Capítulo 8: La Reunión de Nobles, Parte 8: El Almuerzo en el Jardín

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La tarde estaba en su apogeo, y el jardín de la mansión, adornado con la luz suave del sol, se preparaba para el almuerzo especial en honor a Luka y sus invitados. Un banquete exquisito había sido dispuesto sobre una mesa larga y adornada con flores frescas, rodeada de árboles cuyas sombras daban un aire de calma al ambiente. Sin embargo, el centro de la escena no era la mesa ni la comida; era Luka, cuya presencia dominaba no solo el jardín, sino también los pensamientos de todos aquellos a su alrededor.

Los herederos y miembros de la familia ducal, todos marcados por su devoción hacia él, se encontraban listos para atender a cada uno de sus deseos. Luka se encontraba recostado sobre el regazo de uno de los herederos, un joven de rostro sereno que lo sostenía con una mezcla de orgullo y adoración, como si el simple acto de tenerlo cerca fuera una honra sagrada. Luka, cómodo en aquella posición, se dejó atender, observando el jardín con una expresión de satisfacción serena mientras sus devotos se encargaban de cuidarlo con una entrega total.

A su lado, uno de los hijos de los nobles le ofrecía pequeñas porciones de fruta, que Luka aceptaba sin prisa, saboreando cada bocado con calma mientras otro de los herederos, atento a cada uno de sus gestos, le limpiaba cualquier resto que quedara en la comisura de los labios, recogiendo la fruta sobrante con sus propios dedos antes de llevarla a su boca. Cada gesto era un ritual de devoción, como si el privilegio de atender a Luka fuera un honor que todos compartían.

Mientras disfrutaba del almuerzo, otro de los jóvenes nobles se encontraba a sus pies, masajeándolos con movimientos cuidadosos, presionando con suavidad en cada punto, asegurándose de que Luka sintiera el máximo confort en cada momento. Los demás observaban con una mezcla de respeto y envidia, esperando el momento en que les llegara su turno para atender alguna de sus necesidades o simplemente ser los elegidos para recibir su atención.

A su alrededor, otros dos herederos, deseosos de captar su favor, permanecían cerca, esperando con paciencia. Luka, consciente de la admiración que reflejaban sus ojos, se permitió acariciar suavemente el cabello de uno, quien cerró los ojos con una expresión de calma profunda, disfrutando de aquel simple gesto como si fuera la recompensa más preciada.

La escena en el jardín era tan serena como devocional. Cada joven que rodeaba a Luka lo miraba con una mezcla de anhelo y reverencia, atento a cada uno de sus movimientos, buscando cualquier señal que indicara que deseaba algo más. Mientras Luka disfrutaba del ambiente, los sonidos suaves de las hojas meciéndose al viento y los murmullos respetuosos de sus devotos parecían fundirse en una atmósfera de obediencia tranquila.

Para cada uno de los presentes, atender a Luka en aquel almuerzo era un privilegio absoluto, una demostración de la devoción que había cultivado en cada uno de ellos. Los jóvenes, así como los herederos y los nobles presentes, comprendían que su deber era satisfacer cada deseo y cada capricho de Luka, sin cuestionamientos, entregándose con una obediencia que iba más allá de cualquier tradición o obligación. La mansión, el ducado y ahora también los herederos de cada casa noble se habían convertido en el reflejo perfecto del poder y dominio que Luka ejercía sobre todos ellos.

Renacer en las sombras de otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora