Capitulo 8

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Me desperté bruscamente cuando una doncella entró en mi habitación.

—Princesa, el rey Magnus la requiere en su estudio—dijo con una voz tímida.

Me levanté de la cama, aún adormecida. ¿Qué necesitaba Magnus ahora? Ya empezábamos mal el día. Después de un rápido baño, me vestí con algo sencillo y me dirigí hacia el estudio de Magnus. Estaba rodeado de papeles y documentos, pero cuando me vio, los dejó de lado.

—Amelie, ¿cómo amaneciste? Te ves radiante esta mañana—dijo con una sonrisa burlona.

—¿Qué quieres, Magnus? — pregunté, molesta. —No entiendo por qué me has llamado tan temprano.

Magnus se río.

—La princesa se levantó de mal humor hoy, ¿eh?

Mi irritación aumentó cuando escuché sus palabras. —¿Qué es lo que quieres decirme?

—Solo quería informarte que la fecha de la boda se ha cambiado— dijo con una sonrisa.

—¿Qué? ¿Cómo que se ha cambiado? —pregunté, sorprendida.

—Tengo que viajar mañana y, como rey, debo presenciar la boda. Así que decidí cambiar la fecha para hoy.

—Futuro rey, querías decir. El título aún te queda grande.

La sonrisa de Magnus desapareció.

—Cuida cómo me hablas, princesa. No sabes qué consecuencias podría tener.

—No te preocupes, Magnus— dije con desdén. —Ambos sabemos que, si te atreves a tocarme siquiera un pelo, la alianza se acaba y no te puedes dar ese lujo.

—estás en lo correcto princesa, pero no necesito ser yo quien se ensucie las manos. Nunca lo hago, te eso en cuenta.

Eso último me provocó un escalofrío Magnus ya no me estaba hablando en el tono burlón que suele usar. Estaba serio y con la mandíbula tensa.

—Syntia se encargada de organizar la boda, las doncellas te harán llegar el vestido que escogí para ti, tienes hasta las seis para estar lista. —declaro mientras volvió al papeleo que tenía sobre la mesa- puedes retirarte.

Salí del estudio dirigiéndome a la cocina, me moría de hambre.

En la siguiente media hora comí y fui a la cuenca de dragones. No había visto a Dynamis es toda la semana gracias al entrenamiento que tenía con Ryder. Cuando llegue me encontré con Zaira la cual estaba pálida como si hubiera acabado de morir.

—¿Zaira estás bien? —le pregunté con intriga

Ella dudo antes de responder

Entramos a la cueva y él ni siquiera se volteó. Tampoco quería que lo hiciera.

—Psss, psss—empezó a hacer Zaira mientras volteaba los ojos hacia donde Ryder.

—¿Por qué parece que estás llamando a un gato y que se te van a salir los ojos? —la molesto, fingiendo que no entendí la intención con la que lo hizo.

—Mira a ese bombón— dijo Zaira, sin contener su entusiasmo. —Es la cara más perfecta que he visto en toda mi vida, y uff esos músculos. Y el arito... ¿viste el arito? Seguro le mide más de 20.

—¡Zaira! — le dije mientras intentaba contener la risa.

—¿Qué? Me vas a negar lo obvio—dijo riéndose. —Voy a hablar con él. ¿Cómo me veo?

—No lo hagas, te arrepentirás—dije, afirmando lo que ya sabía. —Es un asco de persona.

—¿Por qué lo dices? Si tiene cara de ángel—preguntó Zaira.

Secretos y coronas [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora