21.

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Nylah

Como me lo prometió, Raelyn me deja acompañarla el día que finalmente ha pactado para conocer a su amigo de internet.

Llegamos a un parque que no luce muy concurrido, de hecho, apenas parece ser visitado por personas.

De entrada, eso llama mucho mi atención, aumentando mi desconfianza, pues sin importar que Anaya no hubiese encontrado nada que lo dejase ver como un criminal, sigo sin poder confiar en ese tío. No sé, es cuestión de instinto, y el hecho de que haya citado a Raelyn en un lugar tan solitario me confirma que hago bien en desconfiar. También agradezco haber convencido a mi hermanita de permitirme acompañarla, pues tengo la sensación de que habría aceptado sin dudar verse sola con alguien a quien no conocía de nada en un sitio como aquel donde apenas pasaban unos pocos transeúntes.

Una nerviosa Raelyn toma asiento en uno de los asientos del parque y la acompaño sentándome a su lado. Cuando está muy nerviosa tiene esa cierta manía de rasguñarse, por lo que en ese momento sus palmas están enrojecidas mientras sucumbe a su mal hábito. La detengo cuando agarro sus manos entre las mías dándole un apretón. Mi hermanita pone sus ojos en mí.

—Calme —pido.

Asiente tranquila.

—No... le dije que vendría acompañada —me cuenta.

— ¿No lo hiciste? —pregunto.

Niega.

—No.

—¿Por qué no le dijiste que vendrías acompañada?

Raelyn se encoge de hombros relamiendo sus labios.

—No sé, supongo que porque no sabía cómo decirle sin que se sintiese ofendido.

Anarco una ceja.

—¿Ofendido?

—Sí, bueno, en realidad sin que creyera que tenía miedo de él o que no confiase lo suficiente para venir sola, porque sí que lo hago. Confío en él —dice con total seguridad, y quiero decirle que no está bien que confíe tan ciegamente en alguien en quien no conoce de nada y que la ha citado en este sitio, pero deseo evitarme una nueva pelea así que prácticamente me muerdo la lengua.

—Bien, ¿y te dijo por qué te ha citado en un sitio tan... intimo? —digo, por no decir solitario y que se presta para cosas muy malas.

—Precisamente por eso, porque es íntimo. —Pone una sonrisa tonta que no me gusta ni un pelo—. Es un chico muy introvertido, tiene problemas para estar en sitios donde haya muchas personas. Digamos que le tiene fobia a las multitudes, así que por ello eligió este sitio.

Nada de lo que acaba de decir me cuadra, me parece más a que ese tío intenta aprovecharse de la inocencia de mi hermana, la cual es demasiado para este jodido mundo cruel y lleno de personas malas, crueles y con intenciones turbias, aunque prefiero guardarme el comentario y espero pacientemente junto a Raelyn ver a aparecer al individuo.

Sin embargo...

Pasa una hora, dos y tres mientras lo esperamos aparecer, mas, no lo hace. La tristeza en los ojos de Raelyn es desgarradora. Seca un par de lágrimas que no ha podido ocultar que derramó.

—Lloro porque tenía muchos deseos de conocerlo. Había esperado meses para al fin poder reunirnos, sin embargo, estoy segura de que no ha querido dejarme plantada. El jamás lo haría. Es seguro que se le ha presentado un contratiempo —suspira hondo—, y no ha podido avisarme. Seguro después se comunica y me explica —dice, confiada.

INCESANTE LOCURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora