🥀♣️Adrián Whitley, el hijo de un poderoso socio de Preston Northwest, siempre ha estado enamorado de Pacifica Northwest.
🥀 ♣️ La joven y deslumbrante heredera que representa todo lo que la alta sociedad espera.
🥀 ♣️ Sin embargo, durante el prest...
Entre las sombras que proyectas en mi ser, Soy un eco que jamás logra renacer. Quizá algún día entenderás este dolor, Cuando tus propios muros te dejen sin calor.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
---
La sensación de vacío me acompañó durante días. Era como si todo en mi vida hubiera perdido su color. Las reuniones de negocios, las charlas con mi padre sobre el futuro de la empresa, las cenas formales en las que se suponía que debía brillar como el joven heredero de los Whitley... todo se sentía distante, vacío. Estaba presente, pero mi mente siempre regresaba al jardín de los Northwest, a esas palabras que Pacifica había dejado caer sobre mí como cuchillos afilados.
"Adrian, no hay un 'nosotros'. Ni lo habrá."
Eran palabras simples, pero devastadoras. Cada vez que las recordaba, sentía como si me arrebataran el aliento. ¿Cómo podía seguir adelante cuando todo lo que deseaba parecía tan imposible?
Mi padre, Henry Whitley, no era ajeno a los negocios duros. Era un hombre de visión clara y ambición feroz, cualidades que había tratado de inculcarme desde pequeño. Siempre había una lección, siempre un consejo sobre cómo manejar una situación, pero sobre todo, siempre un recordatorio de que los Whitley no eran una familia cualquiera. "Nosotros no pedimos permiso, Adrian, lo tomamos", me decía. Pero esta vez, ni siquiera la férrea enseñanza de mi padre podía ayudarme.
Una tarde, mientras repasaba los informes financieros de la última inversión conjunta con los Northwest, mi padre me observaba desde su escritorio. Pude sentir su mirada fija en mí, y supe que iba a preguntar algo más personal, algo que no tenía que ver con los números.
—Adrian —dijo, interrumpiendo el silencio—. Te noto distante estos últimos días. ¿Ocurre algo?
No era fácil engañar a mi padre. Sabía que si no respondía con cuidado, no me dejaría en paz. Pero tampoco podía decirle la verdad. No podía decirle que su proyecto de alianza empresarial con Preston estaba siendo enturbiado por los sentimientos no correspondidos de su hijo hacia la hija del socio.
—Solo estoy concentrado en los detalles de la inversión, padre —dije, tratando de sonar despreocupado—. Nada que no pueda manejar.
Su ceja se arqueó, y por un segundo pensé que iba a profundizar en el tema, pero finalmente soltó un suspiro y volvió a su escritorio.
—Espero que así sea. Preston confía en nosotros, y este acuerdo es fundamental. No podemos permitirnos ningún desliz.
Su tono era serio, pero noté una leve sombra de preocupación en su voz. Sabía que esperaba grandes cosas de mí, y fallar no era una opción. Aún así, mientras repasaba los documentos, mi mente volvió a vagar hacia Pacifica, hacia ese dolor que no podía quitarme de encima.
Dos semanas después de nuestra última conversación, hubo una reunión en la Mansión Northwest. Esta vez, no solo era una cuestión de negocios, sino una celebración más amplia para la alta sociedad de Gravity Falls. El Día del Pionero era uno de esos eventos que reunía a todas las familias influyentes, y aunque yo solía evitarlas tanto como fuera posible, mi padre insistió en que asistiera. No podía negarme.
La mansión estaba repleta de personas vestidas con sus mejores galas, charlando y brindando, pero yo apenas podía concentrarme en las conversaciones superficiales. Lo único que me interesaba era una persona: Pacifica. La vi a lo lejos, rodeada por un grupo de jóvenes, la mayoría hijos de otros empresarios y políticos de la región. Se reía con ellos, pero algo en su postura me indicaba que no estaba completamente cómoda. Había una cierta rigidez en sus movimientos que solo podía notar porque la observaba con más atención que nadie.
Me acerqué al grupo lentamente, tratando de no parecer demasiado ansioso. Justo cuando estaba a punto de saludarla, un joven alto y delgado se colocó frente a mí, cortándome el paso. Lo reconocí de inmediato. Era Dipper Pines, el nieto de Stanford Pines, uno de los hombres más respetados y excéntricos de Gravity Falls. No podía evitar sentir una ligera molestia al verlo, especialmente porque su reputación siempre había sido la de alguien que estaba fuera de las esferas sociales de las grandes familias. Y sin embargo, ahí estaba, hablando con Pacifica como si no le importara en absoluto quién era ella o lo que representaba.
Ellos dos estaban demasiado absortos en su conversación como para notar mi presencia. Algo en la manera en que se miraban hizo que mi estómago se retorciera. No era una simple charla cordial. Había una intimidad en sus palabras, una complicidad que me hizo sentir como si fuera invisible en ese momento. Los demás jóvenes se dispersaron lentamente, y finalmente solo quedaron ellos dos en el grupo, compartiendo una risa que parecía pertenecerles solo a ellos.
Me quedé inmóvil, observando cómo Pacifica inclinaba ligeramente la cabeza hacia Dipper, y cómo él la miraba con una calidez que nunca había visto en nadie más. Era como si, en ese pequeño rincón de la mansión, todo el mundo desapareciera para ellos.
Y entonces sucedió.
Pacifica dio un pequeño paso hacia adelante, y Dipper, sin dudarlo un segundo, la tomó de la mano y la atrajo hacia sí. Fue un movimiento tan natural, tan fluido, que ni siquiera parecía que hubiera sido planeado. Y antes de que pudiera procesar lo que estaba ocurriendo, vi cómo sus labios se encontraban en un beso suave pero lleno de significado.
Sentí un frío intenso recorrer mi cuerpo, como si el tiempo se hubiera detenido solo para hacerme sufrir. No podía apartar la vista, no podía moverme. Era como si mi peor pesadilla se estuviera desarrollando justo frente a mis ojos, y no había absolutamente nada que pudiera hacer al respecto.
Cuando finalmente se separaron, Pacifica lo miró con una sonrisa que jamás me había dirigido a mí. Era una sonrisa genuina, sin máscaras ni barreras. Y en ese momento supe, con una certeza devastadora, que nunca habría un "nosotros". Nunca.
Me alejé en silencio, sin que nadie notara mi ausencia. Mi corazón latía con una intensidad que dolía, pero esta vez no había nada que pudiera aliviar el dolor. Me dirigí hacia el bosque que rodeaba la mansión, buscando algo de aire fresco para calmar el torbellino de emociones que me embargaba.
La noche estaba en calma, pero mi mente era un caos. Sabía que nunca podría competir con alguien como Dipper Pines. Él no solo era diferente a los demás chicos de nuestra clase social, sino que, a los ojos de Pacifica, él representaba la libertad que ella tanto anhelaba. Y yo... yo solo era una sombra más en su vida, un susurro que se perdería en el viento.
Y aunque tu amor nunca fue mío, ni lo será, En las sombras de tu risa, ahí estaré yo siempre a la par. Porque aunque tus ojos nunca me miren igual, Seré la estrella olvidada en tu cielo personal.
Continuará...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
♡ Apoyemen en mi cuenta de tiktok.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.