Prólogo

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Harry había vivido casi toda su vida en soledad, envuelto en la misma sensación de vacío que lo acompañaba desde hacía años. A pesar de ser un alfa atractivo y deseado, muchos consideraban imposible que alguien como él pudiera estar soltero tanto tiempo. Sin embargo, Harry había logrado mantenerse aislado, protegido tras muros invisibles que había construido alrededor de su vida.

Hasta aquel día. El día en que todo comenzó a desmoronarse. Era un día gris y tormentoso; la lluvia caía con furia, golpeando las ventanas sin tregua. Estaba retrasado con el trabajo, lo que solo empeoraba el constante dolor de cabeza que lo aquejaba. Para colmo, el llanto incesante del bebé de su vecino se filtraba a través de las paredes, intensificando su malestar. Todo parecía acumularse, llevándolo al borde de un colapso.

Hasta que, en medio de la desesperación, decidió tocar la puerta de su vecino. No sabía exactamente qué esperaba encontrar al otro lado, pero el constante llanto lo había llevado al límite. Golpeó con fuerza, el sonido de la lluvia haciendo eco con sus pensamientos. Fue una decisión impulsiva, pero una que, sin saberlo en ese momento, cambiaría su vida por completo.

Cuando la puerta se abrió y vio a quien estaba detrás, Harry supo de inmediato que esa decisión la tomaría una y mil veces más. Algo en el aire cambió, como si la tormenta afuera ya no importara.

El vecino: Bajo el Mismo TechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora