Un Corazón en la Sombra. #4

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Capítulo 4

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Entre las sombras que proyectas en mi ser,
Soy un eco que jamás logra renacer.
Quizá algún día entenderás este dolor,
Cuando tus propios muros te dejen sin calor.

Quizá algún día entenderás este dolor,Cuando tus propios muros te dejen sin calor

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La sensación de vacío me acompañó durante días. Era como si todo en mi vida hubiera perdido su color. Las reuniones de negocios, las charlas con mi padre sobre el futuro de la empresa, las cenas formales en las que se suponía que debía brillar como el joven heredero de los Whitley... todo se sentía distante, vacío. Estaba presente, pero mi mente siempre regresaba al jardín de los Northwest, a esas palabras que Pacifica había dejado caer sobre mí como cuchillos afilados.

"Adrian, no hay un 'nosotros'. Ni lo habrá."

Eran palabras simples, pero devastadoras. Cada vez que las recordaba, sentía como si me arrebataran el aliento. ¿Cómo podía seguir adelante cuando todo lo que deseaba parecía tan imposible?

Mi padre, Henry Whitley, no era ajeno a los negocios duros. Era un hombre de visión clara y ambición feroz, cualidades que había tratado de inculcarme desde pequeño. Siempre había una lección, siempre un consejo sobre cómo manejar una situación, pero sobre todo, siempre un recordatorio de que los Whitley no eran una familia cualquiera. "Nosotros no pedimos permiso, Adrian, lo tomamos", me decía. Pero esta vez, ni siquiera la férrea enseñanza de mi padre podía ayudarme.

Una tarde, mientras repasaba los informes financieros de la última inversión conjunta con los Northwest, mi padre me observaba desde su escritorio. Pude sentir su mirada fija en mí, y supe que iba a preguntar algo más personal, algo que no tenía que ver con los números.

—Adrian —dijo, interrumpiendo el silencio—. Te noto distante estos últimos días. ¿Ocurre algo?

No era fácil engañar a mi padre. Sabía que si no respondía con cuidado, no me dejaría en paz. Pero tampoco podía decirle la verdad. No podía decirle que su proyecto de alianza empresarial con Preston estaba siendo enturbiado por los sentimientos no correspondidos de su hijo hacia la hija del socio.

—Solo estoy concentrado en los detalles de la inversión, padre —dije, tratando de sonar despreocupado—. Nada que no pueda manejar.

Su ceja se arqueó, y por un segundo pensé que iba a profundizar en el tema, pero finalmente soltó un suspiro y volvió a su escritorio.

—Espero que así sea. Preston confía en nosotros, y este acuerdo es fundamental. No podemos permitirnos ningún desliz.

Su tono era serio, pero noté una leve sombra de preocupación en su voz. Sabía que esperaba grandes cosas de mí, y fallar no era una opción. Aún así, mientras repasaba los documentos, mi mente volvió a vagar hacia Pacifica, hacia ese dolor que no podía quitarme de encima.

El secreto de Pacifica Northwest. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora