Explorando el castillo de los vampiros

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– ¡Hola mis queridos Wanderers! ¡Bienvenidos a un nuevo vídeo de exploración de casas abandonadas! – saluda el creador de contenido WanderingTheWorld a sus seguidores –. En el vídeo de hoy vamos a explorar... ¡Ese castillo!

El cámara que acompaña a Wandering enfoca un antiguo castillo gótico, con sus torreones terminados con un tejado circular y puntiagudo. El crepúsculo le da un aspecto mil veces más aterrador del que tendría si hubieran ido a plena luz del día. Se nota por el movimiento de la cámara que el acompañante no las tiene todas, pero Wandering está emocionadísimo con ese castillo y no tiene el valor para decírselo.

– Estamos en Grecia, tocando la frontera con Albania – explica Wandering mientras camina hacia la entrada –. Este es uno de los castillos menos conocidos del país, además de que está en una zona muy apartada y poco accesible. Ni siquiera sale en los mapas.

– ¿Y cómo has encontrado un sitio así? – le pregunta su acompañante, que no conoce todos los detalles del por qué han ido hasta allí.

– Tengo mis contactos, Jack.

Al llegar al portón del castillo, Wandering saca una llave y lo abre. Jack murmura una sarta de insultos, sorprendido por eso, y sigue a Wandering hacia el interior, quién vuelve a cerrar con llave una vez están dentro.

– Tío, ¿por qué cierras? – pregunta Jack.

– Por seguridad – contesta Wandering –. No sabes la de gente que quiere meterse aquí.

– ¿Y de dónde coño has sacado tú la llave de este castillo?

– Eso es lo de menos. Porque lo que vamos a ver hoy no los vas a olvidar en la vida.

– Ahora tengo miedo...

– Hay una leyenda local, aunque más bien es un rumor debido a lo reciente que es, de que este castillo está habitado por vampiros.

– Dirás estuvo.

– No, lo he dicho bien. Lo está actualmente.

– ¿Podemos irnos?

– ¿Qué dices? Si la diversión aún no ha empezado.

– Tío, si hay vampiros aquí, nos van a comer. Esto es un castillo encantado.

– Claro que está encantado, pero no nos van a comer. ¡Vamos!

El vestíbulo del castillo estaba en muy buen estado de conservación, incluso demasiado. Parecía que el tiempo se hubiera detenido sin causar demasiados estragos, además de polvo y telarañas. Incluso las alfombras que cubrían las escaleras parecían estar en buen estado. Wandering ni siquiera dudó en empezar a explorar el castillo, subiendo directamente hacia el primer piso, cómo si supiera adónde iba.

Jack no las tenía todas. Seguía a Wandering porque era el propietario del canal y su amigo, pero también porque tenía miedo, mucho miedo. Enfocaba hacia cualquier dirección de la que escuchara cualquier sonido que no encajara con ese lugar ni su soledad. El chat del directo le daba la razón, estaban todos cagadísimos y veían fantasmas dónde no había, mientras que Wandering seguía su camino. Iba por el pasillo, decidido, y abrió una de las puertas. Detrás de la misma había unas escaleras de caracol que subían hacia arriba.

– Tío, acaba de bajar la temperatura de forma alucinante – informó Jack.

– A esta torre le falta parte del techo y las ventanas no tienen cristales – explicó Wandering –. Ese es el frío que has sentido.

– ¿Vas a subir?

– Venga ya, Jack. No me digas que tienes miedo.

– Tú mismo lo has dicho. Este castillo está encantado y habitado por vampiros. ¡Se beberán nuestra sangre! ¡Y lo va a ver todo el mundo en directo!

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