La fría luz de los fluorescentes ilumina el local de comida rápida, proyectando sombras duras en las esquinas. Son las once y media de la noche, y Alison siente el cansancio apoderarse de ella mientras ajusta su gorra y se dedica a revisar los pedidos con movimientos automáticos.El zumbido de las freidoras y el tenue olor a grasa y papas fritas la envuelven, haciéndola sentir atrapada en un ciclo repetitivo del que no puede escapar. Este turno de noche es, de alguna forma, un refugio, un lugar donde todo sigue una rutina precisa, sin sorpresas.
De repente, la campanilla de la puerta suena, y Alison alza la vista por pura costumbre, sin esperar encontrarse con nadie conocido a esa hora. Pero entonces la ve, Sarah Cameron, de pie en la entrada, mirando a su alrededor antes de fijar los ojos en ella.
Alison siente un nudo en el estómago, y su primer impulso es dar un paso atrás, esconderse tras la máquina de refrescos o fingir que tiene algo más que hacer en la cocina. Pero ya es tarde; Sarah ya la ha visto.
Se acerca al mostrador con una sonrisa débil, como si estuviera tanteando el terreno. La sonrisa de alguien que no sabe si es bienvenida.
—Ali... hola —saluda con voz suave, casi temerosa, como si le preocupara la reacción que va a obtener—. No sabía que trabajabas aquí.
Alison se esfuerza por mantener su expresión neutral, aunque el corazón le late con fuerza. Asiente con rigidez y desvía la mirada hacia la pantalla de pedidos.
—Sí. Turno de noche, ya sabes... —responde en un tono seco, como si la cosa no tuviera importancia.
Sarah baja la mirada por un instante, pero no se va. Alison siente la incomodidad llenando el aire entre ellas.
Durante años, se había imaginado cómo sería volver a ver a Sarah, cómo se darían cuenta de que, a pesar de todo, su amistad era lo suficientemente fuerte para sobrellevar el silencio que las había separado. Pero ahora, de pie frente a ella, Ali solo siente una mezcla de resentimiento y tristeza. No se parece en nada a lo que había imaginado.
—Este... creo que este es tu pedido, —Ali dice finalmente, empujando una bolsa de papel por el mostrador sin mirarla directamente.
Sarah toma la bolsa, pero en vez de dar media vuelta y marcharse, se queda ahí, tamborileando con los dedos sobre el borde de la bolsa y mordiéndose el labio, como si estuviera buscando las palabras correctas.
—Hace mucho que no hablamos, ¿no? —dice, con una sonrisa tenue que intenta romper el hielo.
Alison mantiene la mirada en el mostrador, intentando parecer indiferente, aunque sabe que el dolor de la vieja herida se está despertando, apenas bajo la superficie.
—Sí, bastante —responde Alison, dejando escapar la palabra con un ligero tono de resentimiento que no logra disimular.
Hay un momento de silencio en el que ninguna de las dos se atreve a mirarse. Alison siente el impulso de preguntarle por qué se alejó, por qué no estuvo ahí cuando la necesitaba, pero las palabras se le atascan en la garganta. Porque en algún punto había dejado de buscar explicaciones y simplemente había aprendido a aceptar el vacío que Sarah dejó en su vida.
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ocean eyes
Fanfiction-𝘾𝙖𝙣'𝙩 𝙨𝙩𝙤𝙥 𝙨𝙩𝙖𝙧𝙞𝙣𝙜 𝙖𝙩 𝙩𝙝𝙤𝙨𝙚 𝙤𝙘𝙚𝙖𝙣 𝙚𝙮𝙚𝙨 『𓁷 ᴊᴊ ᴍᴀʏʙᴀɴᴋ x ᴏᴄ 𓁷』 -𝘴𝘦𝘢𝘴𝘰𝘯 𝘰𝘯𝘦