¿Fue casualidad? - BUDDIE[BUCK Y EDDIE]

Dudas

EDDIE

Después de la cena que organizó Maddie (la cual salió de lo más bien), empecé a tener dudas sobre mi relación con Buck.

No me malinterpreten, no es que tenga dudas sobre mis sentimientos por él; esos están más que claros. Amo a Buck, lo sé en lo más profundo de mi ser. Es mi compañero, mi mejor amigo, y ahora, mi pareja. Pero es todo lo demás lo que me hace cuestionarme. La parte de nuestra relación que todavía mantenemos en secreto, las miradas furtivas y los gestos disimulados cuando estamos en la estación.

En casa, todo es tan fácil. Chris lo adora, y verlos juntos me hace sentir que tomé la decisión correcta. Pero cuando estamos con los demás, siento esa presión, ese peso de lo que podría pasar si lo hacemos público. ¿Cambiará la forma en que nos ven en la estación? ¿Nos tomarán en serio cuando estamos de servicio? No quiero que piensen que pongo a Buck por encima de mi trabajo, aunque eso a veces se sienta inevitable.

Recuerdo la conversación que tuvimos después de la cena, cuando Maddie y Chris ya se habían ido a dormir. Buck y yo nos quedamos limpiando la cocina. Se veía relajado, casi feliz, mientras me pasaba un plato para secar. Me miró, y por un momento sentí que iba a decir algo, pero en lugar de eso solo me sonrió.

—¿Estás bien? —me preguntó.

Asentí, aunque en mi interior algo se removía. Quise decirle lo que estaba pensando, pero no encontré las palabras. ¿Cómo explicarle que no es él, sino el mundo alrededor lo que me preocupa? ¿Cómo decirle que mi miedo no es amarle, sino lo que podría suceder después de que lo digamos en voz alta?

Buck me conoce lo suficiente para saber cuando estoy guardándome algo, pero decidió no insistir. Me dio un beso en la mejilla y me dijo que lo habláramos cuando estuviera listo. Y aquí estoy, días después, todavía sin saber qué decir.

A veces pienso en hablar con Hen. Ella siempre ha sido honesta conmigo, y sé que no me juzgaría. Podría darle una perspectiva diferente, tal vez ayudarme a ver las cosas desde fuera. Pero incluso eso me pone nervioso, porque significaría que ya no puedo retroceder, que tendría que enfrentar esta conversación con Buck.

Y sé que, tarde o temprano, tendré que hacerlo.

He estado dándole vueltas a esto durante días. Me encuentro observando a Buck en la estación más de lo que debería. Lo veo reír con Chim, compartir una mirada cómplice con Hen, y no puedo evitar pensar que ya todos lo saben, que lo ven tan claro como yo lo siento. Pero nadie dice nada, y esa incertidumbre me tiene al borde.

Hoy en particular, después de un turno largo, decidí que no puedo seguir así. No puedo guardar estos pensamientos solo para mí. Sé que hablar con Buck es la opción correcta, pero antes de hacerlo, necesito ordenar mis ideas, entender si realmente estas dudas vienen de mí o si solo estoy anticipando problemas que ni siquiera existen.

Encuentro a Hen en la sala de descanso, tomando un café, como si supiera que la iba a necesitar en este momento. Me acerco, sintiéndome un poco incómodo, porque hablar de esto en la estación se siente como cruzar una línea invisible. Pero Hen siempre ha sido alguien con quien puedo ser honesto, así que me armo de valor.

—¿Tienes un segundo? —le pregunto, sentándome frente a ella.

Me mira, con esa expresión que solo Hen tiene, como si ya supiera lo que voy a decirle. Da un sorbo a su café y asiente.

—Claro, Eddie. ¿Qué pasa?

Suspiro, intentando encontrar las palabras. No es fácil para mí ser vulnerable, pero necesito esto. Necesito decirlo en voz alta.

—Es sobre Buck y yo. Sé que no hemos sido exactamente discretos, y creo que ya lo sospechas...

Hen sonríe, un gesto que no es burlón, sino comprensivo.

—Sí, Eddie. No soy ciega. Creo que nadie aquí lo es.

Mi corazón late fuerte al escuchar esas palabras. ¿Nadie? Por un lado, es un alivio; por otro, es exactamente mi mayor temor confirmado.

—¿Entonces ya lo saben? —pregunto, sorprendido por lo temblorosa que suena mi voz.

—Bueno, no es que hayas hecho un anuncio público —dice Hen, riendo suavemente—, pero la forma en que se miran, la forma en que actúan el uno con el otro... es difícil no darse cuenta.

Me dejo caer hacia atrás en la silla, sintiendo el peso de mis preocupaciones desvanecerse un poco.

—¿Y qué piensan? —insisto.

Hen se inclina hacia adelante, con una expresión seria.

—Eddie, todos aquí quieren lo mejor para ustedes dos. Buck es parte de esta familia tanto como tú. Lo único que nos importa es que sean felices. ¿Es eso lo que te preocupa? ¿O es otra cosa?

La pregunta me toma por sorpresa. Siempre he pensado que era el juicio de los demás lo que temía, pero ahora, con Hen mirándome de esa forma tan comprensiva, me doy cuenta de que quizás hay algo más profundo.

—No es solo eso —admito, casi en un susurro—. Es cómo podría afectar nuestra dinámica aquí. No quiero que cambie la forma en que me ven, ni la forma en que ven a Buck. Y también... tengo miedo de que esto sea demasiado para él, de que la presión lo haga retroceder.

Hen se queda en silencio por un momento, como si estuviera eligiendo sus palabras cuidadosamente.

—Eddie, tú conoces a Buck mejor que nadie. Y si algo he aprendido sobre él es que cuando ama, lo hace con todo su corazón. No va a retroceder porque esto es difícil. Y si algo cambia aquí, será para mejor, no para peor. Porque ver a dos personas felices no es algo que pueda destruir lo que tenemos, sino fortalecerlo.

Sus palabras me llegan, más de lo que esperaba. Me doy cuenta de que estaba buscando una respuesta externa cuando la verdad es que ya la tenía dentro de mí. Buck y yo estamos juntos, y eso es lo que importa. Todo lo demás podemos enfrentarlo juntos.

—Gracias, Hen —digo sinceramente.

Ella sonríe, dándome una palmada en el hombro.

—Cuando estés listo para decirlo en voz alta, aquí estaremos para celebrarlo. Mientras tanto, disfruta de lo que tienen, Eddie. No todos encuentran algo así.

Me quedo en la sala un momento más, mirando hacia la puerta, donde puedo ver a Buck charlando con Bobby y Chim. Sonríe, y al mirarme, sus ojos se suavizan, como si supiera que algo ha cambiado dentro de mí.

Y quizás lo ha hecho.