Habían pasado apenas cuatro días. Y de alguna forma ninguno sentía que en la casa hubiera paz o alegría, habían veces en que Julian se desquiciaba y empezaba simplemente a gritar. Eso asustaba a todos, más a los pequeños. Kate no lo soportaba. Hubiera dado cualquier cosa para que Julian fuese libre de nuevo, libre para ser ese hombre tan serio, formal, y de mirada minuciosa, aquella que tanto conocía, aquella que tanto amaba.
« ¿Aun me recuerdas allí adentro? Por favor no me olvides. »
Muchas veces tuvo que desobedecer a Ethan y adentrarse en el cuarto. Le gustase o no, ella era la esposa de Julian. Ella iría por su mejor amigo, y nadie iba a impedirle eso.
A veces se quedaba por horas hablándole a Julian, quizás con la esperanza que alguna de esas palabras le llegaran. Este jamás le contestaba y a veces hacia el ademan de querer levantarse para cargar contra ella. La cadena se lo impedía, poco a poco fueron soltándoles un poco el agarre al notar las marcas que se estaban formando en sus muñecas. Toda esta situación le dolía, casi como si aquellas heridas las llevara ella y no el.
« Aceptaría que fueran mías. Siempre y cuando tu estuvieras intacto»
Sentía impotencia al verlo y no poder hacer algo al respecto. Quería liberarlo, lo había visto demasiadas noches en vela como para ser capaz de llegar a pensar, en que si se topara con aquella mujer sería capaz de matarla. No era un pensamiento que le agradara, pero no soportaba ese dolor en el pecho que se le formaba al verlo lastimado.
Todas las noches, los 5 se sentaban en la mesa y leían grueso libros libros de texto antiguo sobre la magia, no sabían que pretendían encontrar en ellos, quizás una especie de cura, o algún contra hechizo, a pesar de que aquel brujo Ezequiel dijera que era imposible, ellos querían creer en las imposibilidades. Y en que estas podían romperse. Y mientras hubiera amor y esperanza, sabían que nunca se rendirían.
Aun no estaban completamente rotos.
-¿Algo?- pregunta Kate
Los niños niegan.
-¿Ethan?
Su amigo solo tiene los ojos fijos en el libros frustrado. -no...- suelta en un suspiro casi audible
La expresión de su rostro casi esperanzado se deshace.
-Vayan a la cama- pide Ethan a los niños
Ellos se levantan – tu no.- dice
Charlie lo mira sorprendido, pero hace caso. Se detiene.
Kate le da un beso de buenas noches a Max y Oliver.
-¿Estan bien?- le pregunta Kate a Charlie una vez sus hermanos desaparecen escaleras arriba
-Oliver extraña a Julian- dice, luego mete sus manos en sus bolsillos – Y Max casi no habla. De hecho, no habla- se corrige – a menos que le preguntes algo directamente. Se esta encerrando en su silencio, y eso no es bueno.
-Yo hablare con el – dice Kate
Ethan asiente y se pone de pie – los dos- dice – suban y vayan por un abrigo
-¿Un abrigo?- pregunta Charlie confundido
-Vamos a salir
-¿Salir?- murmura confundido -¿A dónde?
Los ojos azules de Ethan brillan por el reflejo de la vela encendida sobre la mesa -vamos al mundo de lo oculto
Charlie y Kate se miran, pero asienten.
Ir al mundo de lo oculto no era nada nuevo a estas alturas. Habían estado yendo y viniendo desde que todo comenzó, solo con la esperanza de encontrar pistas. Quizás Ethan tenia una buena razón por la que quería ir.
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Corazon de cristal
FantasyKate ha tenido un solo mejor amigo en toda su vida, el mejor amigo de su infancia; Julián. Actualmente, ella recuerda vagamente a aquel muchacho que conoció cuando era niña, desde que él se mudó perdió totalmente el contacto con él. Años después ell...