dicho, gritaba lo que nuestros corazones susurraban.

Puedo decir como se abre paso en mi boca, su lengua entrando en una pelea con la mia en dónde claramente el gano, su dominio provoca escalofríos por mi columna, gimo entre nuestros labios dejando mis manos en su rostro. Las suyas se aprietan en mi cintura y antes de que pueda darme cuenta ya estoy sobre el, sentada en su regazo besándolo, como si fuera mio.

El beso se vuelve más intenso provocando sensaciones que hace mucho no sentía, siento su dureza debajo de mis muslos y no puedo evitar moverme, el gruñe contra mis labios y me encanta, me encanta provocarlo a tal punto que se vuelva insoportable tenerme con ropa.

Cuando nuestros pulmones se quejan pidiendo a gritos que le demos un poco de aire, nos separamos, ambos agitados mientras nos miramos a los ojos.

—¿Que... Que fue eso? —me atreví a preguntar para romper el silencio, pero era demaciado obvia la pregunta, y la verdad es que, ya estaba deseando sentir sus labios de nuevo.

El me mira con los ojos oscurecidos, aún estoy sobre el pero no me molestó en bajar.

—¿No te gusto? —dice escaneado mi rostro.

—No es eso, sino que... Estábamos hablando y de repente...

—Un beso te puede gritar lo que las palabras no. —dice antes de acomodarse, dejando su espalda contra el espaldar de la cama y sus manos en mis caderas.

Mi cuerpo se estremese al verlo agarra mis muslos con fuerza metiendo sus manos por debajo del  vestido. Mi reacción lo hace sonreír.

—¿Me detengo? —jadeo ante su pregunta, quiero negarme, decirle mas ganas que tengo de montarlo. pero antes de que pueda decir algo su teléfono móvil suena.

Un pequeño suspiro de frustración sale de sus labios y luego suspira.

Miro el teléfono y logro saber que es su secretaria, debe ser importante, me bajo de su regazo y el me deja ir de mala gana.

Me siento al borde de la cama y lo escucho tomar el teléfono, luego de unos minutos cuelga.

—Me tengo que ir. —dice por fin.

—Muy bien. —respondo ya algo más calmada, pero levemente decepcionada.

Me levanto y me mento al baño prácticamente corriendo, suspiro, los nervios se apoderan de mi.

¿Que pasará ahora entre nosotros?

ꨄ︎𝑆𝑒𝑛̃𝑜𝑟𝑖𝑡𝑎 𝑀𝑎𝑙𝑎 𝑆𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒ꨄ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora