2.1. Añorar

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La madre, tomó el teléfono y de inmediato marco a su hombre quien tras unos segundos de insistencia contestó.

- ¿Halo?

- Halo mi señor ¿Cómo se encuentra?

- Bien, pero me pregunta ¿Cómo fue la selección?

- De maravilla, amo.

- Son buenas noticias y ¿Qué mujer eligió?

- Una mujer asiática tres años mayor... Eso me preocupo un poco, ya que es más vieja que el, pero nunca lo había visto tan decidido con algo, me tranquiliza haber presenciado la mirada de determinación que tuvo en el momento que salió.

- Me alegro, tu vendrás conmigo y se me olvidaba mencionar, el chico comprará una casa, así que no debes preocuparte tanto por el.

- ¿Comprará una casa? - pregunta la mujer asombrada por la noticia, sin realizar mucho escándalo frente a su señor, como años de adiestramiento le han dictaminado.

- Eso no importa, ya es un hombre, debe hacerse cargo de su mascota como cualquier otro hombre. El punto es que vendrás a mi, tu satisfacerás mis deseos. - Ordenó con vos fuerte a la mujer quien inmediatamente tambaleó por la orden que le fue dada.

- Si mi señor. - Con timidez respondió, quien sintió la excitación por la orden
La mujer con inmediatez realizo una petición a su dueño.

- Mi señor ¿Puedo realizar una pregunta? - dijo con timidez.

- Permiso concedido. - respondió el jefe de la familia con autoridad.

-  ¿Por qué no ha adquirido nuevos objetos, para satisfacer sus necesidades? N-no me malentienda mi señor, estoy más que complacida de que use mi cuerpo para su satisfacción. Pero... Soy conciente de que ya estoy vieja, mi cuerpo está envejeciendo mis tetas caídas y mi vagina suelta y aunque cuido mi cuerpo, la edad me está pasando factura, usted podría perfectamente buscar una vagina mas joven y más atractiva. - agrego la señora del clan Hamelin, quien sin duda tenía una consciencia absoluta de como funcionaba el envejecimiento y la sociedad.

- Eso no importa, tu me perteneces y hasta que me aburra de ti harás lo que se te ordene. - dictaminó el patriarca del clan, quien con esas palabras derrumbó la inseguridad de su mascota.

- Ahora despídete y ven a mí, nos iremos de viaje ¿Entendido?

- Si mi señor. - respondió la dama.
Un sin fin de pensamientos inundó la mente de la señora, quien de inmediato fue a buscar a su nueva nuera.

LA VIDA DE UNA ESCLAVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora