*ੈ✩‧₊˚ Patrocinadores *ੈ✩‧₊˚

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La reunión con sus respectivos patrocinadores había llegado.

Los omegas se prepararon adecuadamente, con lindos trajes de diferentes colores, estaban listos para dar una buena impresión. Se despidieron en la puerta en un abrazo grupal.
Luego subieron en sus respectivos vehículos para ir a sus restaurantes asignados.

Checo era un mar de nervios. Alice había sido asignada a acompañar a Lando, por su último incidente con la prensa.
Aunque el y George también tendrían un agente de la empresa junto a ellos, se sentían más seguros con la pelirroja.

Estuvo mentalizando todo el camino lo que diría y como actuaría.
Una vez el auto se detuvo en la entrada principal, cerro los ojos y inhaló profundo, para llenarse de valor.

"Puedo hacerlo", se dijo así mismo.

Abrió la puerta y con la cabeza y el pecho en alto. Estaba listo para enfrentar a quien sea.

En la entrada un par de camarógrafos le tomaron un par de fotos.
Al entrar dieron el nombre de la reservación y fueron dirigidos a su mesa.

Sergio quedó impresionado por lo glamuroso que era aquel lugar.
Los techos eran altos, las mesas distribuidas de una manera secuencial, dejando espacio suficiente entre ellas. Unos candelabros gigantes colgaban del techo. El aura de la gente que estába allí gritaba dinero. Todos tenían buen porte.
Incluso el suelo en si se veía brillante.
Eso lo hizo sentir pequeño, a comparación de los demás, sintió una pizca de nerviosismo. Siguió cabizbajo a su asistente, quien lo estaba guiando a su mesa.

—Sergio, bienvenido—

Checo levantó la mirada, se sorprendió al ver al hombre frente a el.

—¿Señor Slim?— dijo confundido.

El hombre lo recibió con una sonrisa de oreja a oreja con los brazos abiertos.

—Mira cuánto has crecido, estás más lindo que antes— abrazó al pecoso.

—¿Pero como?, ¿Usted es mi patrocinador?— preguntó aún confundido.

—Así es mi niño— contestó sonriente.

Checo sintió su corazón hacerse pequeño, sus ojos amenazaban con derramar lágrimas. Pero en lugar de llorar sonrió contentó y abrazo al hombre frente a el.

—No puedo creerlo— susurró

—¿Ustedes se conocían?— preguntó el asistente, con una evidente expresión de confusión

—Oh porsupuesto que conozco a este pequeño— respondió el mayor —Tomemos asiento, enseguida traerán la comida, mientras podemos conversar —

El señor Slim sentó a Checo a su lado, mientras su asistente se sentó a su lado.

—Conocí a Sergio cuando tenía dieciséis, el brillo en sus ojos era tan determinado, que sabía que llegaría lejos.— comentó risueño

Checo no podía dejar de sonreír.

—El señor Slim fue la primera persona en creer en mi, el me ayudó a conseguir mi primer trabajo semiprofesional en Telmex— agregó.

—Oh vaya, es grandioso— dijo el asistente impresionado.

—Cuando estuvo incomunicado me preocupe mucho, intenté hablar con tus padres, pero se negaron a decir algo— A checo se le revolvió el estómago con la mención de sus padres —Di contigo por las fotografías que se hicieron muy populares, quede impresionado, ¿Cómo has estado Sergio?—

—Bien, me alegro que haya encontrado las fotografías señor, estuve incomunicado porque mis padres me quitaron el teléfono así que perdí todos los números, lo siento mucho— respondió cabizbajo, avergonzado por ser un niño aún.

          

—Siguieron siendo igual de gruñones— murmuró en su oído, haciendo reír al menor.

La comida fue servida, toda la tensión que había estado al principio se desvaneció rápidamente. Apesar de que el señor Slim era un magnate, era el hombre mas carismático que Checo conocía, era lo más cercano que había tenido de un padre.

La cena transcurrió tranquilamente, entre conversaciones ligeras y divertidas, Checo le contó lo que estuvo practicando, la entrevista y las secciones fotográficas, el mayor escuchaba atento a cada cosa que decía el pecoso, que estaba emocionado.

Finalmente, después de revisar minuciosamente los términos y detalles de cada pagina por parte del asistente de sergio y el secretario del señor Slim, Checo y el mayor firmaron el contrato de patrocinio.

—Muchas gracias por volver a confiar en mi señor Slim, prometo no defraudarlo— dijo emocionado

—Siempre creí en ti Sergio, nunca me has defraudado y dudo que lo hagas— respondió sonriente

Ambos estrecharon las manos, sellando el trato y después de un par de fotografías y un par de copas, habían terminado el trato.

Sergio llegó cansado al departamento, no pensaba encontrarse con el señor Slim, pero fue un completo alivió para el. Como los otros dos omegas no habían llegado, se dirigió directo a su habitación y se acostó en la cama.

 Como los otros dos omegas no habían llegado, se dirigió directo a su habitación y se acostó en la cama

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Checo rió divertido, tras revisar los comentarios de la publicación que acababa de hacer. Casi de inmediato recibió un mensaje de George.


Georgie

Te toco uno bien guapo checo 😍
A mí me tocó un árabe raro 🙄

Y pa postre ya lo conocía 🤑

Que perra envidia 😭
Ya quiero irme

Yo ya estoy en la casa y me voy a dormir, suerte con tu árabe 😘

No me dejes 😭

Apagó el teléfono, cerró los ojos y cayó rendido por el cansancio. El día había resultado mejor de lo que esperaba.





A la mañana siguiente se levantó fresco y renovado, tomo un baño y hizo su rutina de limpieza. Cuando estuvo listo bajo a preparar su desayuno, encontrándose en la cocina con un omega aún somnolientos y otro furioso.

Conversaron un poco sobre la noche anterior. Al parecer a Lando no le había ido nada mal, Alice lo estuvo ayudando cuando olvidaba que decir por los nervios, su patrocinador fue caballeroso con el toda la noche y la cena había sido agradable.

Al contrario de George que se quejaba por la terrible noche que había tenido.

—Lo peor, el hombre me miraba raro e intentaba tener contacto conmigo, el asistente no hacía nada, por más que le daba señales— presionó su frente con su mano —Y aún lo más peor es que nisiquiera firmó el patrocinio porque me pidió encontrarnos una vez más, excusándose que su secretaria habia confundido los contratos, ¿Puedes creerlo?— exclamó levantando la mano.

La frustración era notable en sus palabras y en su rostro.

—Lo siento mucho Georgie— respondió el pecoso

Se acercó al castaño y le dió un abrazó intentando confortarlo.

—Le escribí a Alice todo lo que había pasado anoche y me dijo que ella lo resolvería, espero que despidan a ese tipo— suspiró en el hombro del menor.

—¡Cómo odio a esos alfas que creen que pueden hacer lo que se les da la gana!— chilló molesto.

Lando que se estaba durmiendo en la mesa se levantó sobresaltado por el grito de George.

—Casi me matas George— se quejo, frunciendo el ceño

—Es que ustedes tienen tanta suerte, los odio— sollozó tirándose encima de Lando.

Checo rió divertido, mientras veía a los dos omegas discutir. Prepararon su desayuno y el resto de la tarde se dispusieron a descansar en la comodidad del departamento, Fernando los dió el dia libre.

Los tres estaban acostados en el sillón, cada uno con sus respectivas mascarillas hidratantes, conversando de vez en cuando.

—¿Ya les llegó el celo?— preguntó George

—A mi me llegó hace 3 meses, supongo que el próximo está por venir— respondió Lando sin importancia.

—¿Cómo lo sobrellevaras?— preguntó Checo

—Con supresores, Dah— respondió

—¿A ti ya te llegó Checo?— pregunto George

El menor se sonrojo avergonzado, quedó en silencio sin responder. A lo que
George se levantó dirigiendo su mirada al pecoso.

—Es que.... Yo aún no tengo mi celo— respondió apenado.

—¿Encerio?— dijeron los omegas al mismo tiempo, ambos sorprendidos.

—Si .... es porque soy un Omega recesivo, el médico de mi familia nos explicó que el celo de un Omega recesivo viene de vez en cuando, porque no tenemos un ciclo exacto de calor y cuando llega es algo leve, como un resfriado— informó jugueteando con sus manos.

—Vaya, no sabía esas cosas— susurro Lando

Checo se puso triste, su amistad con los omegas había terminado para el, pensó que lo iban a juzgar y empezarían a tratarlo mal por ser un Omega recesivo, pero en su lugar las reacciones fueron diferentes.

—Que afortunado — rió George —Almenos no tienes que aguantar lo fastidioso y doloroso del celo Chequito—

—Daría lo que fuera por ser recesivo — resopló Lando

Sergio rió bajito, dejando salir el aire que había estado conteniendo, los omegas que tenía en frente deseaban tener su condición, sin embargo su familia siempre lo habia rechazado por eso. Una pequeña espina se clavo en su corazón por los recuerdos. La vida es tan  irónica.

Continuaron conversando después de eso, sin imaginar que apartir de las siguientes semanas su vida y su rutina diaria cambiaría.


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Aviso.

Me disculpo si tardo en actualizar, estoy estudiando para mi examen de ingreso y el tiempo se me ha reducido un poco.

Pero prometo intentar subirles un capítulo por semana 💖

Gracias por leer <3

VOSS MODELWhere stories live. Discover now