Capítulo 2: Despertar en lo desconocido
Tom abrió los ojos lentamente. El sonido del mar, ahora calmado, era lo único que podía oír. Su cabeza le dolía terriblemente, y al intentar moverse, sintió un peso opresivo en el pecho. Con esfuerzo, levantó la mano y apartó lo que resultó ser una rama de árbol caída sobre él. Miró a su alrededor, desorientado, y se dio cuenta de que estaba en una playa.
La arena blanca se extendía ante él, y más allá, un espeso bosque tropical cubría la isla. El cielo estaba despejado ahora, con un sol brillante que contrastaba radicalmente con la tormenta que los había azotado la noche anterior. ¿Dónde estaba?
Intentó ponerse de pie, pero sus piernas temblaban. A lo lejos, vio una figura moverse entre los restos del barco. Era Liam, quien cojeaba ligeramente mientras intentaba despejar algunos escombros.
—¡Liam! —gritó Tom, sintiendo una ola de alivio al ver a su compañero de viaje vivo.
Liam levantó la cabeza y sonrió, aunque su expresión denotaba cansancio.
—¡Tom! ¿Estás bien?
Tom asintió, aunque todavía le dolía todo el cuerpo. Caminó lentamente hacia Liam, observando el estado de los restos del barco. El Mistral estaba completamente destrozado. Pedazos del casco yacían esparcidos por la playa, y las velas estaban rotas, ondeando en el viento como banderas abandonadas.
—¿Dónde están los demás? —preguntó Tom, mirando a su alrededor.
—No lo sé. Vi a Elena hace un rato. Estaba más allá, buscando algo de agua, creo. Pero no he visto a Aya.
El corazón de Tom dio un vuelco. Recordaba haber visto a Aya caer al agua antes de perder el conocimiento. ¿Estaría bien? ¿Habría sobrevivido a la tormenta?
—Tenemos que encontrarla —dijo Tom con determinación.
Los dos chicos comenzaron a buscar entre los escombros, llamando el nombre de Aya a medida que avanzaban por la playa. Después de lo que pareció una eternidad, escucharon un suave gemido proveniente de una pequeña formación rocosa cerca del bosque. Corrieron hacia allí y encontraron a Aya, acurrucada contra las rocas, empapada pero viva.
—Aya, estás bien —dijo Tom, ayudándola a levantarse.
—Creo que sí —respondió ella en voz baja, tosiendo un poco—. Pero… ¿qué pasó? ¿Dónde estamos?
—No lo sabemos aún —respondió Liam, mirando alrededor con una expresión de preocupación—. Pero parece que estamos en una isla. Y no hay señales de la tripulación.
Se tomaron un momento para procesar la situación. A pesar de la belleza de la playa, había algo inquietante en la atmósfera. La isla estaba demasiado tranquila, como si estuviera esperando algo.
—¿Y Elena? —preguntó Aya finalmente.
Liam señaló hacia el bosque.
—Creo que estaba buscando agua. Deberíamos ir a buscarla antes de que se meta en problemas.
Los tres comenzaron a caminar hacia el borde de la jungla, avanzando con cautela. Las hojas gigantescas de las plantas colgaban sobre ellos, y las sombras del bosque parecían moverse con el viento. Había algo inusual en ese lugar, algo que no podían definir. Y entonces, al entrar más en la espesura, vieron algo que les quitó el aliento: unas enormes huellas en el suelo. Eran inconfundibles. Tenían al menos un metro de ancho y se extendían en una línea que se adentraba aún más en la jungla. Tom, boquiabierto, se agachó para examinarlas más de cerca.
—No puede ser —murmuró, recorriendo las huellas con los dedos—. Estas huellas… son de un dinosaurio.
Liam frunció el ceño, escéptico.
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deadly mistake
Randomfue un grave error no deberiamos haber venido a este lugar y a hora ¿saldremos si quiera vivos? - - - - - - - ◦•●◉✿ 𝑝𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡𝑎𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑗𝑒𝑠✿◉●•◦ Tomás "Tom" Hernández, un chico mexino de 16 años. Mi visión de Tom al cre...