Day 3. Bunny+Eiji Lingerie Eij

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N/A:  Esta ocasión subo el capítulo más temprano pero sin contestar ningún comentario. Hoy trabajo todo el día, así que en la noche esperen que les dé amor y agradecimientos aldkasld.

Muchas gracias por todo el apoyo, espero que tengan una buena lectura. ♥

『♡』•『♡』•『♡』•『♡』

Eiji se miró en el espejo con una sonrisa triunfal.

—Esto servirá. — puso sus manos sobre sus caderas mientras analizaba su silueta con sumo detenimiento: vestía una ajustada lencería negra que consistía en un jockstrap liguero de encaje y una bata de satin de corte hasta la mitad de los muslos, exhibiendo sus marcadas piernas, la curvatura de sus glúteos pomposos y sus duros pezones. Además para darle el toque final: portaba una diadema en su cabeza en forma de orejas de conejo.

En un abrir y cerrar de ojos, el rostro de Eiji se coloreó de matices rojas intensos.

No podía creer lo que estaba haciendo a solas mientras Ash se hallaba en sus clases de japonés.

Desde que comenzaron un noviazgo, todo parecía estar de color de rosas, Ash era la pareja perfecta y quería estar a su nivel de hacerlo sentir lo más cómodo posible. Los traumas y secuelas de su vida en Estados Unidos han disminuido pero no quiere bajar la guardia, sobre todo cuando el tema del sexo se tratara.

Es más, ellos precisamente no han tenido relaciones sexuales como tal. Los toques íntimos y los besos sensuales hasta hacerlos eyacular han sido lo más lejos que han llegado. Eiji no quiere ponerse en una posición de queja, está más que satisfecho en compartir esos momentos libidinosos con Ash, aún si no se considera un estándar de sexo real.

Aunque, vistiendo lencería era para motivar el deseo y verlo, si es posible, como algo divertido y seguro, sin rozar lo asqueroso y cruel como lo hicieron hacer pasar a Ash sus violadores.

La esperanza de Eiji consistía en no se malinterpreten sus intenciones.

El que no arriesga, no gana; pero en este caso, imploraba qué no destruyera la confianza que ha construido con Ash hasta entonces.

—Hey, Eiji, ¿estás aquí? —la voz de Ash retumbó el apartamento. —. No me contestaste cuando entré y...

De repente, Ash abrió la puerta de su habitación y contempló a un perplejo Eiji semi desnudo en esa lencería.

Por su parte, Eiji se congeló. ¡Maldición! ¡Se suponía que hablaría con Ash antes de probarse ese traje sexy! ¡Esto no era una propuesta indecente! A veces no sabía cómo el rubio reaccionaria y prefería abarcarlo despacio.

—¡A-Ash! — Eiji se cubrió con sus brazos. —. N-No es lo que piensas...

El aludido quedó viéndolo ensimismado.

—Falta mucho como Halloween.

Aquello fue un golpe fuerte de realidad para Eiji. Si Ash decía eso, es debido a que no lo consideraba sensual, ¿no?

—Ah... Sí —no se atrevió a ver la mirada penetrante de Ash y le dio la espalda para dirigirse hacia el armario. —, mejor iré a cambiarme. ¿Quieres cenar, verdad? En seguida preparo algo...

Entonces, la respuesta de Ash no se concretó con palabras sino con acciones.

Rápidamente, Ash rodeó con uno de sus brazos la cintura de Eiji hasta sentir sus costillas y el otro brazo la usó para darle cariño con su mano hacia el trasero, dándole un apretón a las nalgas. De inmediato, se ganó un suspiro junto con una mirada complaciente de Eiji porque podía sentir la dureza del miembro de Ash en su espalda.

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—No digas tonterías, en especial cuando estas usando esto —le susurró en el oído y sostenía con la puntilla de sus dedos la tela transparente. —. Que buena bienvenida, ¿eh, Eiji?

—Ash... — gimió cuando la lengua de su novio pasaba por su oreja. —. ¿Estás bien con esto?

—No me siento obligado — pronunció con voz ronca. —, quiero hacerlo contigo, Eiji... Tengo esa idea desde hace mucho y...

—Sí es así... Hazme tuyo...

Los movimientos de sus cuerpos se detuvieron y ambos se vieron profundamente a los ojos.

—Eiji...

—No tengo miedo — sonrió y luego acarició su mejilla con dulzura. —. Quiero que te sientas amado, todo mi ser es tuyo, Ash... Haz lo que quieras conmigo, yo lo recibo todo. Confío plenamente en ti.

—¿Por qué? — frunció el ceño, un poco conflictivo.

—Porque así como piensas que yo no te haría daño, yo pienso lo mismo contigo — giró su cuerpo y besó tiernamente sus labios—, pero si es mucho para ti... No te esfuerces, no me estás decepcionado, Ash.

El corazón de Ash bailó en conmoción.

—¿Cómo puedes decir las palabras correctas siempre? — sonrió derrotado.

—Quizás el 200 IQ lo tengo yo... — le devolvió el gesto pero con toques más alegres.

—Mhm, presumido — hizo un ligero mohín. —, pero ya mucha charla, ¿no crees, onni-chan?

En eso, Eiji se revolvió entre respingos por los largos dedos curiosos de Ash que levantaban la única pegada tela sobre sus glúteos.

Expuesto ante su merced, el japonés le comenzó a quitar la ropa que llevaba puesta su novio entre besos tiernos depositados en el mentón y cuello. Fue de apoco que se maravilló al ver nuevamente ese pecho, bíceps y brazos marcados; podía ver las cicatrices que adornaban su piel, sobre todo la más reciente en su abdomen cuando fue apuñalado cerca de la Biblioteca Pública. Entonces, plantó un beso en aquella marca, agradecido qué la herida no fue lo suficientemente mortal para apartarlo de su lado.

Luego Eiji cementó un camino de besos en su pareja: sobre sus pechos, seguido de un toque demencial en la línea del alba del hombre.

—Ash... — era el epítome de la perfección varonil. Un ángel que aún tenía sus pantalones puestos.

El susodicho, encantado por los dulces tratos de japonés, exhaló sobre sus cabellos hasta sentir la oleada de calor. Tanto era el poder que tenía el Eiji sobre él, un simple pensamiento y ya su mundo se ponía a flor de piel. Por lo mismo, los ojos de ambos se abrieron de par en par, conscientes del movimiento errático de sus pechos al sentir el bulto en sus entrepiernas rozarse dentro de sus ropas.

—Eiji, ven aquí, Eiji... — Ash, atraído por lo terso de la piel, comenzó a palpar y amasar lentamente el trasero, provocando que este se sobresaltara y se pegara a su torso aún más. La delicadeza de sus dedos era tal que comenzó a molestar el orificio de su novio con sus yemas al empujar suavemente las paredes anales. —. Relájate, respira profundo...

Eiji arqueó su espalda y echó hacia atrás su cabeza, permitiéndole a Ash besar con sus labios entreabiertos su yugular.

—Por favor... Ash... — su quijada se tensó, nublándose su mirada en el techo. Si Ash no lo estuviera sosteniendo, caería rendido en el suelo como recién las orejas de conejo.

Sin esperar más, Ash se deshizo del nudo que mantenía fija la delgada tela de la silueta esbelta de Eiji, tallada con unos cuantos músculos tonificados, fue revelada tras el jalón en la parte trasera de la prenda. Ash quedó embelesado por tan estrafalaria belleza, tan delicada y perfecta en un varón, aún si no era la primera vez que estaba expuesto ante sus ojos.

La sed de Ash |Eiji Thirst week 2024|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora