Me aferro a su cuello olvidándome de todo lo que existe fuera y centrándome finalmente en lo que ambos hemos deseado desde siempre. Acarició la piel de su rostro recién afeitado deleitándome con el atractivo que Cassian detona.
Sujeta mi cuello y dejo que me atraiga a su boca perdiéndome en sus labios haciendo que me vuelva loca cuando su lengua danza con la mía en el beso caliente que nos damos. Dos golpes en la puerta del trailer me devuelven a la realidad y por simple reflejo me levanto de su regazo y apartandome intentan controlar al demonio que siento se apoderó de mí.
—¿Danika todo bien? —pregunta la voz de Maximo al otro lado de la puerta.
Mi pecho sube y baja frenético pero mis ojos están empeñados en no apartarse de su rostro. Está rojo y con la boca roja tanto por mi labial como por el beso.
—No vas a huir. —advierte en tono ronco que solo logra que mis bragas se mojen aún más.
Le doy la espalda y antes de que pueda terminar de arreglar mi vestido y tomar la palanca para quitar el cerrojo sus manos me lo impiden. Una se apodera de mi cuello ligeramente obligando a elevar la cabeza y la otra se adentra a mi vestido por un lado para tomar mi pecho.
—Dile que se vaya o nos escuchara. —habla bajo mordiendo el lóbulo de mi oreja haciendo que suelte un gemido sonoro.
Aclaro mi garganta buscando alguna fuerza en mi interior. —Dormiré un poco Maximo, voy en un rato.
—Como quieras.
Los pasos del rubio se alejan dejándonos solos nuevamente. Las piernas me tiemblan al sentir su dura erección sobre mi espalda y hace que el poco razonamiento que me quedaba desaparezca entre sus caricias. Mueve su mano sobre mi pecho masajeando y presionando con dos dedos mi pezón.
—¿Cuánto bebiste? —pregunta girándome para dejarme frente él.
—Un cóctel. Si me sales con la mierda de otra vez te juro que...—me silencia con otro beso feroz que se prende de mis labios sin ningunas ganas de soltar.
Le rodeo el cuello con las manos y dejo que me guíe hasta el sillón donde antes estábamos, esta vez nos tumbamos uno sobre el otro aún unidos por nuestros labios a los que ambos somos adictos. Saca mis senos del vestido y se prende de estos lamiendo con descontrol mientras de un tirón me arranca las bragas haciendo que me empape aún más. Su mano viaja hasta mi centro y se abre paso entre mis pliegues sintiendo mi humedad gruñe aun con sus labios sobre mi senos que moja enloqueciendome aún más.
Paso mis manos por sus abdominales acariciando mientras dejo que uno que otro jadeo se me salga de la boca. Este hombre es de otro mundo, los años en el ejército han hecho que su cuerpo sea más corpulento y perfectamente moldeado. Se abre paso entre mis piernas bajando las bermudas liberando su miembro duro el cual sujeta entre sus dedos guiandolo a mi centro. El tacto de su glande con mis pliegues, es grande y la toruta de sentirlo en mi interior hace que menee las caderas hacia él pidiendo más.
Vuelve a besarme mientras se desliza en mi interior causando incomodidad ante su primera embestida fuerte. Jadeo alto y muerdo su labios clavando mis uñas en sus hombros. Continua con movimientos fuertes complaciendome saliendo y entrando a su ritmo el cual me hace volar de placer como nunca antes en mi vida.
Este encuentro no se compara al primero que tuvimos en Turquía. Yo era una inexperta temerosa y él alguien que su prioridad era cuidarme. Ahora solo somos dos personas que se desean llenos de lujuria y que se extrañaron desde siempre empalmando a la perfección como dos piezas que fueron hechas para unirse a la otra.
Suelto gruñidos bajos a medida que continúa con sus embestidas feroces llenando mi cuerpo de placer llevándome al límite del orgasmo liberándonos juntos empapandonos mientras nos perdemos en los brazos del otro.
Se tumba a mi lado y me atrae a sus brazos dejando un beso en mi cabeza. Acomodo mi vestido y me levanto luego de unos minutos.
—¿Qué haces?
—Tengo una fiesta.
—¿Fiesta? Quedate mejor conmigo. —se sienta dejando besos en mi hombro desnudo.
—No. Le prometí a Bastian que iríamos a esa fiesta de la U y quiero ir hace mucho no bailo.
—No me dirás que pasa entre Bastián y tú.
Niego.
—Solo te aseguro que no somos pareja, le he dejado claro que somos amigos. Sé que es complicado porque estamos casados pero no quiero hablar de eso contigo.
Asiente volviendo a tumbarse en el sillon.
—¿Me crees capaz de estar con ambos a la vez?
—No. —afirma.
—Entonces deja esa cara. —me inclino y lo beso para después alejarme y ponerme los tacones.
—Fueron tres años lejos —comenta vistiéndose también. —Sigues igual de estrecha que la primera vez.
Le doy una mirada fija y está mirándome igual que yo. Su comentario me hace sonrojar pero es cierto. No he estado con ningún otro desde que tuve mi primera vez con él. Mi madre me enseñó que no cualquiera es merecedor de tocarme y que solo debo permitírselo a quien se lo merezca y me agrada a mi.
—Si tu duda es si he follado con alguien más la respuesta es no. No cualquiera es digno de Danika Tiziano Boss. —Tomo mi abrigo y escapé del lugar antes de que pueda impedirlo.
≛≛≛✪≛≛≛
La noche está en su mayor furor mis compañeros de clase bailan y beben riendo disfrutando de la música electrónica que llena el salón. Bastian ha bebido de más por primera vez desde que lo conozco lo cual ha hecho que deje de lado la tensión que siente cada que estamos en un grupo numeroso de personas.
Alice ríe entregándome otro cóctel mientras me abraza por hombros. Lo bebo sintiéndome culpable por la falta de autocontrol que estoy teniendo pero estoy eufórica, fascinada. Cada vez que cierro los ojos no puedo dejar de revivir sus besos, caricias y movimientos sobre mi cuerpo. Me encanta y quiero que se repita ya.
—¡Joder mira a Bastian! ¿Quién diría que tiene todo eso oculto tras los trajes elegantes? —río bebiendo mi cóctel mientras busco con la mirada al chico que baila animado mientras se quita la chaqueta y se abre la camisa ligeramente bailando sin timidez.
Efectivamente, Bastian es una clase de ángel perfecto que nació para ser admirado. Su rostro es divino, su cuerpo bastante bien ya que pasa todas las mañanas en el gimnasio y esa sonrisa coqueta con un toque de inocencia que enamora a cualquiera. Cualquiera que no esté enamorada de su hermano. Habla mi consciencia la cual decido ignorar.
—¿Cuánto le diste?
—Solo media botella de tequila. Vamos a bailar con él. Si no puedes con el hermano aprovecha esa delicia de hombre.
—Te prohíbo esos comentarios Alice. —Río —Pero sí está guapo. Vamos a bailar los tres.
La tomo de la mano arrastrándole a la pista de baile donde comenzamos a menear las caderas al ritmo de música latina. Todos aquí somos artistas de cierta manera y nacimos con el Don del baile ya que en pocos minutos somos el centro de atención. Bastián se acerca a mí bailando con una sonrisa en su rostro.
—Te ves preciosa, esposa.
—Hey. Estamos un poco pasados de tragos pero no como para olvidar la realidad.
—OK. Pero al menos puedes bailar conmigo ¿Por favor? —hace un puchero de lo más tierno. Río y sin poder negarme a él le rodeó el cuello cuando el ritmo de música cambia a una balada. —El azul te sienta muy bien.
—Gracias. Me gusta mucho el azul.
—Casualidades de la vida —comenta—. Como que mi hermano sea un Halcón Azul en el ejército.
Su comentario me saca de lugar lanzándome un puñal de culpa al pecho. Quizá ahora que está tan alegre debería decirle la verdad. Pero de lo ebrio que se encuentra mañana no recordará. Odio esto de estar en medio de los hermanos Arcain y peor aún porque no se cuales son sus motivos para estar distantes.
—Eres hermosa. —repite y me atrae más a su cuerpo. —¿Nunca has pensado en nosotros?
—¿Nosotros? En una cita.
—No. Somos amigos y te estas comportando extraño no más bebida para ti.
—¡Arcain!
Un grito sobresale encima de la música haciendo que ambos tiremos hacia un desconocido al que no se le ve bien debido a las luces de colores del lugar. Lo que es notorio para ambos es el arma que saca de su abrigo y apuntó en nuestra dirección.
Mi escolta y el de Bastian están demasiado lejos como para alcanzar a llegar a nosotros a pesar de que se mueven con habilidad entre la multitud.
Ambos quedamos paralizados a tal punto que no noto el momento en el que Cassian aparece y me arroja al suelo cubriéndome con su cuerpo.
La bala impacta el hombro de Bastian antes de que su escolta lo avienta al suelo cubriéndolo. Los gritos en la multitud y la gente corriendo por todo el lugar hacen que el atacante logre escapar.
—¡¿Estás bien?! —grita Cassian buscando mi rostro alejando mi cabello de la cara. —¡¿Danika estás bien?!
Asiento temblando.
—Tu...tu hermano. Cassian tu hermano. —lo miró asustada.
—Me vale mierda solo me importas tú. —susurra abrazándome hasta que su escolta nos obliga a separarnos.
—Señor hirieron a su hermano en un hombro. —avisa Tobias.
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ÁVIDA
RomanceTanto en los cuentos como en las películas y series la historia termina con una boda despampanante de ensueño mientras reímos sintiéndonos princesas al usar un vestido que nos hace flotar, pero en mi caso la boda de ensueños de cualquiera no es más...