Supermercado †

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Mi cerebro no podía articular palabra alguna así que dije lo primero que se me vino a la mente

-¿Quién eres?- trate de sostener la mirada a aquellos ojos que demostraban sufrimiento.

-Soy Alec Pierce ¿Puedo saber cuál es el nombre de la persona que salvo mi vida?- dijo con una sonrisa de lado.

Saque con sigilo un cuchillo que escondía en la parte baja de mi mochila y con un rápido movimiento lo coloque en su cuello aprisionándolo con la pared más cercana, sus ojos eran hermosos pero "Nadie es amigo de Nadie."

-¿Qué quieres aquí? – De un momento para otro cambio su rostro de impacto a relajado – ¿acaso no me has escuchado? – aprisione más el arma a su cuello.

-¿Por qué te lo tendría que decir?-con la misma velocidad que yo use o incluso más, la que estaba acorralada ahora era yo, al parecer los dulces no me ayudaron en nada.

-¡SUELTAME!-¿en qué maldito momento quede en un punto en el que me mataría la persona que salve?-¿acaso olvidas que si no fuera por mi, estarías muerto?

-Oh vamos, tenía la situación controlada - se alejó de mi dejándome tener una postura relajada.

Tomo una mochila que estaba tirada en el suelo y camino como si no existiera, incluso como si no hubiera ocurrido lo que paso hace algunos minutos. No me detuve a pensar y corrí tras de el

-¡ESPERA! – Se giró y me miro con el entrecejo hundido.

-Oh lo siento, gracias- retomo su camino.

Corrí hasta alcanzarlo y trate de caminar a su ritmo.

-Mi nombre es Heiley, Heiley Witson ¿A dónde vas?

-Por agua ¿sabes dónde puedo encontrar?... por favor esta vez no quieras ser la niña ruda.

-"¿Por qué te lo tendría que decir?"-dije asimilando su voz.

-Es descortés contestar una pregunta con otra, de todas maneras si no me lo dices tú, yo lo averiguare. –dijo de una forma seria.

-Bien, igual yo iba por comida.- no le demostraría que me interesaba saber que hacia aquí.

Recorrimos el camino hacia el supermercado que se encontraba en el centro, caminando con sigilo para no ser detectados por los infectados que ahí se encontraban, cada uno en silencio, no podría decir que nuestra mente estaba despejada, pensando en otra cosa diferente a lo que estábamos haciendo, bueno eso pasaba conmigo aunque podría asegurar que El igual, pues era casi imposible pensar en otra cosa porque nuestra vida depende de vivir el momento, estar presente en nuestro mundo, no podemos detenernos a pensar en algo más porque simplemente no habrá algo diferente al infierno que ahora habita nuestro mundo, sé que suena cruel pero no habrá un futuro "prometedor" simplemente seremos como almas vagando en el mundo tratando de sobrevivir el presente porque el mañana siempre será indeciso, recuerdo cuando antes el mañana era otro día más, simplemente tenía la seguridad de que al día siguiente tendría un lugar donde comer, donde dormir, calles por las cuales podría caminar tranquilamente, una vida.

-La entrada está rodeada de infectados, no podemos entrar por aquí- dijo asomándose del callejón en el que estábamos escondidos, podía notar la desilusión en su voz, al parecer esto era importante para El.

-Creo que hay una puerta trasera...No, no lo creo, estoy segura de que podemos entrar por la puerta trasera será fácil de llegar solo tenemos que rodear aquella tienda- dije señalando una tienda de antigüedades que pertenecía a señora Nora, una anciana que conocía muy bien ya que amaba venir a leer libros antiguos a su tienda.

Rodeamos la tienda siguiendo mis indicaciones, con sigilo obviamente para no ser detectados y afortunadamente estaba desolada la parte trasera, abrió la puerta y entró en ella prendiendo una lámpara, aunque parte de los rayos del sol atravesaba por la ventanas que estaban colocadas en la parte de arriba no era luz suficiente.

-¿Qué paso con eso de las damas primero?-dije entrando después de que El entrara y cerrando la puerta tras de mí.

-Te estoy devolviendo el favor, no me arriesgaría a que te sorprendiera un zombi- dijo en un susurro mientras tenía la mirada clavada en nuestro camino y estaba alumbrando el pasillo con la lámpara.

No podía contradecirlo, porque tenía razón, yo no me hubiera adentrado al supermercado con el mismo sigilo que hizo El. Nos dirigimos al pasillo donde se encontraban los alimentos, Alec me pidió que llenara la mochila mientras El daba rondas, protegiendo el perímetro de algún infectado. Cuando la llene fui a buscarlo, lo encontré mirando un cadáver en descomposición de una niña de no más de 6 años.

-¿Tú la mataste?-dije mirándolo perpleja, al escuchar mi voz no se inmuto, pensé que se movería pero no, simplemente la miraba, me daba la espalda y podía ver sus músculos tensos.

-¿Me crees capaz de matar a una niña? Si es así lamento decirte que no- me dijo mirando por encima de su hombro, su voz sonaba fría y vacía - ¿Ya acabaste?- dijo volteándose a mirarme, su rostro reflejaba tristeza aunque El trataba de disimularla.

-Sí, está todo listo, podemos retirarnos ya- trate de no mirara a esa niña, parecía que de alguna forma a Alec le afectaba estar aquí.

-¿Llevas lo que necesitabas?

Solo me limite a asentir. Avanzamos hasta la puerta trasera, mire con tristeza el interior del supermercado mientras pensaba en la niña que se encontraba en aquel pasillo antes de cerrar la puerta. Nos dirigimos a la salida de Hombler en un silencio sepulcral.

-Bueno, aquí nos despedimos Heiley, suerte- dijo mirándome con algo de tristeza, mientras le pasaba la mochila, después avanzo con paso lento.

Estaba algo indecisa, podía detenerlo en este momento e ir con el pero... ¿Por qué? ¿Y si era malo? Aunque pudo matarme en aquel callejón.


Vivo Entre MuertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora