Duelo de la supervivencia

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El día que miré a los ojos en un duelo de "piedra, papel o tijera" a la muerte.

Era un día acalorado de verano, en el cual tras no poder salir a la calle por las extremas temperaturas llegaron las 8 de la tarde, y me dispuse a dar un paseo para despejarme por el centro de la ciudad.

Tras un rato andando, y con el calor que abrasaba mi piel a pesar de ser ya las 8, tuve la idea de entrar al corte inglés para refrescarme con esos maravillosos aires acondicionados en su entrada.

Tras entrar, me dispuse a inspeccionar planta por planta para ver si podía comprar algo. Tras ver que iba a concluir mi estancia sin comprar nada me dispuse a salir del recinto, cuando de repente me entró ganas de ir al baño.  Así que marché hacia allí y entré.

Al entrar, me encontré delante del espejo a alguien lavándose las manos. Esta persona me saludó, y le respondí con otro saludo. Tras esto, me dispuse a hacer mi tarea.

Al acabar, esta persona seguía esperándome ahí. Así que me empecé a asustar un poco, ya que estaba mucho tiempo, y realmente parecía que me estaba esperando.

Me armé de valor y le pregunté:

- "¿Pasa algo?".

A lo que me contestó:

- "Me has dejado una buena impresión, así que tengo un reto para ti. Un piedra, papel o tijeras al mejor de 3. Si gano, me quedo con tu vida. Si pierdo, puedes pedir el deseo que quieras".

Como me encantan los retos, acepté sin pensármelo. Justamente al decirle la palabra "acepto", se le cambió totalmente la cara, el cuerpo, y la ropa.

Pasó de un hombre de 40 años de constitución delgada, y camisa con pantalón vaquero, a un ser con un traje, las manos con solo hueso y la cara de Pablo Motos.

Al ver esto, me quedé en shock hasta que pensé que me estaba jugando la vida contra Pablo Motos, y encima era la muerte. Estaba muy jodido.

Aun así, empecé el duelo contra él y dijo: 

"Piedra, papel o tijeras. 1,2,3".

Saqué tijeras sin dudarlo. Pablo tampoco dudó y sacó tijeras. Lo intentamos de nuevo y repetí tijeras.  Por suerte para mí, Pablo cambió y sacó papel. 

Lo celebré con rabia, ya que solo me quedaba uno para ganar, así que con confianza volví a sacar tijeras, aunque por desgracia para mi, esta vez Pablo sacó piedras y me empató en el duelo.

1-1 y me jugaba mi vida y ganar un deseo en esta última ronda. Nos lanzamos y esta vez opté por piedra, que al igual que Pablo hizo que empatáramos. Tras dos segundos mirándonos sacamos de nuevo nuestras manos y esta vez Pablo sacó de nuevo piedra, en mi caso cambié a tijeras finalizando con mi derrota en el duelo.

Tras unos segundos asimilando que había perdido el duelo y mi vida le pedí un favor antes de que acabara con ella.

Este favor era escribir una carta. La carta decía esto:

" Esta carta tiene un destinatario especial. Ese destinatario eres tú, mi "yo" reencarnado en otro tiempo y lugar diferente. Si estás leyendo esto es que perdí mi vida, pero pude conseguir que pudieras recordar el final de tu vida pasada. 

Espero que elijas mejor que yo las decisiones de tu vida y seas muy feliz. Un saludo y un abrazo de tu vida anterior".


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